En números, y quizá también en sensaciones, Josh Adams es el jugador más destacado del Unicaja en una mirada global. No es sencillo en un equipo donde el nosotros está por encima del yo, pero la estadística da algo de luz al asunto. Ayuda a decantar la balanza. Con sus blancos y negros, el estadounidense está teniendo un desembarco positivo en su vuelta a Europa. Sobre todo, está teniendo tiempo en pista para demostrar, uno de sus anhelos después de varios baches hasta estos 25 años.

El de Phoenix es el jugador de la plantilla con más kilómetros en sus piernas. Muy por delante del segundo, Deon Thompson. El interior, que se perdió el partido en Manresa, lleva 370 minutos. El base 460, lo que serían algo más de 25 por duelo. Por detrás de ellos aparecen Waczynski (336) y Ejim (318). Hay confianza en Adams de Luis Casimiro y su rol es principal en esta estructura de plantel, juega de uno y dos, pero también favorecieron las lesiones de Alberto Díaz y Jaime Fernández. Aunque no tan pronunciado, algo similar ocurrió con Roberts el año pasado. No va muy lejos la comparativa porque las circunstancias y el físico de ambos son muy diferentes.

Adams, que jugó todos los encuentros y siempre salió de titular, tiene promedios que le dan lustre. 13.1 puntos con porcentajes correctos (47% en tiros de dos, 38% en triples y 79% desde la personal), 2.4 rebotes y 2.8 asistencias para 9 de valoración. Su impacto en pista es positivo, con un acumulado de 1.8. Es el máximo anotador y asistente (compartido esto con Jaime Fernández). En el reverso de la moneda, 2.9 balones extraviados por noche. Un aspecto del juego donde tiene margen de mejora, aunque su juego no invita a ello. Es una de las vías para seguir con su progresión y alcanzar un nivel superior.

Se está viendo un jugador con luces y sombras, capaz de bailar en ambos extremos. De ganar un partido en el Buesa Arena a ser intrascendente en otros escenarios. Ser más constante es uno de sus asignaturas pendientes y también que sus grandes actuaciones se traduzcan en victorias de su equipo, algo que siempre logran los grandes líderes. No es la cabeza visible del Unicaja, pero sí uno de sus pilares. Pasó en 12 ocasiones de 10 puntos, en 18 partidos es una cifra alta, pero su equipo perdió cinco de esos partidos. No se le quiere cargar de una responsabilidad tan grande, más con la configuración de la plantilla, pero sus buenas noches deben tener impacto en el grupo. De igual forma es evidente que se siente más cómodo como finalizador que como director, un aspecto que con Alberto y Jaime sanos está encauzando bien Casimiro.

Ahora está por ver cómo responde a la exigencia conforme pase la temporada y más si sus minutos en pista no decaen. Hay que recordar que después de salir de la universidad la campaña que más partidos ha jugado fue en la 2017-18 entre el Anadolu Efes y el Besiktas, cuando se fue hasta 49. El Unicaja disputó 57 la temporada anterior, cayendo en cuartos de final en la Copa y en la Eurocup y en primera ronda de play off de la ACB. En la anterior, entre China y la G-League, alcanzó 35. Es un aspecto a tener en cuenta a la hora de dosificarle para los momentos cumbre aunque bien es cierto que el estadounidense ha demostrado hasta la fecha disponer de un físico privilegiado.