La particular versión de Blancanieves de Pablo Berger, muda, en blanco y negro y ambientada en el mundo de los toros, arrasó en la XXVII edición de los Premios Goya, cuya gala, organizada por la Academia del Cines Español, se celebró anoche en el Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid. La cinta de Berger, que con 18 candidaturas partía como favorita, se llevó diez galardones, incluido el de mejor película, y de entre las grandes nominaciones apenas se le escapó la del Goya al mejor director, que fue para Juan Antonio Bayona por Lo imposible.

Blancanieves consiguió además los premios a mejor actriz principal, para Maribel Verdú, y mejor actriz revelación, para Macarena García, así como dirección artística, vestuario, canción original, música original y dirección de fotografía. Por su parte, Lo imposible, la historia de una familia que sobrevivió al tsunami de 2004 en Tailandia, de Juan Antonio Bayona, se hizo con 5 de los 14 Goya por los que competía, entre ellos el de mejor dirección; Grupo 7 sólo consiguió dos de sus 16 nominaciones y El artista y la modelo se fue de vacío, pese a sus 13 opciones a premio

"Me gustaría dedicar este Goya a toda esa gente en este país que ha perdido sus casas, sus ilusiones, sus esperanzas, su futuro, e incluso sus vidas, por culpa de un sistema quebrado, injusto, obsoleto que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos", dijo Maribel Verdú al recoger el segundo Goya de su carrera, conseguido gracias a su interpretación como madrastra de Blancanieves en la película de Berger. Tras enumerar una por una a sus competidoras en la categoría, a las que no solo alabó sino que también les dedicó el premio, Verdú dio las gracias a la Academia "por confiar en mí y hacerme este regalo". Dedicó también parte de su agradecimiento a Pablo Berger por darle "la mala más mala en 29 años de carrera", a la que le ha "cogido el gusto". Verdú se impuso a la joven candidata Aida Folch, a la ganadora de un Oscar Penélope Cruz y a la australiana Naomi Watts.

La Blancanieves flamenca y muda de Berger le dio también el Goya a la mejor actriz revelación a Macarena García, que se enfrentaba por este premio a Carmina Barrios, nominada por Carmina o revienta, a Estefanía de los Santos por Grupo 7 y a Cati Solivellas por Los niños salvajes. "Muchas gracias, muchas gracias, muchas gracias", repitió la actriz, muy emocionada, que compartió el galardón con Sofía Oria, a la que se refirió como "la otra mitad de Blancanieves" y que interpreta este papel en su edad infantil. Centrada principalmente en la televisión, con apariciones en diversas series de éxito, Blancanieves ha sido su primer papel protagonista, un trabajo que ya le valió la Concha de Plata del Festival de San Sebastián a la mejor actriz.

Paco Delgado se llevó el Goya al Mejor diseño de vestuario por vestir a Blancanieves de torera y a su malvada madrastra de fashion victim folclórica. El próximo domingo podría hacerse con el Oscar por su trabajo en Los miserables. "Este año estoy nominado para muchos premios, pero éste es el que más ilusión me hacía recibir, porque es el de nuestra cinematografía, a la que debo toda mi carrera", señaló un "superorgulloso" Delgado al recoger su Goya, "el más caro de toda la historia del cine por la subida del IVA", añadió.

El Goya a la mejor canción originó un lamentable fallo debido a un error de la actriz Adriana Ugarte, que leyó los nombres de los compositores del tema de Los niños salvajes cuando en realidad la ganadora era la canción compuesta para Blancanieves, No te puedo encontrar, del propio director, Pablo Berger y Juan Gómez Chicuelo. "Perdón por el error", se disculpó abochornada Ugarte. "Vaya momentazo", añadió Carlos Santos, que anunciaba a los ganadores junto a ella. La desafortunada anécdota llegó justo después de que Concha Velasco, galardonada con el Goya de honor, recordara la vergüenza que sintió  en 1996 cuando se levantó pensando que el Goya era para ella por Más allá del jardín, cuando en realidad era para Emma Suárez por El perro del hortelano. Velasco provocó risas y grandes aplausos al grito de "por fin tengo en mis manos un Goya". Con todo el auditorio del Centro de Congresos Príncipe Felipe en pie, la actriz recibió el premio de manos de su sobrina, Manuela Velasco. "Es un honor para mí recibir este Goya de Honor y haberlo recibido de manos de mi sobrina Manuela Velasco, que tiene un Goya. Y no sabéis queridos amigos, académicos, lo que supuso para mí que Manuela tuviera una Goya… ¡Yo nunca he tenido un Goya!".

Juan Antonio Bayona, que ya ganó el Goya al mejor director novel por su anterior film, El orfanato, dio la sorpresa en una noche en la que se estaba imponiendo Blancanieves. De los cinco premios cosechados por Lo imposible, el más relevante es el que distingue al realizador catalán como mejor director, imponiéndose así a Berger, Rodríguez y Trueba. Muy emocionado y llorando, el realizador catalán quiso dedicar el Goya a "mucha gente que esta noche no puede estar aquí", en referencia a las víctimas del tsunami que arrasó las costas de Tailandia en 2004 y en el que está basada Lo imposible. Bayona abandonó el escenario para entregar el Goya "a quien representa a esas personas", que es María Velón, la mujer que inspiró el personaje que en el film interpreta Naomi Watts, y que también es coguionista de la película.

Grupo 7, de Alberto Rodríguez, sólo consiguió dos de los 16 premios a los que optaba, servidos ambos por su espléndido reparto. El actor gaditano Julián Villagrán se hizo con el Goya al mejor actor secundario por su interpretación de un yonqui en la Sevilla anterior a la Exposición Universal de 1992. Ésta era la segunda nominación para el actor, que ya optó al Goya en 2008 por Bajo las estrellas. Villagrán compartió el premio con "esos enormes actores" nominados con él y a otros que "han hecho buenísimos trabajos este año". Natural de Trebujena, recordó a su familia y agradeció al realizador Alberto Rodríguez "ser tan buen cineasta". Y sobre su papel, señaló con humor que "yo poco he tenido que hacer aquí, porque para mí hacer de yonqui... no tiene ningún mérito", entre las risas del auditorio.

Por su parte, el malagueño Joaquín Núñez ganó el Goya al mejor actor revelación por su papel en la misma película. Tras calificar el premio recibido de "maravilloso", quiso compartirlo con todos sus compañeros y se lo dedicó a su familia, al público, "al amor y a todos los que han trabajado para que el cine español se escriba con mayúsculas". "Nos vemos tomándonos una cañita, unas almendritas o algo de picar", se despidió Núñez, que a sus 52 años, y con tres décadas de experiencia principalmente teatral, se ha hecho un hueco en el cine con su primer papel importante, el de un policía poco ortodoxo y corrupto que no duda en sacar beneficios personales de su trabajo.

El veterano actor madrileño José Sacristán obtuvo el primer Goya de su extensa carrera al ser considerado por la Academia de Cine como el mejor actor protagonista del año 2012 por su trabajo en El muerto y ser feliz, de Javier Rebollo. Sacristán, miembro fundador de la Academia y que nunca había sido nominado, recibió la ovación de la noche e incumplió su promesa de ser breve, que había expresado en las semanas anteriores a la entrega. "Se ha hecho de rogar, don Francisco. Pero ha valido la pena esperar a David (Trueba) -que le dirige en Madrid, 1987- y a Javier (Rebollo) -en El muerto y ser feliz-, gente joven con talento y con coraje, que saben de cine, que lo aman y lo pelean".

Candela Peña consiguió el Goya a la mejor actriz secundaria por su interpretación en Una pistola en cada mano, dirigida por Cesc Gay y su primer trabajo en tres años, por lo que afirmó desde el escenario: "os pido trabajo, tengo un niño que alimentar". "Hace tres años que no trabajaba. En estos tres años he visto morir a mi padre en un hospital público donde no había mantas para taparlo y le teníamos que llevar el agua", dijo. "En estos tres años ha nacido un hijo de mis entrañas y no sé qué educación pública la espera. En estos tres años he visto gente sin trabajo que se mata por no tener casas. Esta alegría no me la amarga nadie y os pido trabajo. Tengo un niño que alimentar", dijo tras agradecer el premio en catalán, inglés y español.

Las aventuras de Tadeo Jones, el supertaquillazo de Enrique Gato, se alzó con el Goya a la mejor cinta de animación. Como auguraban todos los pronósticos, el film también consiguió los premios al mejor director novel y al mejor guión adaptado. El cineasta dio las gracias a la Academia de Cine "por quitarse de encima todos los prejuicios que se le achacaban", por hacer que un film animado llegara a la categoría de dirección novel y se llevara el premio.

Francia consiguió el Goya a la mejor película europea por Intocable, todo un fenómeno cinematográfico que ha conseguido una recaudación de más de 320 millones de euros y ha sido nominada a los Bafta, los Globos de Oro y los Premios del cine Europeo. Intocable se impuso a las también francesas De óxido y hueso, de Jacques Audiard, y En la casa, de Francois Ozon, y a la británica Shame, de Steve McQueen. Sus directores, Olivier Nakache y Eric Toledano, recordaron en su lista de agradecimientos al Festival de Cine de San Sebastián y a su director, José Luis Rebordinos, "por creer en Intocable y celebrar allí el estreno mundial de la película".

Por su parte, la divertida y punzante comedia de zombis cubana Juan de los muertos, dirigido por Alejandro Brugués y con participación de la productora sevillana La Zanfoña y la granadina Sacromonte Films, fue galardonada como mejor película iberoamericana. "Al hacer esto han abierto una puerta para el cine independiente cubano que nadie va a poder cerrar", afirmó Brugués después de recibir el galardón.

El presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, aseguró en el tradicional discurso institucional de la gala que el cine español "no es ni de los de la ceja, ni de los del bigote ni de los de la barba", sino que pertenece a todos porque es un derecho de los ciudadanos. Además, criticó la subida del IVA al sector de la cultura y, como viene siendo habitual, cargó contra las descargas no remuneradas a través de internet, vaticinando un empobrecimiento de la cultura si no se respetan los derechos de autor y la propiedad intelectual.