Economía

Abengoa advierte que Europa está "perdiendo el tren" del desarrollo de los biocombustibles

"La falta de un marco regulatorio estable y la indecisión sobre su futuro energético puede hacer que Europa se quede atrás en los biocombustibles y pierda el tren de la segunda generación". Ésta es la advertencia que lanzó ayer el consejero delegado de Abengoa Bioenergía, Javier Garoz. En una entrevista con Efe, Garoz explicó que los biocombustibles de "segunda generación", los que no utilizan directamente los cultivos sino sus residuos, tienen un potencial de futuro en la utilización de "biomasa de cultivos industriales, especies arbóreas con alta densidad energética que pueden crecer y regenerarse en un corto período de tiempo".

El directivo señaló que el "gran problema en Europa es que la agricultura, que puede ser una fuente de biomasa", se ha preocupado por "armonizar los cultivos de las diferentes regiones, en lugar de crear una industria competitiva y sofisticada". Garoz señaló que la única biomasa que puede ser viable en Europa, "aunque no generará biocombustibles a gran escala para cumplir sus objetivos de sostenibilidad", es la de los residuos sólidos urbanos.

Sin embargo, el directivo de Abengoa destacó la política de EEUU y Brasil, que "entienden el valor de los biocombustibles de segunda generación". Los biocombustibles de segunda generación se obtienen a partir de la biomasa de "residuos sin valor", como la paja del maíz o de la caña de azúcar, e incorporan azúcares de la celulosa de esta biomasa, que, según Garoz, se pueden generar a escala industrial de forma competitiva. El uso de estos azúcares, en los que está trabajando Abengoa en EEUU, también pueden incorporarse a los etanoles de primera generación (fabricados a partir de los cultivos) para conseguir una disminución de la cantidad de grano de maíz o de trigo necesario.

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