De no ser por el 2-2 final, muy buenas cosas se habrían hablado del Málaga. Pese a las desatenciones extemporáneas y la alta penalización del empate, que supo a derrota, algunos jugadores dieron un paso al frente y hay que pensar que puede ser el principio de un cambio. Varios pugnaron por ser el mejor de la noche.

Como Juan Carlos, que ni marcó ni asistió pero fue un peligro constante por la banda izquierda. Tuvo opciones para el tiro, como esa jugada en la que decidió pasar a Charles para luego reclamar penalti, y en la segunda mitad, cuando peor se ponían las cosas con la roja a Tissone, sacó lo mejor de sí mismo. Como la picardía para sacar rápido una falta que pilló desprevenido al Granada y que acabó con el tanto de Fornals. Precisamente el castellonense salió del banquillo para reivindicarse también. Con su buen tanto y el descaro que trajo para ocupar los espacios que había dejado la inferioridad numérica.

Miguel Torres, una de las novedades, aprovechó la sentada de Boka para mostrarse. Mucho más seguro que el africano, liberó a Juan Carlos y hasta se permitió el lujo de subir al ataque y dar la asistencia del primer tanto a Charles. Igualmente, el brasileño obtuvo la recompensa a un muy buen trabajo durante la noche. Se ofreció, se movió y tiró del manual del 9 para marcar un bello tanto en la acción del 1-0.