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Duelo en Mestalla de dos banquillos en apuros

  • El Betis quiere consolidar su reacción ante el Dépor

Uno de los grandes duelos de la vigésimo cuarta jornada se vivirá en Mestalla, donde el agonizante Valencia recibirá al aún más moribundo Espanyol, con ambos entrenadores con la soga al cuello. Los malos resultados y el mal juego han puesto en el disparadero al británico Gary Neville en Valencia y al rumano Constantin Galca en el Espanyol.

Y es que, desde que Neville asumió el mando en sustitución del portugués Nuno Espírito Santo, el Valencia no ha sumado ni una sola victoria en la Liga, donde acumuló cinco empates y cuatro derrotas, y cayó de manera humillante ante el Barcelona en la Copa del Rey.

"Para nada me juego el puesto mañana", aseveró ayer Neville, convencido de que puede revertir una situación que sitúa a su equipo en la décimo cuarta posición, a tan sólo cuatro puntos de distancia de los puestos de descenso. "Creemos en nosotros y en nuestro trabajo. No puede ser que tengamos tan mala suerte delante de la portería. Llegará el momento en el que la pelota entrará", añadió el técnico británico, que recuperará a Paco Alcácer y al argentino Enzo Pérez.

Incluso ayer la presidenta Layhoon Chan acudió a la ciudad deportiva de Paterna para reunirse con el técnico Gary Neville y los responsables deportivos Jesús García Pitarch y José Ramón Alexanco. Neville, tras 45 minutos de reunión, fue el primero que la abandonó, pero Layhoon Chan, García Pitarch y Alexanco prosiguieron en el interior de las dependencias de la ciudad deportiva valencianista.

El momento del Espanyol, con Galca, es aun más crítico. Tras la sonrojante derrota el pasado lunes frente a la Real Sociedad (0-5), los jugadores salvaron la cabeza del rumano, que parecía condenado después de que no haber sumado ni un solo triunfo desde Navidad.

Los blanquiazules, decimoséptimos a un punto de la zona de peligro, cuentan sus salidas por derrotas y una más, ante el Valencia, supondría la casi segura destitución de Galca.

En el duelo que cierra el sábado, el Deportivo recibe con hambre de triunfo, ya que aún no ha ganado en 2016, a un Betis en línea ascendente, que sólo ha perdido uno de los cuatro últimos partidos y que se presenta en Riazor anímicamente reforzado por la victoria que logró ante el Valencia (1-0) el pasado fin de semana, aunque a domicilio no vence desde el 27 de noviembre.

Los locales se mantienen en una situación cómoda en la clasificación, pero en lo que va de año apenas han avanzado por la ausencia de triunfos. Su pretensión es reengancharse a la lucha por Europa, mientras que los verdiblancos quieren seguir la buena dinámica con Juan Merino.

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