Unicaja

Pena y orgullo (89-84)

  • Un gran Unicaja pone contra las cuerdas al campeón, pero no remata en el cuarto final

  • Discutidas decisiones arbitrales al final.

  • Faltó la magia de Nedovic

McCallum entra a canasta.

McCallum entra a canasta. / ACB Photo

Un partido excelente del Unicaja no le valió para tumbar al gigante. Se llegó, como pedía Plaza, a los dos minutos finales plenamente en partido, habiendo dominado más minutos que el rival. Ahí faltaron cosas. Lo normal es perder contra el Real Madrid, invicto desde 2013 en su torneo. Pero escuece de una monumental actuación que no tuvo la guinda. Falló Nedovic en el día clave, no fue mago el serbio. Metió 11 puntos, pero perdió siete balones. Con problemas de faltas, llegó al partido con siete minutos por jugar y ahí debía ser la bala de plata del Unicaja. Faltó también un punto de decisión cuando se iba siete arriba (70-77) mediado el cuarto final, no fue caníbal el equipo malagueño. La respuesta del Madrid le devolvió al partido. Se erraron tiros libres importantes. Hay que reseñar también dos decisiones arbitrales cruciales en el minuto final.

Obviaron un empujón clarísimo a Suárez de Tavares en la pelea por el rebote que dejó tiros libres a Rudy (87-84). Y en el ataque postrero, un manotazo de Campazzo a Nedovic no recibió ninguna sanción. Ahí se acabó el partido.

Cabe poco hueco a la crítica para el Unicaja con el partido que se hizo, pero para ganar al Madrid hay que bordear la perfección. La rozó, tuvo momentos defensivos impresionantes ante el mejor ataque de Europa. Usó la cabeza en ataque mientras regaron las ideas. Suárez hizo un partido monumental, extraordinario, más allá de los números. El planteamiento de Plaza fue bueno, las rotaciones salieron bien y sólo queda el pero o la duda de por qué Waczynski no estaba al final en pista cuando llevaba 5/5 en triples. Es cierto que perdió un par de balones y que le robaron un rebote. Quizá si Nedovic hubiera estado iluminado todo hubiera cambiado.

Es una derrota que duele, pero con el paso de las horas se digerirá mejor. Se le pide al Unicaja que compita en estos eventos, que gane a los inferiores a él y que ponga en problemas a los mejores. Lo hizo, pero falta la peseta para el duro, son ya muchos partidos perdidos esta temporada en finales apretados. Muchos ante rivales de mayor calidad, como es este Madrid que no concede tregua. Es la tarea pendiente que queda hasta el final de temporada, porque este equipo tiene mimbres y corazón para tareas grandes.

Temía Plaza que una salida en tromba rival condicionara el partido, pero no fue así, el Unicaja estuvo metido desde el inicio. La irrupción de Tavares fue básica para cambiar el aire del duelo. Un triple de Causeur hacía daño sobre la bocina del primer cuarto (26-23), el catálogo de jugadores determinantes del Madrid no termina.

Tavares condicionaba tiros, no sólo con tapones sino con intimidación (1/6 de Shermadini al descanso). Ahí tuvo un momento de duda el Unicaja, que vio cómo el rival se iba por ocho puntos (31-23). La respuesta malagueña fue ejemplar, con puntería desde la línea de tres y con buenas defensas para propiciar un parcia de 0-14 (31-37). Fluía el baloncesto, ahora al Madrid le entraba algún devaneo. Salin metía, Waczynski metía, Alberto defendía. Los dos equipos se iban al descanso por encima del 50% en triples, un nivel difícil de aguantar. Suárez hacía unos minutos brutales en los dos aros y se iba el Unicaja (36-45), que incluso llegó a tener una bola para subir de 10. Pero el Madrid metió una marcha más defensiva y ya no llegaban tantos tiros cómodos. El resultado, un parcial de 10-0, con triples de Doncic y Campazzo, para cerrar el primer tiempo (46-45). El Madrid tiró de talento para meterse.

Podía hacer daño irse abajo al descanso tras dominar durante buen trecho del primer tiempo. Pero Nedovic metía un triple para empezar y daba confianza. Cometía el serbio la tercera falta poco después y eso aceleraba la rotación. Salin cumplía en defensa y metía triples. Se distanciaba el Unicaja (50-55), pero respondía el Madrid con triples desde la esquina de Thompkins y Causeur y una penetración de Campazzo (58-56). No perdía nunca la compostura el Unicaja, al que se le escapaba alguna opción de pegar un estirón.

La salida de Nedovic había hecho que el resto diera un paso adelante ofensivamente. De nuevo venía el clínic de Suárez. Al final del tercer cuarto, mandaba el equipo malagueño (64-66).

La tónica seguía tras el receso, tenía una opción de romper más (67-72), pero fallaba tiros libres McCallum y Nedovic, ya de vuelta,extraviaba un balón en un saque de fondo. Pero después se desquitaba con un canastón en penetración. Un triplazo de Waczynski ponía mecha (70-77), pero el Madrid aguantaba y otro triple de Rudy empataba el partido (77-77) a tres minutos del fnal. Faltó algo de determinación ahí quizá, también el Madrid subió el nivel. Y el ángel de Nedovic desapareció, no estaba el serbio. Metió un triple para ponerse a dos (86-84), los árbitros se comieron una clamorosa falta en el rebote de Tavares y Rudy metió un tiro libre. Nedovic atacaba y recibió un manotazo que no fue merecedor de falta para Martín Bertrán. La desazón es grande tras haber perdido una gran batalla. Pero la guerra viene en la ACB. Poco que reprochar al Unicaja. Sólo que tiene que ganar más finales apretados. Ahí está la llave.

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