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Jorquera acerca a Málaga Wuhan antes de que fuese Wuhan

  • La ciudad que atrajo todas las miradas del mundo fue captada por el fotógrafo y recogida en un libro que presenta este viernes en Apertura a las 20:30

Pescado secándose en un mercado de Wuhan.

Pescado secándose en un mercado de Wuhan. / Jorquera (Wuhan)

Antes de que un coronavirus hiciese a la ciudad de Wuhan (China) el centro del mundo, ya habían 12 millones de personas viviendo allí. Antes de que uno de los múltiples mercados de la ciudad recibiese la mirada de todo el mundo, Jorquera (Pontevedra, 1972), ya estaba fotografiando allí. Este gallego de nacimiento, pero madrileño de crianza –que uno es de dónde hace el bachillerato–, acabó buscándose y rebuscándose en China de rebote. Su primera idea no fue nunca siquiera viajar allí, y acabó ocupando casi una década de su vida y gran parte de su personalidad actual. 

Este ingeniero agrónomo por titulación se encontraba terminando la carrera cuando se propuso "hacer un viaje largo, de dos meses o más" en un lugar remoto tras terminar sus estudios. Su primera opción fue Irán, "pero mi último examen de la carrera fue el 11-S, por lo que viajar allí no era muy buena idea", aclara. Así, acabó haciendo un primer viaje a China. Uno tras otro desde el primero en 2002, terminó pidiendo una beca en 2007 para irse a vivir a la ciudad un año y acabó viviendo durante nueve años. Allí se casó con su mujer y ambos tuvieron un hijo antes de volver a su Madrid natal. 

El fotógrafo Mike Jorquera (Pontevedra, 1972) El fotógrafo Mike Jorquera (Pontevedra, 1972)

El fotógrafo Mike Jorquera (Pontevedra, 1972)

En esos nueve años miró a través de dos cámaras, una analógica en blanco y negro con la que desarrollar un proyecto personal más desarrollado y otra digital en color para hacer un diario gráfico casi instántaneo. Fruto de ese trabajo en el interior de la China más pura acabó Jorquera pariendo el libro Wuhan before Wuhan, un conjunto de su trabajo analógico con unas píldoras a color para mezclar sus dos mundos y que retrata lo que fue la ciudad antes de que todo el mundo la mirase. Este viernes presenta el libro a las 20:30 horas en la escuela de fotografía Apertura, después de haber visitado otras ciudades andaluzas. 

En él no encontrarán fotos del mercado donde se cocinó la historia de la sopa de murciélago, "es una ciudad de 12 millones de habitantes, en nueve años no estuve nunca, ni mi mujer que es de allí tampoco", asegura. Lo que sí se pueden encontrar en sus fotos es parte del alma de una ciudad que fuese puramente china, "no me valían Shanghái, Pekín o Hong Kong, que están más occidentalizadas", afirma Jorquera.

Ciudadanos hacen ejercicio en Wuhan. Ciudadanos hacen ejercicio en Wuhan.

Ciudadanos hacen ejercicio en Wuhan. / Jorquera (Wuhan)

Conoció la ciudad y a sus ciudadanos a través de la cámara, "al principio no conocía el idioma, vagaba por la ciudad con la cámara y me comunicaba con ellos a través de las fotos hasta que aprendí el idioma". En ese camino comprendió la idiosincrasia oriental, comprendió por qué las ciudades "se crean y se destruyen constantemente". 

En sus fotos se ven rascacielos rompiendo con la horizontalidad de la anterior camada de edificios y la multitud de grúas salpicando el skyline. También una ristra de pescados secándose sobre los puestecitos de un mercado que no debe sobrepasar los dos metros y medio de cota máxima. Porque Wuhan también es una ciudad de contrastes

Rascacielos en Wuhan. Rascacielos en Wuhan.

Rascacielos en Wuhan. / Jorquera (Wuhan)

En otras, ciudadanos miran desafiantes o hacen ejercicios siguiendo una cuadrícula tan exacta como las de las calles de las antiguas ciudades romanas. Pierden las figuras su personalidad para convertirse en una suerte de peones sobre un tablero de ajedrez monocromo, o emulando una especie de soldados de terracota sin terracota. 

Se perdió Jorquera en una ciudad que le acogió y le entendió desde el primer momento, en la que se asentó pese a lo hinóspito que puede ser para un occidental algo tan ajeno como una ciudad que pocos sabrían situar en un mapamundi. Se hizo un Jorquera nuevo después de pasar por aquella travesía a la que se enfrenta todo aquel que cambia de ciudad por completo, que rompe lazos con el pasado como si de un espía en la Guerra Fría se tratase. 

Con esa mirada orientalizada volvió a Madrid en 2016, casi sin conocer al que se marchó nueve años antes. Continúa inmerso en el colectivo NOPHOTO desde la capital española y sin ninguna intención de volver a la ciudad que conoció antes de ser la que todos conocimos. Pero presta su mirada recóndita en Wuhan before Wuhan.

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