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Otra bala tirada al aire

  • El Unicaja cae en Tenerife y la cuesta de la Copa coge pendientel Paga la falta de continuidad y achaca el esfuerzo ante el Khimki

Giorgi Shermadini intenta taponar a Tim Abromaitis.

Giorgi Shermadini intenta taponar a Tim Abromaitis. / reportaje gráfico: acb media y efe

Marca un precedente el choque en Tenerife. Hasta ayer, el acorte de la rotación traía sonrisas; ayer, entre otras cosas, condujo a la derrota. La que pertrechó el corajudo Iberostar Tenerife sobre el Unicaja, que incluso tuvo en las manos de Carlos Suárez el sorpasso. Lo repelió el aro y sumaron los de Plaza la sexta derrota en ACB, la culpable de que el conjunto de Los Guindos esté hoy fuera de la Copa del Rey.

La resaca del triunfo balsámico ante el Khimki aún se padecía menos de 48 horas después. Por el empujón de confianza, pero también por los kilómetros en las piernas. Carecieron los cajistas de la marcha extra que les hacía levitar y levantar el vuelo en las últimas semanas. Faltó y se volvieron a llenar los pies de fango. Llamó la atención en jugadores que deslumbraron el jueves, como Nedovic y Waczynski. El serbio, discontinuo, se dubujó y al polaco se le recuerdan de la tarde del sábado apenas dos destellos en el primer cuarto. Tampoco encontraron ayuda desde los que salieron desde el banco, que sumaron casi 20 puntos menos que sus iguales del equipo rival.

Los estiletes no lucieron, pero tampoco los que salieron desde el banco dieron resuello

Se empina la Copa, que establecerá la criba dentro de cinco fechas. Valencia, Obradoiro y Gran Canaria en casa; Bilbao y Barcelona a domicilio. Menos los vascos, todos están dentro de la zona privilegiada, lo que habla de la dificultad a la hora de recortar. Más aún tras caer con el Iberostar, con el que se compartía balance antes del inicio del partido. Son los de Katsikaris los que marcan el corte, con una victoria más.

No disimuló el Unicaja en el Santiago Martín. Padeció sus problemas desde el inicio. Un extracto de los primeros cinco minutos bien reflejan los 35 siguientes. Para entonces, el luminoso reflejaba un 14-7. Lo paraba Plaza, que exigía a sus hombres intensidad atrás y los invitaba a no pasar por detrás los bloqueos, lo que le había costado 4 triples aurinegros. La pausa reactivó a los cajistas, que sofocaron el acierto local y desde ahí se impulsaron. Un acelerado Nedovic se sentó y el equipo recortó al final de los primeros 10 minutos (21-19), con Suárez ya en pista.

Traqueteaban ambos y los puntos caían a cuentagotas. Shermadini aguantaba a los malagueños con 6 seguidos (26-25). Es un camino largo, pero aún anda lejos el equipo de abrazar el equilibrio exterior-interior que anhela Plaza. Los interiores producen mucho -Augustine y Shermadini no fallaron un solo tiro-, aunque meten más por lo que rebañan que por lo que se les busca. Por ahí también se escapó. El Iberostar produjo 40 puntos en la pintura, por 20 del Unicaja.

No se iban los verdes, ayer blancos, del partido, pero se adolecía de desborde para hacer un break. Lo intentaba Milosavljevic en la ausencia de su compatriota Nedo, aunque solo valía para que los de casa no abrieran hueco (31-31). Quedaban tres minutos para el receso del intermedio y el escenario se volcó del lado tinerfeño. Una secuencia de despistes defensivos tuvo castigo con 9 puntos de Vasileiadis en menos de un minuto y medio. El griego, que estiraba al descanso (42-35), aprovecha la oportunidad de Katsikaris para lucir palmito otra vez en el primer escalón competitivo.

El paso por vestuarios dejó los únicos minutos de disfrute del Unicaja. Entró en trance y comenzó a martillear desde fuera con buenas combinaciones colectivas. Cuatro triples, de cinco, daban menos resuello del esperado (47-48), pero invertían la tostada. Ahí anduvo sagaz el entrenador heleno, que activó la tecla. Sacó a Bassas, que se adueñó del tiempo. Pasó muy por encima de McCallum y el Iberostar lo notó. Despertó Tobey con los pases del base, que evidenciaban los problemas defensivos de Shermadini. El americano, que se había ido a cero al descanso, emergía para empinar la cuesta (64-57).

Todo con el agravante de varias pérdidas del Unicaja -Plaza lamentó esa diferencia de cinco con Tenerife-. Las castigaron los de casa, que produjeron buena parte de los 10 puntos que manufacturaron al contraataque. En el bando cajista todo se sumó en estático, cero a la carrera.

Cayó McCallum por segunda vez en dos días en idéntico error. Paró una contra y se sancionó con antideportiva. Aunque parecía la primera palada de tierra, levantó el equipo. Entró Díaz y avivó al grupo. Fue el primer bastión en la defensa y un buen conductor en la otra parte del campo. Insufló aire Díez (66-63), pero Ponitka enfrió. Aquejado de un esguince leve de rodilla, le costó entrar en el choque, pero firmó algunas acciones al final decisivas.

Intentaba estirar Tenerife, pero el pelirrojo se negaba a entregar la cuchara. Un nuevo acierto desde fuera, ayer sumó tres para acabar en dobles dígitos, allanaba el camino (75-71). Se obnubiló ante el arrojo cajista el conjunto local, que vio como Augustine, incombustible por enésima vez, comprimía a falta de 32 segundos (79-77). Lo paró Katsikaris, que preparó su última baza. Poco plasmaron sus pupilos sobre la pista, a los que el tiempo los cegó. Recuperó Alberto Díaz y tocó la corneta. A trancas y barrancas pisó la zona aurinegra, para doblar el balón a su izquierda cuando se topó con varios gigantes rivales. Ahí estaba Suárez solo para meter un triple y disimular un discreto partido cajista. El partido se redujo a dos segundos y al Unicaja le faltó el tino que no tuvo durante los 39 minutos y 58 segundos restantes. No encontró red el tiro del capitán y Abromaitis puso el clavo desde el tiro libre. Otra bala tirada al aire y quedan poquísimas. Que no haya que acordarse del triple de Suárez.

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