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¿Otro trampolín?

  • El calendario concede un asueto interesante para afrontar la planificación de la recta final de la temporada

  • Se espera que tenga el impacto revitalizador que tuvo el de noviembre

Ray McCallum penetra en el partido de Euroliga frente al Khimki en Moscú.

Ray McCallum penetra en el partido de Euroliga frente al Khimki en Moscú. / efe

Suele insistir con cierta frecuencia Plaza que esta nueva Euroliga le está moldeando su forma de entrenar. Un tipo el catalán con un librillo donde el entrenamiento guarda una importancia capital, para avanzar de forma colectiva, pero también con importantes sesiones individuales. Un método que necesita de una revisión ante el actual formato, donde el laberinto de partidos asfixia.

Por eso en el Unicaja se agradece en especial este respiro que otorga el calendario, donde ensarta en fin de semanas seguidos la Copa del Rey y las ventanas FIBA. Solo la Euroliga no levanta el pie ante los compromisos de selecciones, aunque no obstante queda una hoja de ruta más despejada, con un un partido en los próximos 10 días. Será el segundo y último parón de una temporada frenética en todas sus aristas.

El anterior tuvo fuerte impacto en la plantilla, con un resultado revitalizador para una dinámica alcista que aún se degusta. Atendiendo a la frialdad de la estadística, los números transmiten una mejora evidente, todo con la tara de los finales apretados por solucionar, que echando la vista atrás suponen un freno no baladí. Antes del receso, el balance se dibujaba en negativo (7-11), lo que viró hacia el 14-12 desde entonces. El parón permitió repensar planteamientos iniciales, que se tradujeron en derrotas indignas como las de Valencia o Madrid. También en la peor racha del curso, cuando se encadenaron cinco tropiezos. "No sabemos administrarnos", repitió con frecuencia Plaza, que en ese tiempo de reflexión cambió la filosofía por un partido a partido cholista. Resultó para un equipo que pese a ello no pagó mucho el peaje físico.

Esa semana sirvió para reajustar roles -el técnico acortó la rotación a 10 hombres-, que impulsó el rendimiento grupal e individual. Activos como Shermadini y Waczynski repuntaron, con un claro beneficio en el devenir cajista. El equipo ganó en madurez, que le permitió asaltar pistas como el Palau -en doble ocasión- o el Menora Mivtachim Arena del Maccabi; así como vencer a un Real Madrid lanzado en el Carpena. También exhibir una versión competitiva en todos los choques -excepto en el Buesa hace una semana- y ser solvente pese a las bajas de Nedovic y Brooks, lo que fue un drama al inicio. En líneas generales, se pusieron a tiro de piedra los objetivos en ambas competiciones. En ACB se ató la Copa y se está cerca del cabeza de serie. En Euroliga, se sigue con vida por el play off, que una mala racha en enero alejó.

Ahora, con todas las piezas disponibles y libres de ir con sus selecciones, Joan Plaza afronta unos días claves para la planificación del final de curso. Resta 22 partidos, un tercio de la temporada, obviando los que se puedan jugar de play off. Más de una veintena de fechas donde el Unicaja se jugará poder repetir participación en la Euroliga, billete que imprime la Liga Endesa. Quedan rivales duros en la carretera (CSKA, Valencia, Gran Canaria o Fenerbahçe) y en casa (Madrid, Barcelona, PAO, Olympiacos o Maccabi), por lo que estos días se antojan claves para ser competitivos ante rivales de entidad. Cuando se afronte a los macabeos y al Estrella Roja, vital para seguir con pulso en el torneo continental, toca un mes de marzo infernal (10 partidos en 27 días).

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