Karditsa-Unicaja: El peligro del aburrimiento (55-72)

A pie de pista en el Giannis Bourousis Hall de Karditsa contemplan el partido el CEO de la Basketball Champions League, Patrick Comninos, junto al presidente del Unicaja, Antonio Jesús López Nieto. Es el mayor activo y la mayor marca de la competición ahora mismo el club malagueño, pero es difícilmente vendible esta primera fase, que, al menos, no es eterna y se solventa en seis partidos. Sobre todo en semanas en las que coincide con doble jornada de Euroliga es imposible captar a un espectador neutral de baloncesto. El nicho ya pequeño, exclusivo de las ciudades participantes, se restringe más aún. El mejor ejemplo es que los partidos del vigente bicampeón se ven de manera semiclandestina a través del streaming de la FIBA, no genera el atractivo para que haya una apuesta por él para ofrecerla en directo, con difusión.

En este contexto, el Unicaja compite con profesionalidad y gana con superioridad sin pisar el acelerador (55-72), aunque dejándose de ir en el cuarto final, lo que llevó a Ibon Navarro a pedir un par de tiempos muertos. Ya se sabe que es una situación de cierta provisionalidad a expensas de cómo se desarrolla el desembarco de la NBA, que le daría un atractivo máximo a la competición si existiera ese acceso a otra dimensión, aunque haya mucha tela por cortar. Pero eso estrangula de alguna manera el presente, el cómo hacerla crecer aunque hayan llegado clubes desde la esfera Eurocup y Euroliga y, en términos generales, se eleve el nivel de la competición. Vale también para valorar el nivel de la ACB, el Karditsa es el quinto equipo de Grecia. Cuesta imaginar venciéndole a algún equipo de la máxima categoría española. Así que hay ponerse otras gafas para ver estos partidos, evaluarlos en el sentido de contemplar detalles, asociaciones entre jugadores, crecimientos individuales y carga de confianza y los ensayos que pueda hacer Ibon. En una pista en la que era un acontecimiento para la región el encuentro por ser el primero internacional de algún equipo local pero lejos de aquellos ambientes que se imaginaban antes en las pistas griegas, más bien festivo y de celebración, desde el primer cuarto marcó distancias el Unicaja, que rápidamente se situó en esa frontera entre los 15 y 20 puntos y allí fluctuó. Empezó Perry marcando territorio, Tillie con una racha anotadora importante, va sumándolas a una mejora evidente en otros aspectos del juego como la capacidad de aguantar mejor en defensa. También algunas situaciones de James Webb, aprovechándose de los espacios que generan compañeros. Sin Balcerowski, de descanso, también se vio a Sulejmanovic a tiempo completo como cinco.

Con 22-40 se llegó al descanso, con la superioridad esperada. Hubo un bajón de concentración en la segunda mitad y ya hizo el partido menos digerible aún. Es humano y comprensible desde el punto de vista del jugador aunque no resulte edificante. Mientras el Barça, próximo rival el domingo, pasaba por encima del Maccabi en Belgrado antes de viajar a Dubái, el Unicaja sacaba adelante un partido con aire burocrático en el centro de la península helena. Peajes de circular por esta vía, que ha permitido éxitos impensables tres años atrás, pero que también pueden aburrir, quizá sea el gran peligro que puede acechar a este Unicaja.

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