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Nedovic quiere un título

  • El Unicaja jugará una final europea 16 años después tras otra gran victoria ante el Lokomotiv en ambiente eléctrico

  • El serbio lidera (21 puntos)

  • Hapoel o Valencia, rival

Nemanja Nedovic celebra el pase a la final tras acabar el partido.

Nemanja Nedovic celebra el pase a la final tras acabar el partido. / javier albiñana

El Unicaja llegó imperial, en una carroza de fuego, hasta una final europea 16 años después. Accedió a la Euroliga para estar 15 años ininterrumpidos con un título y ahora se ve a dos victorias de regresar a ella tras alzar otro trofeo. Un ambiente eléctrico y 11 hombres con fe tumbaron al Lokomotiv Kuban (74-63), en una victoria tremenda y con ribetes históricos, con una atmósfera que se acercó a lo que se vivió para acceder a la Final Four en 2007. Esperan Valencia o Hapoel, la Fonteta dicta sentencia el miércoles.

Tipos nacidos en Brazzaville (Congo), Nova Baros y Prizren (Serbia, ahora Kosovo también), California, Kentucky, Louisiana e Illinois (Estados Unidos), Tuzla (actual Bosnia-Herzegovina, aunque esloveno de pasaporte), Torun (Polonia), Aranjuez, Madrid y, por supuesto, Málaga. Con un barcelonés, apoyado por otro malagueño y un sevillano, a los mandos. Con preparadores físicos, fisios y gente de las oficinas de la casa, con ADN de Los Guindos. En fin, con un jugador como Nemanja Nedovic, de calibre superior, de equipo de Final Four de Euroliga. La suerte (y la apuesta que se hizo) es que se le disfruta en Málaga. Y hay que exprimirle para que conduzca al Unicaja a la gloria, de momento lo ha guiado a la antesala. Metió 21 puntos y apareció cuando hacía falta, como en Múnich, como tantas otras veces. Metió varias canastas de una calidad suprema, como sólo los grandes saben. Con él, Fogg, un iluminado que cree que es posible meter una canasta con una venda en los ojos (16 puntos). Y Omic, que va al dentista cada vez que pisa los 4.60 pero que contagia ese aire irreverente y tribunero. Se multiplicó para paliar la baja de Musli. Así hasta el final. Okouo, el alma de este equipo, Alberto Díaz, Smith, Waczynski, un gran Dani Díez, Suárez, Brooks, hasta un inédito Lafayette. De ellos es este día grande, una noche inolvidable. "Una gran noche", que sonaba Raphael antes y después del partido, con seguimiento por parte del público. En fin, uno de esos días que se recuerdan.

Fue Nedovic quien arrancó la moto, con dos triples y una asistencia (9-0) para provocar un tiempo muerto de Obradovic. Fue la distancia de seguridad de la que ya no se bajaría en el partido. Digamos que el factor Carpena más el serbio colocaron el 10-0 del que se habla, los 10 puntos extra por jugar en casa. En general, fue un primer cuarto extraordinario, inigualable en intensidad y acierto. Amedrentó al Lokomotiv, que estuvo varios niveles por debajo de lo esperado. Pero hay que darle el crédito a un Unicaja que defendió hasta el extremo para conseguir un colchón de seguridad que le permitiera llegar a la final.

27-11 fue el resultado, con una gran canasta de Fogg, que también carburaba, tras un costa a costa sobre la bocina del primer tiempo. El huracán había dejado un panorama muy tentador, para pensar que era pan comido. Bajó el acierto, era lógico, conforme pasaban los minutos. El Lokomotiv tenía algo de orgullo y no tiene mala plantilla. Posee jugadores talentosos, a los que el Unicaja ha reducido a la mínima expresión. Pasó un momento delicado tras un 32-13 que parecía humillante. Un parcial de 0-9 devolvió al Lokomotiv al encuentro. Pero sabía sufrir el Unicaja para mantener el mando al descanso (37-24).

Siguió la anotación baja en el tercer cuarto, con el Lokomotiv Kuban quemando naves para intentar meterse en el partido. No conseguía bajar de los 10 puntos de renta del Unicaja aunque tuvo alguna bola. Cada canasta se cotizaba cara. Alen Omic sufría con los tiros libres y el equipo ruso entraba con la fuerza de un elefante al rebote de ataque. Le costaba al Unicaja tener fluidez y un triple de Dani Díez daba vidilla al final del tercer cuarto (53-42). La batalla era muy física y el acierto escaso. Bajó de los 10 puntos el Lokomotiv, pero Nemanja Nedovic quiere jugar una final. Y quiere ganar la Eurocup. Se encargó de reducir los últimos coletazos del equipo ruso. Buen cuarto final también de Dani Díez, aportando puntos cuando hacían falta y cogiendo algún balón dividido. El rebote seguía haciendo daño, pero no había manera de que se le escapara al Unicaja la tercera final de su historia a nivel continental, la tercera de Joan Plaza en esta competición en su tercera participación. Su idilio con ella lo trajo a Málaga. Y sueña ahora con alzar el título de la Eurocup, el pasaporte para regresar a la Euroliga y para recuperar la grandeza y el lugar natural del equipo en la última década y media. Hoy en día está entre los 18 mejores equipos del continente. Puede ser el 17º. Hapoel o Valencia, el miércoles se sabrá estarán enfrente desde el 28 de marzo. Lo ha conseguido el Unicaja después de superar dos eliminatorias con el factor cancha adverso. El subidón de moral es enorme. Y queda la constancia ilusionante de que Nedovic quiere un título.

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