Entre bambalinas

Calle Parras, año 2021

  • Este año la Semana Santa no tendrá procesiones ni tampoco templos abiertos con tronos montados. La primavera será diferente

Siempre se debe estrenar en Domingo de Ramos.

Siempre se debe estrenar en Domingo de Ramos. / LM Gómez Pozo

Permítanme que hoy comience hablando de mi propia experiencia. La de uno cualquiera, al fin y al cabo. La Cuaresma ha ido variando su sentido a lo largo de mis décadas vividas: desde la ilusión por ver las procesiones en Carretería en mi infancia, el ansia por tener La Saeta entre las manos de mi adolescencia, la vocación de servicio con Pollinica en mi juventud y, en los cinco últimos años, compartir con ustedes aquí en Málaga Hoy cada noticia y cada crónica –junto a Cristina Fernández, Pablo Bujalance, Juan Romera y Pablo Merino, que tienen su gran parte de mérito-.

Esta Cuaresma no se parece en nada a las anteriores. La responsabilidad colectiva nos debe pesar más que el sentimiento para poder acabar lo antes posible con la situación que vivimos. Los preparativos están detenidos y las imágenes en los templos. Este año la Semana Santa no tendrá procesiones ni tampoco templos abiertos con tronos montados. La primavera será diferente.

Pero permítanme de nuevo: la Semana Santa no son solo las procesiones. Es el rezo, es la aclamación, el fervor, la continua mirada cargada de sentimiento a las mismas imágenes que tenemos en casa para marcar nuestra identidad. Es el triduo pascual y la Resurrección que es la que nos da sentido a todo. Tampoco las procesiones son solo un acto de fe: son encuentros humanos que hacen posible la amistad y la comunidad. Eso es lo que da sentido a venerar a una imagen. Gran parte de las personas que he ganado en estos años de vida ha sido gracias a las hermandades y eso no hay virus que lo cambie.

Quizás sea el momento de tener una nueva oportunidad para encontrar lo realmente importante del mundo cofrade malagueño. No se trata de prescindir del rito, pero sí debemos darle más carga de humanidad a lo que hagamos. Es la perfecta oportunidad para hacer hermandad, para buscar unión (que la necesitamos), para que nunca se nos vuelvan a quedar túnicas colgadas porque hicimos de la salida procesional el único punto de encuentro. Para construir sin altas pretensiones pero con absoluta conciencia. Sólo así será comprensible el término hermandad.

Ahora queda ser pacientes y dar gracias, aunque la espera sea de 378 días. El Domingo de Ramos de 2021 se volverán a abrir las puertas del número 20 de calle Parras. Allí te espero, Málaga.

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