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Nadal, en el diván: "Soy humano"

  • El ex número uno del mundo se sincera y admite que necesita recuperar la confianza, aunque se agarra a la motivación para tratar de volver a "competir", el verbo que más añora

Si lo primero para solucionar un problema es admitirlo, Rafael Nadal está en el buen camino. El español se enfrenta a un rival dentro de su cabeza mucho más complejo de derrotar que Federer o Djokovic. Puso rumbo a España antes de lo previsto tras una prematura derrota el domingo en la tercera ronda del Masters 1.000 de Miami, donde se volvió a ver a ese jugador dubitativo y errático de principios de año. Asegura que no es culpa del físico, mental y psicológico, tan importante para un tenista como tener una rodilla perfecta.

"Estoy jugando con muchos nervios durante muchos momentos, en momentos importantes, con mucha ansiedad. Me siento más cansado de lo normal, no tengo la confianza de que cuando golpeo la pelota la voy a mandar adonde quiero. Todas esas pequeñas cosas que son difíciles de explicar", constató Nadal, con el semblante preocupado, tras perder por 6-4, 2-6 y 6-3 ante su compatriota Fernando Verdasco.

La siguiente pregunta era lógica. ¿Cuál es el motivo? "Supongo que por las ganas de querer hacerlo bien, por las dudas que te crean meses fuera de competición y sentir que las cosas cuestan", dijo en una charla franca, como si se encontrara tumbado en un diván, buscando el origen en un 2014 con problemas físicos.

El año pasado, un bloqueo en la espalda lo dejó en desventaja en la final de Australia, que perdió ante Wawrinka. Una lesión en la muñeca derecha le impidió defender los títulos de Toronto, Cincinnati y US Open, y en la recta final se sometió a un tratamiento de células madre en la espalda y fue operado del apéndice. Volvió en 2015, pero, después de perder en la primera ronda de Doha, cayó ante Berdych en los cuartos de Australia con evidentes problemas en la pierna derecha. Reapareció en Río, donde perdió en las semifinales con Fognini con molestias musculares.

Parecía recuperarse con el título en Buenos Aires y los cuartos de final en Indian Wells, pero los golpes físicos parecen ser el germen de lo que le pasa ahora en la cabeza al campeón de 14 títulos de Grand Slam. "Mucha gente pasa por estas cosas en su carrera y no soy una excepción. Simplemente soy un humano más que durante mi carrera me ha pasado muy pocas veces y que ahora me está pasando un poquito más de lo que me gustaría", dijo sobre unas dudas que antes apenas asomaban en uno o dos puntos, pero que ahora se alargan varios juegos.

"Voy a tratar de cambiarlo. Necesito un poquito más de calma para hacer las cosas mejor. Estoy entrenando bien, jugando mucho mejor que hace un mes y medio. Es un tema de conseguir hacer las cosas bien, relajarme, de jugar con calma, con confianza". El paciente ofrece el diagnóstico, aunque sabe que las derrotas, como la del domingo, no hacen más que acrecentar la ansiedad, la que se refleja por ejemplo en esa extraña doble falta con punto de set en contra.

Nadal debería encontrar remedio ahora en la arcilla, su superficie favorita. Está deseando mancharse de polvo naranja los calcetines. Llega la primavera en Europa, la mejor época del año para él con visitas a Montecarlo, donde ha ganado ocho veces, Barcelona (ocho), Roma (siete) y París (nueve). ¿Será una presión extra ser quizás el mejor jugador de la historia en arcilla? "Lo que es seguro es que no voy a ganar 30 Montecarlos, 20 Barcelonas y 16 Roland Garros", dijo, consciente de que todo dominio tiene un final.

"No tengo nada que perder", sorprendió, porque en tierra batida sólo se esperan sus victorias. Siempre fue así. "En este punto de mi carrera gané ya suficientes cosas como para decir que no necesito ganar más", admitió. "Pero quiero hacerlo, mantener esa sensación de que puedo competir. Y tengo la motivación", avisó.

"He sido capaz de cambiar muchas situaciones negativas en mi carrera y quiero hacerlo de nuevo. Acepto el problema, lo encaro e intento solucionarlo", dijo positivo. Entre esas soluciones no está de momento un psicólogo: "(El tenis) Es un juego, no es tan importante. Lo tengo que arreglar por mí mismo", afirmó desde el diván.

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