El Unicaja volvió ayer a los entrenamientos después de una semana que lejos de ser atípica ha venido siendo hasta rutinaria, con tres partidos y apenas tiempo para entrenar. De hecho, lo extraño es lo que se encuentra ahora, con cuatro sesiones por delante y un doble encuentro en el Martín Carpena empezando por el viernes ante el Olympiacos. Por ello es que lo primero que hizo Joan Plaza fue intentar recuperar el tiempo perdido y sometió a la plantilla a alrededor de una hora de sesión de vídeo.

No es castigo, sino lo dicho: recuperar tiempo. Tocó comprimir lo máximo posible lo sucedido ante Barcelona, Brose y Betis Energía Plus, además de empezar con la previa de lo que se encontrarán el viernes con el Olympiacos. Hay mucho que trabajar después del pobre rendimiento que ha mostrado el equipo en estos últimos encuentros -con el Barça como excepción- alimentado por el agotamiento físico y sobre todo menta que se acusa tras un mes de aúpa, con estas dos últimas semanas bastante cargadas. Cinco partidos en nueve días de los que solo se ha ganado uno.

Ahora vendrá un periodo algo más despejado en lo que a densidad se refiere, que no en intensidad. Ahora termina la Euroliga, solo le quedan este encuentro y el del próximo jueves con el Fenerbahçe en Turquía, y entremedio se recibe al Real Madrid. Lo que vendrán a continuación serán dos meses donde el Unicaja se la sigue jugando, esta vez por estar entre los mejores en ACB. Vistas las diferencias de rendimiento económico entre Eurocup y Euroliga, el club se pone casi como obligación tener que estar en la máxima competición continental la próxima temporada y eso solo pasa por ser el mejor equipo sin licencia de la Liga Endesa.

Los rivales que restan son, tras los de Pablo Laso, Tenerife, Obradoiro, Barcelona, Valencia Básket, Bilbao, Herbalife Gran Canaria, Tecnyconta Zaragoza, MoraBanc Andorra y Joventut. Muchos rivales directos y en mente ser cabeza de serie. Objetivo complicado que solo se logra espantando los males que ahora afectan al Unicaja.