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El increíble Jiménez

  • La mejor actuación de su vida en el Masters, cuarto, pasados los 50 años despierta la admiración del mundo del deporte "Es la vez que vi más cerca ganar un grande", afirma

Probablemente Miguel Ángel Jiménez no ganará nunca un major, un grande. Sólo dos españoles, Severiano Ballesteros (cinco) y José María Olazabal (dos) lo consiguieron. El vasco lo hizo el siglo pasado, en 1999, hace ahora 15 años. Pero el caso del churrianero deja con la boca abierta a los especialistas, desafía a quien busca argumentos para explicar algo característico y particular como el golf, seguramente el único deporte en el mundo en el que entre los cinco mejores del evento más glamouroso y selecto coinciden un jugador de 20 años, Jordan Spieth, segundo, con otro de 50, Miguel Ángel Jiménez, cuarto. Al mismo tiempo coinciden longuilíneos cuerpos forjados en el gimnasio con un tipo de 140 kilos como Kevin Stadler. Todo cabe del tee al green.

Pasados los 50, con una pierna rota en las Navidades de 2012 mientras esquiaba, Jiménez se ha convertido en algo así como un icono de la eterna juventud para el deporte, que mezcla la disciplina y el esfuerzo con ser un bon vivant. Para contextualizar, el jugador más veterano en ganar un major en toda la historia fue Julius Boros, que en 1968 venció en el PGA con 48 años y cuatro meses. Le sigue en longevidad Jack Nicklaus, seguramente el mejor golfista de todos los tiempos con 18 títulos en los grandes. Con 46 años y ocho meses venció en 1986 en Augusta. El tercero en la lista es del siglo XIX. Old Tom Morris ganó el British Open en 1867 con 46 años y 99 días. Jiménez coqueteó en Augusta con la posibilidad de reactualizar récords intactos durante un puñado de décadas.

El de Churriana cultiva esa imagen de despreocupación, de puro, vino y aceite de oliva, su respuesta cuando le pregunta por cuál es el elixir. Quienes saben de golf aseguran que detrás de ese cliché hay muchísimo trabajo, que es imposible competir en la superélite sin muchas horas de práctica y gimnasio. Cada vez los campos son más largos y se exige más potencia en el drive para estar arriba. Jiménez resiste el empuje. "Aquí estaremos pateando culos a los jóvenes mientras me dejen", es una frase recurrente de su repertorio. Se ha generado cierto debate con la edad en este Masters. Con dos Masters (1985 y 1993) a sus espaldas, Bernhard Langer, a sus 56 años, fue octavo. También Fred Couples, 54, estuvo en el Top 25. "Los veteranos nos cuidamos, estamos logrando estar mejor físicamente. Si no quieres estar aquí con 50 años, no deberías estar aquí. A mí me encanta el golf, competir y esa es probablemente la razón del éxito", decía el malagueño.

Mientras Bubba Watson se colocaba la segunda chaqueta verde de su vida, Jiménez lamentaba su cuarto lugar, el mejor en su 15ª participación en Augusta. Tenía otros tres Top 10, pero con un octavo como mejor. Fue su noveno puesto entre los 10 mejores en un major en su carrera. Watson acabó con -8, tras él dos debutantes en el campo, Spieth y Blix, con -5 y ya en solitario, cuarto, Jiménez con -4.

"Es la vez que más cerca me he visto de ganar un grande y acabar cuarto te deja un sabor regular. Si te dicen que de aquí al final de tu carrera vas a acabar cuarto en todos los torneos igual lo firmas, pero cuando estás aquí y ves las opciones... Es duro", resumía tras el torneo Jiménez en rueda de prensa: "Tengo 20 victorias en el circuito europeo y lo que me gustaría es rematar con un major. No sé lo que significa ganar un grande y me encantaría experimentar esa sensación".

Jiménez acabó el torneo con tres tarjetas bajo el par del campo y una, los 76 golpes del viernes, muy por encima. Comenzó como un tiro el jueves, con cuatro birdies en nueve hoyos y un liderato provisional. Abrió y cerró el torneo con 71 golpes. La sima fue ese 76. La cima, 24 horas después, un mágico 66, su mejor tarjeta en el mítico campo igualada con la que hizo en la última ronda de 2010. Sólo otros dos mayores de 50 años, Ben Hogan y Fred Couples, hicieron una ronda igual en Augusta en la historia, nadie mejor. "La explicación está en los 76 golpes del viernes. Esa ansiedad por buscar los birdies, por atacar las banderas, me hizo mucho daño. Y el último día estuve muy frío en el putt en los primeros nueve hoyos. Me dejé muchos putts por el campo y me da rabia, aunque sé que al final tengo que estar satisfecho y feliz por lo que he conseguido", afirma.

Jiménez, al acabar en el Top 10 de Augusta, se garantiza volver el año próximo. Y cuando mira con perspectiva se alegra. "Nada más caerme esquiando y al poco de operarme nadie daba un duro por mí, ni yo tampoco, pero cuando vi que no dolía y con lo cabezón que soy, me di cuenta de que sólo era cuestión de trabajar duro y en eso no hay problema. Estoy satisfecho por estar aquí, en esta situación, y ojalá sea un espejo para otras personas que se encuentran con dificultades, que vean que se puede salir", remataba el increíble Miguel Ángel Jiménez.

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