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El camino a seguir

  • El Málaga abrazó ante el Leganés algunos de los pilares para su crecimiento: portería a cero, continuidad en el ataque, confianza en el juego propio o ponerse por delante para ganar convicción

Habrá quien ya vea un punto de inflexión en el Málaga. Que las tres semanas seguidas sin derrota, hito en la temporada, esos siete puntos logrados de los nueve últimos, ya representan un cambio. La mejoría es evidente, al menos en cuanto a resultados; también que el domingo el equipo mostró su versión más compacta del curso. Pero el reto de la continuidad sigue presente. Nada fácil teniendo en cuenta, además, que el calendario de los próximos desplazamientos (Calderón, Camp Nou, Mestalla, Sánchez Pizjuán, Balaídos) es harto exigente. Si de algo sirvió la goleada ante el Leganés es para alumbrar el camino y ver los pilares en los que cimentar el crecimiento.

Con problemas de definición durante todo el curso, incluso con el propio Juande Ramos hurgando con sus declaraciones en la falta de calidad en el remate a puerta, lo que más llama la atención del triunfo fueron los cuatro tantos. El Málaga no había pasado de los dos goles por partido y el domingo hizo un par en cada tiempo. Además, con posibilidad de haber logrado alguno que otro más. Amén de la puntería, el equipo en ningún momento renunció al ataque y trató de ser protagonista en el juego, de ahí su alta presencia arriba. Además, hubo variedad: el penalti de Jony, el gol a la contra de Chory Castro, el cabezazo de Camacho en acción a balón parado... No obstante, más importante que todo fue que el equipo blanquiazul logró dejar la portería a cero. Por ser la primera vez en la temporada, ello reforzó el sistema defensivo, tan frágil en este arranque. Hubo ocasiones del rival y hasta se produjo la clásica tempranera oportunidad del Leganés para ponerse, como los demás, por delante en el marcador. Pero esta vez no hubo que lamentar un error personal de un defensa ni una mala decisión del portero; al contrario, fue la gran intervención de Kameni la que empezó a dar confianza en el plano defensivo.

Otro de los aspectos, derivado de los anteriores, es que el equipo se pudo poner en ventaja, algo que no ocurría desde la primera jornada. Entonces, el Osasuna acabaría empatando. Por la inercia de tener que buscar el empate y por un cambio defensivo de Juande Ramos que también propició que la defensa se metiera atrás. Ante el Leganés ocurrió al revés: el Málaga siguió atacando y manteniendo líneas adelantadas buscando el segundo. Tras el descanso, con los madrileños obligados a ir arriba a exponer, el cuadro malaguista mantuvo la actitud firme y fruto de ello llegó pronto el tercero, que sentenció cualquier opción de reacción.

Verse arriba en el marcador y dio confianza y atrevimiento para hacer cosas. Por ejemplo, explotar ese juego en velocidad y con espacios que tan bien le viene a futbolistas como Jony, Chory Castro y Sandro. Consecuencia de esa liberación en el terreno de juego los rendimientos individuales también notaron la mejoría. Ahí está el caso evidente de los Mikel Villanueva, Pablo Fornals, Jony o Camacho. Nueve jornadas después, se abre una espita.

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