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Cerca de cuadrar

  • El Unicaja sella un solvente triunfo ante el Gran Canaria para ir por derecho a la Copa

  • Domina Shermadini (23 puntos) y Nedovic (10 asistencias) provee a los demás

El Unicaja ha metido el turbo en la primera situación delicada de la temporada. Cerró 2017 perdiendo un partido que se antojaba muy dañino en Bilbao. Su reacción para asegurar su presencia en la Copa del Rey, que peligraba, ha sido brava y contundente. Sin dejar de competir en la Euroliga ha amarrado su billete a Gran Canaria con un cuatro en raya, victorias ante Valencia, Barcelona, Obradoiro y el equipo canario. Todos han estado el grueso de la primera vuelta por encima, los dos primeros continúan aún. El último en caer fue el organizador, que entrará en el torneo del KO por tal condición porque la derrota de ayer (94-87) le deja noveno al acabar la primera vuelta.

Plaza es optimista y asegura que hay margen de mejora para crecer, pero la cuadratura del equipo parece cercana. Ha ganado el Unicaja ocho de los últimos 12 partidos. Repetir esa secuencia de aquí hasta final de temporada sería un pasaporte a pensar en algo muy grande. Contra rivales de máximo nivel ha crecido el equipo. En el último mes, Barcelona, Valencia, Real Madrid o Maccabi han hincado la rodilla. Son señales evidentes de la mejora de un equipo que es fuerte en defensa, pero que también sabe ganar ya en niveles altos de anotación, sobre todo en Málaga.

9/9Libres. Shermadini solventó desde la personal todas las faltas que padeció

Se ve el fruto del trabajo de meses anteriores y hay detalles que ilusionan, como el reparto de roles. Miércoles y viernes ilusionó Soluade mientras Salin estaba en el diván y el finés vuelve con su mejor partido, con 17 puntos. Atacó a Eriksson, el mejor triplista de la competición, y el Unicaja desactivó (1/9 en tiros de campo) al sueco. Encuentra también, cada vez más, el equipo a Shermadini. El georgiano metió 23 puntos, tope vestido de verde, con sólo dos fallos en el tiro. Esa fiabilidad desde la personal es una bendición para un hombre grande (9/9). Tiene que extrapolar esos números a la Euroliga, rinde mejor en la Liga Endesa. Es verdad que no parece acusar el vaivén de partidos dentro de la dosificación que le dedica Plaza. Rara vez, ayer sí, supera los 20 minutos.

También ilusiona ver a Nedovic aumentando registros. El viernes se puso el mono de trabajo para defender como nunca al Madrid. Ayer, infiltrado en una mano, ofreció un recital de asistencias. 10, nada menos, su tope como cajista. De todos los colores y a casi todos los compañeros. Algunas de mucha calidad. Su facilidad para el desborde se lo permite. Además, 11 puntos. Algún tiro de los suyos cayó, pero leyó bien las situaciones para castigar la defensa del Herbalife. Igual no brillan tanto numéricamente, pero el tridente de seguridad defensiva, Albert-Suárez-Augustine, casi siempre está de guardia. Seguramente los momentos en que más cerca se estuvo de romper el partido fueron por su labor.

Tenía bajas el Herbalife, importantes en todas las líneas. Oliver, Paulí y Báez son esenciales en los planes de Luis Casimiro, técnico que dejó grato recuerdo en Málaga. Sirvió esa etapa para relanzar su carrera. En Gran Canaria intenta optimizar a un equipo con piezas interesantes. Ante las bajas, por ejemplo, ayer ideó una versión de torres gemelas con Pasecniks y Balvin, 2.16 y 2.17 metros. Ambos hicieron daño, sobre todo el checo. También explica su uso que Shermadini dispusiera de tantos minutos. Es raro ver a siete pies jugar más de medio partido.

En las coordenadas del duelo influían los tres partidos en cinco días del Unicaja y esas tres bajas importantes del Gran Canaria. Pero el calendario obliga a olvidarse de excusas (que son reales) para competir cada día. A eso ayuda el nivel de la Euroliga. Ayer se notaba en la pista del Carpena qué equipo compite cada semana contra los mejores de Europa. Exige pero otorga unos niveles de sufrimiento y exigencia que ante rivales que no están se hacen notar. El Gran Canaria hizo un partido bueno. Defensivamente quizá mejorable. Le penaliza que le cuesta anotar de tres. En el resto, batalló como el rebote del Unicaja y supo crear puntos fáciles al contragolpe.

Amenazó con romper el Unicaja (20-14) tras una salida anotadora, pero rápidamente el Gran Canaria devolvió parcial (26-31). Estiraba con Nedovic al final del segundo cuarto (47-42), con coordenadas de puntos bastante altas. Pero no se sentía incómodo el Unicaja en esos registros.

McCallum hacía un partido errático en el tiro. Fallaba situaciones abiertas claras. Pero no jugó mal el equipo ofensivamente a sus órdenes. Debe ser consciente de que esos lanzamientos son un extra a su tipo de juego, algunos días entrarán y otros no. Debe castigar en campo abierto y atacar el aro para anotar o pasar. Seguramente una cosa lleve a la otra. Sería capital una canasta suya en el último minuto, la única que no fue tiro corto o bandeja. Falló cuatro triples y dos tiros libres. Pero metió la más difícil para liquidar un partido bonito de ver, con muchas alternativas y rachas. El Unicaja había colocado una distancia de seguridad, el Gran Canaria no se llegó a colocar a tiro. Osciló entre los cuatro y los 11 puntos la distancia hasta el final. Esa canasta de McCallum dio pie a un carrusel de tiros libres en el que el Unicaja salió ileso. El billete estaba reservado y pagado, pero verlo impreso sobre el centro de la pista gustó. Sobre todo porque se está cerca de cuadrar el círculo.

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