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Una batalla que tiene premio

  • Los gemelos transexuales de Torre del Mar recibirán hoy el Premio Andalucía Diversidad LGBT como homenaje a su lucha contra la discriminación

  • Han llevado su historia hasta Miami

Su mensaje, que han difundido por ciudades como Miami e Ibiza, ha calado hondo. La lucha por sensibilizar a la sociedad sobre la diversidad sexual que encabezan Lucas y Mateo Ocón, los gemelos transexuales de Torre del Mar, será hoy reconocida por la Federación andaluza de asociaciones de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, que le han otorgado el Premio Andalucía Diversidad LGBT 2018. Con la entrega de este galardón, que tendrá lugar en el Rectorado de la Universidad de Málaga, se reconoce su "labor social, cultural y de diversidad" que vienen promoviendo desde que su historia, un caso único de cambio de género en España, fue publicada a través de este periódico el pasado mes de marzo. Desde entonces, decenas de entrevistas y numerosas colaboraciones en varias cadenas de televisión le han servido para relatar cómo se despidieron de Lucía y Natalia, esas dos veinteañeras a las que "tanto les deben", y tratar de demostrar que "no hay que tener miedo a la transexualidad".

Con un vídeo de apenas cuatro minutos lanzado en su canal de Youtube (Twin brothers), los gemelos daban por finalizada "la historia de Lucía y Natalia" -esa en la que se maquillaban y llevaban tacones- para inaugurar la de Lucas y Mateo y recordar que "para ser lo que queremos ser tuvimos que ser así". Había llegado el momento de hacer público que, desde los 3 años, pese a vestir de rosa, sabían que eran niños y que durante más de dos décadas se habían visto atrapados en un cuerpo que no se corresponde con su identidad sexual. "Para quien no nos conozca, somos Natalia y Lucía. Mañana nos cortamos el pelo y, de alguna manera, queríamos despedirnos. Queremos hacer algo bonito de todo esto, una historia bonita". Las imágenes que grabaron aquel 4 de abril de 2013, poco antes de comenzar el tratamiento hormonal, parecían la antesala a un fenómeno que terminaría agitando conciencias. "Queremos que se nos escuche y lo estamos consiguiendo. Nos han llamado de Canarias y de Argentina y hemos salido en la prensa italiana. Cruzamos el charco", expresaba agradecido Lucas poco después de que su caso saliera a la luz.

Durante estos meses, los hermanos, que ya encontraron la "pócima" con la que fantaseaban cuando eran pequeños para que se les reconociera como hombres, han recibido numerosas muestras de apoyo. "Por edad podría ser vuestro padre y estaría orgulloso de teneros como hijos". "Me conmueve el nivel de aceptación y autoconocimiento. Gracias por compartir y por promover el respeto a la diferencia". "La naturaleza es sabia, pero también comete algún que otro error, suerte que la ciencia puede ayudar a subsanarlos", apostillaban algunos de los miles de usuarios que contactaron con los gemelos.

Las críticas no han hecho sino fortalecer su proyecto de vida y demostrarles que aún queda mucho camino por recorrer. Siguen alzando la voz para reivindicar que la autodeterminación del género se convierta "en un derecho fundamental", de manera que un psicólogo "no deba" cuestionar "quién es" cada persona. Porque el género, destacan, "no se determina en base a un aspecto físico o a unos genitales". En las imágenes que han publicado para mostrar cómo han afrontado el proceso de cambio en cada etapa de su vida, Lucas y Mateo rememoran a la pequeña Natalia, esa a la que, cuando estaba en Preescolar, una profesora recriminaba que quisiera usar el baño masculino. "Ahí no, Natalia. Ese servicio es de niños y tú eres una niña. Yo no lo entendía", recuerda Mateo, que se hacía la misma pregunta: "Soy un niño, ¿por qué la gente me trata como si fuera una niña? Tenía 4 ó 5 años". Una lucha que comenzaron juntos en la niñez y que siempre les mantendrá unidos.

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