La necesidad de delimitar cuáles serán los escenarios futuros con los que se encontrará la industria turística y de qué modo pueda dicho pilar de nuestra sociedad adaptarse a los retos que vendrán es la base fundamental del curso de verano que está impartiendo la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).

Así, bajo la dirección de Elena Ruiz y Elena Cruz, ambas profesoras de la Universidad de Málaga, el curso Los nuevos retos turísticos en el Mediterráneo. Origen, calidad y sostenibilidad pone de relevancia situaciones y problemas que afectan hoy por hoy a esta industria, como son las implicaciones tributarais de las viviendas turísticas enclavadas en los núcleos urbanos, tanto en los de mayor envergadura como en las poblaciones más pequeñas. De este modo, este curso de verano pretende ofrecer, según Elena Ruiz, “un análisis de lo que es el desarrollo turístico bien concebido y fundamentado en la base del origen, la calidad y la sostenibilidad que son los ejes fundamentales que han de nuclear el crecimiento eficiente del sector”.

En cuanto a cómo conseguir este objetivo, que es una meta que siempre estará más allá del horizonte –de forma que se debe trabajar constantemente para alcanzarla–, debemos, en opinión de Ruiz, “seguir en la línea que ya está puesta en marcha, como por ejemplo en el caso de Málaga, en el que la recuperación de sus orígenes y su identidad es una línea que se está explorando”. Porque la diversificación turística es fundamental.

las nuevas formas turísticas están atrayendo nuevos problemas que se han de combatir

No poner todos los huevos en la misma cesta es algo que caracteriza a los destinos turísticos de calidad, algo que se sabe necesario desde hace tiempo y en lo que la industria andaluza está trabajando sin descanso.Es el paso siguiente en respuesta “al turismo de masas que tuvo su boom en los años 60, cuando se pasó de un turismo de elite a otro masivo, con tipología y demandas diferentes”. Hoy día esta forma de turismo se sabe que es cada vez menos rentable, por lo que poco a poco, en el caso malagueño, se ha pasado de un modelo fundamentado en el binomio sol y playa a otro cuyo eje es la cultura, lo que es “de una gran importancia para la ciudad que se comienza a conocer por su apuesta por los museos, la recuperación del patrimonio, el empuje a las diversas manifestaciones artísticas...”

Un modelo que se ha de controlar y ajustar constantemente, ya que las nuevas formas turísticas están atrayendo nuevos problemas que se han de combatir. Por ello, es necesario “fijarse en otros lugares donde el turismo es la base principal de su economía para no cometer los mismos errores y corregirlos a tiempo”. De ahí la apuesta por la recuperación de elementos del interior de la provincia de Málaga “como el Caminito del Rey, que ponen en valor otros intereses que los turistas buscan hoy”, concluye Ruiz.