La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Marifrán, bájate del patinete en el Metro de Sevilla cuanto antes

La consejera se enreda en una polémica absurda de la que debería salir cuanto antes

Usuario del Metro de Sevilla

Usuario del Metro de Sevilla / M. G. (Sevilla)

Hay asuntos que conviene resolver cuanto antes, polémicas de las que hay que salirse a la velocidad del galgo, absurdeces en las que no se debe incurrir nunca y, por supuesto, bullas en las que hay que agarrar bien el bolso o apretarse la cartera para que no te los birlen. Recordaba estos principios fundamentales cuando veo que pasan los días y la querida consejera de Fomento, Marifrán Carazo, se ha metido en el lío sobre el uso de los patinetes en el Metro. El sevillano con la línea de Metro es celoso como con su madre: no hay más que una. Pasa la vida, pasan las horas, pasan los amaneceres y venga a crecer el debate después de una prohibición con esas marchas atrás parciales que sólo empeoran las cosas. Primero no al patinete en el Metro, después sí pero con condiciones. Marifrán se nos va a la carrera por la Alcaldía de Granada, la misma que sirvió de moneda de cambio en 1979 entre socialistas y andalucistas. La primera se la quedó el PA para don Luis Uruñuela, mientras que la de la ciudad de la Alhambra fue para el partido del puño y la rosa.
Tenga suerte Marifrán en su nueva empresa, pero déjenos las aguas mansas con el asunto del Metropolitano y el dichoso patinete. Nos dan siempre la barrila del transporte intermodal, nos pregonan que lo importante es combinar la bici con el tren de Cercanías, el autobús con el tranvía o el patinete con el Metro, por poner algunos ejemplos. Ahora se han registrado quejas por las molestias que provocan los portadores de patinetes. Claro que sí, se entiende. ¿Y los que llevan las mochilas a la espalda? Nadie baja la mochila al entrar en un vagón. Una persona con mochila a la espalda es considerado un ser en su totalidad, como los indios cuando veían a un español a caballo, que pensaban que era una suerte de centauro. El problema es la mala educación, como de costumbre. No se puede prohibir el patinete porque destrozas la deseada intermodalidad del transporte. Intermodalidad, por cierto, rima con transversalidad y sostenibilidad, tres palabros por los que se pirran los políticos. Ahora la Junta dice que se podrán llevar los patinetes en el vagón del Metro, pero dentro de una bolsa. Y que las bicicletas deben tener unas medidas concretas para no incordiar más de la cuenta con los aparatos a los restantes viajeros.
¿Cómo no vio Marifrán que era una barbaridad prohibir los patinetes en horas punta? Bájate del patinete, consejera, no vaya a ser que a última hora haya que lamentar un resbalón absurdo tras más de cuatro años en el Gobierno sin que haya comenzado la obra de la segunda línea. Las caídas del patinete pueden ser de Casa de Socorro, como se decía antiguamente.

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