Unicaja Baloncesto

Una cicatriz que mirar

  • La derrota en Oldenburg muestra alguno de los puntos más bajos del curso y se toma como una lección para lo que viene

  • El equipo malagueño tiene tres partidos ahora en el Carpena

Elegar trata de taponar a Amaize.

Elegar trata de taponar a Amaize. / erik hillmer

Casi un mes de triunfo en triunfo sumaba el Unicaja, habiendo puesto banderas en algunas pistas de renombre. Se encontró con un dique en Oldenburg y estrenó el casillero de derrotas en Europa este año. Un traspié feo, por las formas. Los alemanes fueron ampliamente superiores durante 20 minutos, lo que va de la mitad del segundo cuarto al último, donde dinamitaron el duelo. La sensación de que pasaba un ciclón por encima del equipo malagueño, que llegó a estar casi 25 puntos abajo. Un tropiezo asumible, pero con un nudo reprochable.

No tiene consecuencias clasificatorias serias, tampoco lo hubiera tenido un triunfo, pero deja un regusto amargo. ¿Qué pesa más? ¿Los seis triunfos o la derrota en Alemania? Debería lo primero porque la muestra es más amplia y se puso el techo alto. Sucede que se viajó al otro extremo, con un precedente peligroso que también se había vivido en Gdynia. Entonces el equipo malagueño pudo resarcirse y seguir cuesta arriba. El clavo que hace herida de la derrota en tierras teutonas son los 91 puntos. Una cifra muy alta, más con las características de la plantilla. Por más que faltase uno de los bastiones atrás, Alberto Díaz. No hubo manera de poner los grilletes en una tarea que se presupone una seña de identidad de los de Luis Casimiro cada noche.

El Unicaja también mostró algún problema de mentalización. Ya avisaba el entrenador de que apagar y encender el interruptor en según que escenarios es caminar por arenas movedizas. "No podemos mirar hacia atrás. Cuando nos iba mal no podíamos hacerlo y ahora debemos ser igual de coherentes. Necesitamos estar muy concentrados", avisaba antes del duelo el técnico manchego. Tampoco se apreció capacidad de reacción, sí un arreón de orgullo para maquillar, en el momento cumbre. Lo explicaba después Avramovic, una de las luces. "Comenzamos bien, pero en el segundo cuarto tuvimos algunos problemas en defensa. Hicieron la diferencia crucial de 10 puntos en el descanso. Intentamos regresar en el tercer y cuarto cuarto, pero ya era demasiado tarde", afirmaba el serbio, que va dando pasos adelante. La baja de Alberto debe darle un empujón.

Una lección para grabar en el disco duro, que, todo sea dicho, hiere menos a estas alturas. La enseñanza es que no hay pistas ni rivales menores. Ahora, al equipo malagueño le vienen tres partidos seguidos en el Carpena. Un calendario para recobrar y que la derrota frente al Oldenburg quede en un resbalón aislado. Casimiro daba las vías por donde volver. "Tenemos que rehacernos, volver a ser nosotros mismos y trabajar duro atrás, en el rebote y tener paciencia en ataque", afirmaba, con la mirada ya en el Estudiantes.

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