Unicaja

Una plantilla con barba

  • El verano deja un plantel hecho a imagen y semejanza de la mano que lo moldeará, Plaza

  • Con las cinco caras nuevas se pierden puntos, pero se gana en lo atlético y en experiencia en Euroliga

Con la pretemporada a la vuelta de la esquina, en el Unicaja ya se conoce la identidad de los catorce hombres que lo defenderán en el reto de tronío que se avecina. Quizá, el más gigantesco en sus 40 años de historia. El regreso a la Euroliga, al que se llega aún paladeando el dulzor de la Eurocup, trae consigo una exigencia mayúscula y desde la zona noble de Los Guindos son conscientes de ello. Por eso, en este periodo estival se han hecho varios retoques en los despachos en el plantel para hacer frente al tremebundo desafío.

A Málaga han llegado este estío cuatro caras nuevas y una conocida en forma de repesca. Para la posición de base se ha apostado por Ray McCallum, sin experiencia en Europa pero con más de un centenar de partidos NBA en las espaldas. A su vez, tras su buen prestámo en Burgos, Soluade tendrá una oportunidad en el primer equipo. Para la línea exterior han llegado dos nombres más. Sasu Salin dará descanso a Nemanja Nedovic. La intensidad defensiva y los puntos del finlandés cautivaron a Plaza, que pidió su fichaje para esta campaña. Tendrá el escolta una nueva experiencia al máximo nivel continental tras una carrera en clara línea ascendente. Denominador común que guarda con su ahora compañero Dragan Milosavljevic. El serbio es una de las grandes apuestas de la secretaría técnica para la próxima temporada. Fue la negociación que se inició con más premura y por eso acabó con resultado positivo. Tras asentarse en Berlín, el Unicaja debe ser la lanzadera para saltar al nivel que se le presupone. Tiene carácter y polivalencia, dos virtudes que agradan mucho al técnico catalán.

La pintura también ha sufrido algún cambio. No renovó Alen Omic por petición de Plaza, al que se le quedaba corta la pareja con Musli para la Euroliga, y aterrizaron dos interiores nuevos. Uno es Giorgi Shermadini. Tras la adquisición de McCallum y la renovación de Nedovic, la gran apuesta del verano en el plano económico. Tras descollar en el Principado de Andorra, el anhelo en Los Guindos de verlo vestido de verde era grande. Será el techo del equipo y de él se espera que aporte la experiencia continental que tiene y su poderío anotador. Para redondear la obra estival se firmó a James Augustine. El americano encaja en ese perfil de cuatro y medio físico y buen defensor que se quería para cerrar la plantilla. Defensa y rebote para poner el contrapunto a dos características de las que adolecía hasta entonces la escuadra cajista.

De la nómina de jugadores que se bañaron en confeti en La Fonteta comenzarán el nuevo curso ocho, si no hay ningún contratiempo. La idea inicial no era elevar a ese número el de movimientos, pero el transcurso del verano hizo virar la estrategia.

Lo más significativo de cara a la campaña venidera es el aumento de efectivos en la plantilla, de doce a catorce. La extenuante hoja de ruta europea obliga a los equipos que doblan competición a tener más fondo de armario para no llegar con la lengua fuera al rush final. Según lo previsto, Soluade y Okouo ocuparán esas dos últimas fichas, aunque uno de los dos entrará por norma en las convocatorias de la Liga Endesa. Ignacio Rosa, que entrenará con los mayores y jugará con el EBA, será la quince.

El fichaje de Augustine acentúa más una tendencia que antes era menos pronunciada. El equipo gana casi un año de edad media, algo que incluso demandaba Plaza antes de irse de vacaciones. Al técnico le seducía la idea de contar con un guerrero con mil y una batallas en sus hombros y su deseo se ha visto complacido.

El nuevo plantel tiene más kilómetros en Euroliga, algo que puede ser fundamental a la hora de gestionar el devenir de los encuentros. Salin, Milosavljevic y especialmente Shermadini y Augustine tienen un importante bagaje en el torneo europeo. El georgiano incluso ha saboreado en dos ocasiones el dulzor de levantar el entorchado continental, con Panathinaikos y Olympiacos.

Otro de los importantes cambios que ha sufrido el plantel es el cambio de gravedad. El equipo del curso anterior se reconocía por el tremendo potencial exterior que amasaba. Plaza era dueño de una baraja perimetral que tenía mucha pólvora. Nedovic, Smith y Fogg eran los grandes estandartes de una línea exterior arrolladora cuando entraba en trance. La marcha de los americanos unidos a la llegada de los postes Shermadini y Augustine ha cambiado las tornas. Hoy día el Unicaja amasa un poderío en la pintura tras enrolar en sus filas al mejor pívot de la pasada ACB y a un jugador con gran cartel en el mercado europeo. A ellos se suma Musli, que antes de la lesión fue de los mejores cajistas en el apartado numérico. De hecho, fue el segundo mejor cinco de la Eurocup. En el deber de Joan Plaza y sus ayudantes está sacar provecho a una virtud que, a priori, debe ser diferencial. Eso sí, en líneas generales, el equilibrio exterior-interior parece más nivelado tras este verano.

Con los nuevos fichajes el grupo también pierde mucho músculo anotador. No se contará con la amenaza de Jamar Smith y Kyle Fogg, capaces de dinamitar cualquier partido. Salin y Milosavljevic intentarán paliar este déficit y además aportarán en otros aspectos que se consideran prioritarios. El finlandés es buen anotador y además tiene un plus en cancha propia. El serbio es más versátil, más físico y tiene un techo mayor. También es de esperar la confirmación de Dani Díez, que acabó con buenas sensaciones, y el paso adelante de Adam Waczynski, más hecho a su rol en el ecosistema verde un año después. Lo que se ha perdido por un lado se ha ganado por otro. Es decir, hay menos puntos pero el equipo es bastante más atlético. La actual Euroliga se rige por unas exigencias físicas importantes y aquí Carlos Jiménez y Joan Plaza han querido dar un paso al frente. Se explica así a Gagi, Augustine y sobre todo a McCallum. El base se trata de un superdotado en lo físico y ahí el Unicaja debe tener una mina. Prevaleció la marcha más, la cual puede situar al equipo en otra órbita, a la inexperiencia a este lado del Atlántico. En sus manos está el salto.

A grandes rasgos, salvo Musli, que aún está en el alambre y que no goza de confianza plena del entrenador; la plantilla está hecha a orden y semejanza de la mano que la moldeará. Joan Plaza dispondrá de una relación de jugadores que se adaptan totalmente a su forma de ver el baloncesto. Con los deberes hechos en los despachos, salvo salida del serbio, tocará volcar sobre el parqué todo el papel que se ha firmado este estío. En el horizonte no hay mejor ni mayor motivación. El anhelo de hace doce meses ahora tutea al Unicaja. Toca volver a mirar a la cara a los mejores del continente y la intención es no tener que bajar la mirada. La exigencia besa las nubes, pero estar en el grupo de dieciséis es para considerarse afortunado. Es tiempo para disfrutar.

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