Unicaja

Aún queda una materia pendiente

  • El Unicaja solo ha conseguido enlazar una vez un triunfo en Euroliga con otro en ACB la misma semana

Giorgi Shermadini intenta anotar ante la defensa de Aaron Doornekamp y Bojan Dubljevic.

Giorgi Shermadini intenta anotar ante la defensa de Aaron Doornekamp y Bojan Dubljevic. / acb media

Volver a la Euroliga, más allá de una alegría, suponía un tremendo desafío para el Unicaja. Un examen durísimo por la complejidad de compaginar dos competiciones de máximo nivel. De ahí las estrategias de ampliar el número de jugadores a la plantilla a 14 y de fletar aviones chárter para la mitad de los desplazamientos del calendario. La exigencia deportiva y física invitaba a pensar que los esfuerzos de una se pagarían en otra y viceversa. Entrado febrero, el club de Los Guindos aún anda dentro de los objetivos de septiembre, lo cual es grata noticia.

Se sabía y ahora se comprueba. De la maraña que tejen Euroliga y Liga Endesa no resulta sencillo no salir maltrecho. Mantiene las constantes vitales el Unicaja pese a una estadística donde aún guarda un amplio margen de mejora. De las 14 semanas de competición donde alternó ambos torneos, solo en una consiguió enlazar triunfos en los dos. Lo rozó en varias ocasiones, pero no lo certificó.

Hay que remontarse a principios de octubre para encontrar la semana perfecta verde

Cuando menos curioso, pero el equipo de Plaza no supo trasladar sus mejores momentos en la Euroliga a la Liga Endesa. Tampoco supo recorrer el camino inverso. Tras tocar fondo en el torneo continental, el Khimki reactivó al conjunto cajista, que comenzó a escalar hasta llegar a la décima posición actual. Encadenó el triunfo ante los moscovitas, el Barcelona en el Palau, Milán en el Carpena y Maccabi en Tel Aviv. Secuencia de varias hombradas que fueron un analgésico para la Euroliga, aunque un detonante para la ACB. Tras los de Bartzokas y Spahija se cayó en Tenerife y Bilbao, lo que difuminó las opciones coperas y obligó a un pleno doméstico en enero. Otro día para olvidar sucedió tras el tropiezo en Andorra, donde se estaba sin Nedovic, un escenario que justo se va a vivir esta semana. Se echó una palada de tierra extra el Unicaja, que venía de patinar ante Zalgiris -pese a que acabó forzando la prórroga tras perder por 20 en Málaga- y Real Madrid en la capital de España.

Si la liga nacional pegó alguna bofetada en un par de ocasiones, también tuvo efecto de bálsamo en otros. Tras caer de forma inesperada ante el Brose Bamberg y de manera fea en Valencia, la victoria ante el Estudiantes oxigenó en un momento duro del curso. Lo mismo que el día del Joventut, donde en Europa se escapaba el play off tras caer ante el CSKA y en el OAKA.

La actual racha liguera tampoco tuvo efecto en Euroliga. Los cinco triunfos nacionales coincidieron en tiempo con otro descuelgue en Euroliga, donde el top 8 se estira. Casualmente, solo los de Laso -que buscaban encadenar 14 partidos sin perder -hincaron rodilla con los de Plaza. En finales apretados, la balanza siempre se declinó para el lado opuesto. Ahí apretaban Valencia, Zalgiris, Milán y Baskonia, lo que ahora coarta de mirar más arriba.

Así, hay que remontarse a la segunda semana de octubre para encontrar esa ocasión donde se obró la semana perfecta. Las víctimas, Fenerbahce y Betis. Iniciaron el camino con sorpasso frente a los de Obradovic, que culminaron ante un voluntarioso conjunto sevillano, que por entonces apilaba una derrota tras otra.

No es excesivamente preocupante esta tendencia, pero sí debe buscarse esa estabilidad para pegar otro salto. Resulta más complejo al tener una competición nacional tan potente, pero de hacerlo las cotas a pisar son sustanciales. A un lado está el play off europeo y al otro la cabeza de serie en la ACB. Alcanzar ambas en mayo supondría un curso más que notable.

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