Rytas Vilnius-Unicaja

La cara B suena peor

  • El Unicaja encalla en el último cuarto en Vilnius tras entrar un punto por encima

  • Mal día del juego exterior, incapaz de imponerse

  • Lessort (16 puntos), máximo anotador del duelo

Milosavljevic bota el balón ante Bendzius.

Milosavljevic bota el balón ante Bendzius. / fotos: @rytas

Tras los merecidos elogios del debut, el Unicaja presentó su cara B en Vilnius. Pudo ganar el partido, entró arriba en el último cuarto, pero no fue lo suficientemente duro, ni física ni mentalmente, para competir en la verdad ante el Rytas. El equipo lituano es clase media de esta Eurocup, da idea de lo que se va a encontrar el Unicaja en esta competición. No es un paseo la primera fase y alguna victoria a domicilio habrá que rascar fuera para no pasar al Top 16 en un grupo demasiado duro. Entra en lo normal en los inicios competitivos que existan altibajos y no hay que despellejar a nadie, pero se apagaron varias luces que brillaron el pasado viernes.

Si ante el Valencia la cabina de dirección completó un sensacional partido, Roberts, Díaz y Fernández colapsaron en Vilnius. Los 13 puntos del americano no ocultan que fue una máquina de perder balones. Y no es eso lo que se le pide al jugador con más experiencia de la plantilla. Jaime, quizá algo ansioso cuando volvió tras dos faltas rápidas, estuvo fallón e impreciso para anotar. Su juego se mueve en ese alambre frágil entre la genialidad y la inconsciencia. La moneda salió cruz en Vilnius. Alberto, que elevó el nivel defensivo cuando estuvo, no pudo encontrar a sus compañeros en ataque. Mal día colectivo de los exteriores, porque Waczynski metió nueve puntos pero erró varios triples para meter a su equipo en el encuentro. Díez sí aprovechó mejor sus minutos que un Dragan Milosavljevic que continúa en su versión de la temporada pasada.

17Pérdidas. Demasiados balones extraviados por el equipo malagueño

Crecieron los interiores, que fueron los que mantuvieron al equipo en el partido. Gran Lessort en el tercer cuarto, un búfalo que condicionó el partido. Es cierto que se esperaba un jugador más reboteador. Metió 16 puntos corriendo o creándose jugadas. Puede robar en primera línea de pase o a nueve metros del aro y conseguir puntos gratis en el contraataque. Pero también tiene sus taras. Wiltjer tuvo un buen primer tiempo pero después menguó en el segundo. Shermadini dio también algo de producción atacante. Y Suárez fue quien dio pegamento cuando más falta hacía, porque el Unicaja tuvo peligro de derrumbe en el primer cuarto (9-0 de salida) y en el segundo (28-15). El tramo de partido desde el minuto 15 al 25 fue el mejor del Unicaja, con grandes minutos defensivos y capacidad para transformarlos en puntos. Cerró el primer tiempo con un parcial de 2-17 para marcharse al descanso con ventaja (34-36).

Prosiguió el buen nivel colectivo del Unicaja, en los mejores momentos de Roberts (seis pérdidas acumuladas) y con esos zarpazos de Lessort, tras el descanso. Pero se fue estrechando el cerco de la producción en el francés. Tuvo dos momentos para romper (37-43 y 47-53) el Unicaja, pero el Rytas encontraba siempre teclas que tocar. Defendió mal el bloqueo directo en la fase decisiva el Unicaja. Bendzius, conocido por su pasado en el Obradoiro, fue una pesadilla constante desde el exterior y el interesante Kairys, un 2.07 muy móvil para las continuaciones, encontró fugas en la defensa. Faltaba Seeley, al que tuvo Casimiro el año pasado en Gran Canaria. Y fue el factor desequilibrante cuando entró en combustión. No tuvo antídoto el Unicaja para el americano, que enlazó dos triples cuando ya no había respuesta. En ciertos instantes hubo una excesiva candidez en la zona del Unicaja, donde sólo Lessort es contundente. A Wiltjer y Shermadini le quitaron rebotes por intensidad o fuerza. Así se combate en Europa.

Fuera por el tortuoso viaje o porque no había suficientes recursos a estas alturas (es posible que por ambos factores), el Unicaja encalló en el cuarto final. No había hecho un partido brillante hasta entonces, pero sí había estado en el duelo, mandando durante un trecho del mismo. La Eurocup exige un punto mayor de contundencia. Más que la cara B del Unicaja.

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