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Una plantilla de 10 millones

  • El coste en sueldos de la actual plantilla del Unicaja se ha reducido respecto a las anteriores para tapar desfases económicos correspondientes a anteriores ejercicios

La crisis económica golpea y el Unicaja no es ajeno a ella. En el mismo año en el que se han marchado dos de los patrocinadores más longevos en la historia de la ACB, Tau y Pamesa, la caja sigue apostando firmemente, sin dudas, por el baloncesto, consolidada como uno de los patrocinadores más solventes del continente. Los máximos rectores transmiten tranquilidad si se les cuestiona sobre el futuro del baloncesto en Málaga cuando se advenga la caja única andaluza y haya que revisar los gastos y las inversiones. Pero no hay hueco para dispendios. Y en ello se anda, en cuadrar números y ajustar balances.

El presupuesto para la totalidad del club ha superado en anteriores temporadas los 18 millones de euros. En ésta, descenderá ligeramente por las pérdidas de algunos patrocinadores secundarios. Se ha intentado remendar esas fugas, pero sólo se ha conseguido parcialmente. No es una pérdida demasiado significativa porcentualmente, de todas formas.

Pero donde sí se nota es en la composición de la plantilla del primer equipo. El hueco salarial disponible para confeccionar ese segmento sí que ha descendido notablemente. Los americanos le llaman el budget, la suma de los salarios destinada a los jugadores de la plantilla. En las dos últimas campañas había alcanzado los 13,5 millones de euros. En esta campaña, el tope se ha rebajado a algo más de 10 millones. Es decir, una reducción de casi un 25%. De ahí la apuesta de la dirección deportiva por rejuvenecer la plantilla y redimensionar el proyecto, con fichas más baratas, aunque a cambio se haya hecho frente a onerosos traspasos. Entre Alta Gestión, Ricoh Manresa y Gran Canaria han percibido casi un millón y medio de euros por los derechos de Saúl Blanco (850.000), Guillem Rubio (400.000) y Joel Freeland (175.000). Cierto es que el Regal Barça compensó al Unicaja con la misma cantidad recibida por el club canario por la renuncia a los derechos de Boniface Ndong.

No es norma en el baloncesto pagar traspasos, si acaso cantidades pequeñas, pero el Unicaja sí lo ha hecho. No al estilo de Real Madrid o Barcelona, que se han colocado al mismo nivel que rusos o griegos en las últimas campañas. Pero el club malagueño ha utilizado esa fórmula para, al mismo tiempo, rebajar las nóminas a percibir. Los traspasos, que se pagan a plazos salvo el de Freeland, se amortizan con la larga duración de los contratos. Tres años para Rubio y Saúl, prorrogables en este último caso, y cinco para Joel Freeland, aunque con cláusula de salida asequible para la NBA, donde Portland tiene sus derechos y está interesado en contar con él. Prevé dar su salto en dos años.

Si en la temporada precedente había tres jugadores por encima del millón de euros de ficha al año (Haislip, con 1,7 millones el más caro, Welsch y Jiménez), en esta temporada sólo Printezis (1,1) supera esa simbólica frontera. El checo y el antiguo capitán de la selección española han bajado sus retribuciones a menos de la mitad y en casi un tercio, respectivamente. No se han afrontado las subidas de Cabezas y Ndong y el sueldo medio se ha rebajado notablemente.

¿Dónde ha ido a parar ese remanente de las cargas soltadas por Haislip, Welsch y Jiménez? A tapar los agujeros de las últimas temporadas, con algún desfase económico. Por ejemplo, los 500.000 euros que cobró Gomis la temporada pasada, una partida extra aprobada tras la lesión de Berni Rodríguez. O los numerosos temporeros de campañas atrás, una larga lista. O la parte proporcional de las fichas de Alfonso Sánchez o Paulao Prestes esta temporada, puesto que Xacobeo y Murcia no asumen la totalidad de ellas en sus cesiones. O las liquidaciones de Faverani, Kus y Popovic.

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