Unicaja

Triunfo con pitos (74-70)

  • El Unicaja saca adelante un delicado partido en el que tuvo 19 puntos a favor, pero el Lagun Aro dispuso de un triple para ir a la prórroga. El público apoyó y al final abucheó

El Unicaja, ya en febrero, ganó su primer encuentro de 2013 en el Carpena. Tampoco se había vencido en Liga desde que el 23 de diciembre se derrotara al Barcelona, mes y medio sin hacerlo en la ACB. Lo hizo con fatigas y ante el colista (74-70), que dispuso de un triple nítido para mandar el partido a la prórroga. Pero Morris Finley, pesadilla durante todo el partido y MVP de la jornada, erró el lanzamiento. Es una victoria capital que, sobre el papel, otorga algo de crédito a Jasmin Repesa, al que el club refuerza de puertas para afuera.

En esencia, no fue un partido distinto de lo que se lleva observando en este mes y medio de espinas, salvo un primer cuarto notable del equipo malagueño, que fue la clave para amarrar la victorias. Tras ese parcial de 27-12, se perdieron los demás cuartos. Los 19 puntos de renta que se llegaron a alcanzar se acabarían diluyendo. Calloway, con cuatro triples en esos primeros 10 minutos, fue la lanzadera para un triunfo necesario, pero que no contentó al escaso público (3.600 personas) que acudió al Carpena, en una matinal en la que en la otra punta de la ciudad había 27.000 personas viendo al Málaga. Tras apoyar al equipo, aunque Repesa detectó murmullos que pusieron nerviosos a sus jugadores, al final decidió pitarle en su mayoría, porque también hubo aplausos. Algo nunca vez visto en el Carpena, música de viento tras ganar. También a Repesa se le silbó durante la presentación. Un símbolo de la cada vez más evidente fractura que existe.

El Unicaja tuvo una arrancada de purasangre para después hacer una parada de asno. Se detectó la mejor versión en el primer cuarto, ésa en el que equipo corre y tiene acierto desde el exterior. Porque no hay mucho más atrás de ese envoltorio vacío, en el que se depende de los bases y Zoric hasta el extremo y jugadores de alto nivel parecen otra cosa. Da pena ver a Fran Vázquez, un hombre que el año pasado fue el mejor de un equipo en un quinto partido para ganar la Liga Endesa. Es sólo un ejemplo. Pero Calloway marcó la cruz y anotó cuatro triples en el primer cuarto. Y todo fluye así más fácil. Con Zoric de socio, el alma y el espíritu de este equipo que no rebosa de esas cualidades, construyeron una diferencia que en condiciones normales debía valer para amarrar el triunfo. 14-0 de salida, 19-2 poco después, una superioridad que parecía aplastante. La cruda realidad, un poco más tarde. La primera rotación le salió mal a Repesa, que con los problemas de faltas de Panko y Fran volvería a insistir en una estructura que va camino de repetir cada vez con mayor continuidad. Dos bases y un cuatro muy pequeño, sea Vidal, Dragic (que por momentos marcó a Qyntel Woods) o Simon. El Lagun Aro, con un gran Morris Finley, un jugador de calibre Euroliga (jugó en Siena y Milán) al que las lesiones apartaron de la superélite, se enganchó al duelo en un visto y no visto, comprimiendo hasta el 31-26. Repesa devolvió poco después a pista a Calloway tras pedir un tiempo muerto y al descanso parecía haber más tranquilidad (46-36).

La sensación era que el Lagun Aro podía pelear el partido a poco que los nervios llegaran al Unicaja, que volvía a enmarañarse en ese ritmo cansino ofensivo poco fluído, en el que Vidal, combativo atrás, despachaba un encuentro horrible de manera ofensiva. El Lagun Aro pisaba el acelerador, pero no le daba todavía. Hubo una técnica de Repesa, una antideportiva a Paunic, otra a Urtasun y ésta última permitió colocar al equipo donostiarra a sólo dos puntos (62-60). Ahí irrumpió Williams, el hombre destinado a tener el balón y el más clarividente a la hora de anotar en los momentos calientes. Siete puntos llevaron la firma del norteamericano, al que se suele tachar de disoluto pero que, salvo ese bache de varios partidos al principio de enero, suele aparecer. Ayer no fue una excepción. En medio de un partido, eso sí, en el que el balón parecía untado con mantequilla por la tremenda facilidad para el despropósito. Síntoma del estado de nervios de ambos equipos.

Aun así, hubo partido. El Lagun Aro se colocó, después de que un triple de Simon se saliera de dentro, a un punto cuando Doblas anotó a falta de seis segundos. Falta rápida y dos tiros libres metidos por Williams en un momento crítico (73-70). Sito Alonso pidió tiempo muerto y diseñó una jugada en la que habilitó a Finley para lanzar un triple totalmente liberado tras un simple pase desde la banda cuando la lógica indicaba que el Unicaja debía evitarlo con una falta. El caso es que el mejor jugador del duelo tuvo el balón para mandar a la prórroga (hubieran quedado un par de segundos para el equipo malagueño, cierto es) un partido que en el primer cuarto se ganaba por 19 puntos. Finley erró y el partido se quedó en casa, aunque sin plena satisfacción. Al menos, así lo dejó caer el público. No obstante, una victoria capital.

 

Ficha técnica:

74 - Unicaja (27+19+14+14): Calloway (19), Urtasun (11), Vidal (-), Panko (4), Luka Zoric (16) -cinco inicial- Simon (5), Williams (13), Lima (-), Perovic (6), Fran Vázquez (-) y Zoran Dragic (-).

70 - Lagun Aro GBC (12+24+19+15): Salgado (7), Papamakarios (5), Paunic (14), Wooods (12), Doblas (2) -cinco inicial-, Neto (-), Rubio (4), Finley (21), Daniel Díez (-), y Ibekwe (5).

Arbitros: Conde, Sánchez Monserrat y Soto. Eliminaron al local Panko (m.28) y a los visitantes Ibekwe (m.34) y Doblas (m.40).

Incidencias: Partido de la vigésima jornada de la Liga Endesa disputado en el Palacio José María Martín Carpena ante cerca de cuatro mil espectadores.

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