Economía

El BCE y Andalucía

  • La región será una de las más beneficiadas por los efectos positivos de las medidas anunciadas por el banco central, pero también será necesario el concurso de los agentes públicos y privados.

PARA cualquier territorio, y en particular para el nuestro, Andalucía, con una tasa de paro del 35%, es siempre recomendable evaluar las consecuencias e implicaciones de las medidas de política económica que nos afectan, sobre todo si éstas son de calado. Tal es el caso de las recientemente anunciadas por el Banco Central Europeo (BCE) el pasado 5 de junio. A subrayar que, como en otras muchas y crecientes ocasiones, nos influyen ya más las disposiciones económicas adoptadas en el ámbito comunitario que en el nacional. Hoy no podríamos afirmar, como hizo en su momento Joan Robinson, que "la misma naturaleza de la economía política está enraizada en el nacionalismo".

Pero antes de pasar a comentar tales acuerdos y su impacto posible sobre la economía andaluza, conviene recordar que la implantación del euro, y el posterior funcionamiento de la moneda única europea, han estado lejos de satisfacer los requisitos que los economistas prescriben para la configuración óptima de una unión monetaria. En especial, han faltado dos ingredientes básicos: unos mecanismos fiscales compensatorios que corrigieran los mayores desequilibrios cíclicos de unas zonas frente a otras, y la inexistencia de un verdadero banco central en Europa, al estilo de la Reserva Federal de los EEUU.

Eso ha determinado para las denominadas "áreas periféricas" del euro unos movimientos pendulares, primero, de exacerbación de las burbujas financieras y, luego, una incidencia comparativamente más profunda de la crisis económica. En Andalucía hemos sido testigos de ello.

Pues bien, respecto de la segunda carencia referida, la inexistencia o parquedad operativa de una autoridad monetaria central merecedora de tal nombre, es donde en los últimos tiempos, y en particular desde el célebre mensaje de Draghi en el verano de 2012 de hacer wathever it takes (lo que haga falta) para salvar el euro, se están dando de forma progresiva pasos importantes. En esa senda se inscriben estas nuevas medidas del BCE.

La filosofía que inspira las mismas está presidida por el temor a la consolidación de una época duradera de deflación, con sus perniciosos efectos sobre la economía. En ese aspecto siguen la estela de otras autoridades monetarias centrales como la Reserva Federal, el Banco de Japón o el Banco de Inglaterra e, igualmente, se concentran, aunque con diferente grado y énfasis, en los mismos renglones que definen esta "nueva" política monetaria: reducción de tipos de interés, llegando incluso a fijar un tipo negativo para los depósitos de la banca en el BCE; facilitación de liquidez, especialmente para préstamos a las pymes; orientación sobre el futuro (forward guidance) de mantenimiento de estas actuaciones, y de su potenciación ante posibles deterioros de la economía; y, en fase de estudio avanzado, la posible compra de activos financieros (quantitative easing) a las entidades bancarias.

Es obvio que si se han decidido estas actuaciones es porque se consideran positivas para el conjunto de la economía europea pero, singularmente, para las zonas "periféricas", donde nos encontramos. Así, en términos relativos, Andalucía debería ser, sin paliativos, una de las regiones europeas que en mayor grado registrara los efectos positivos de esas medidas, aunque para ello será necesario el concurso debido de los agentes económicos públicos y privados. Las razones para esa afirmación son varias:

A) Es indispensable alejar el terrible fantasma de una deflación duradera sobre una economía con un 35% de paro. A ese alejamiento, como se ha señalado, se dirige la intervención del BCE.

B) La financiación empresarial se abaratará especialmente para las pymes (para las grandes empresas ese problema es menor), y Andalucía es básicamente una economía de pymes.

C) Pero además, la financiación a las pymes reducirá su coste especialmente en las economías "periféricas" como Andalucía, porque es en ellas donde los diferenciales de tipos de interés son hoy mayores (aunque las diferentes primas de riesgo empresarial impedirán obviamente una homologación plena a escala europea).

D) La depreciación del euro (después de un largo período de revalorización frente a otras divisas) estimulará las exportaciones europeas (dentro y fuera de Europa), pero lo hará en mayor grado para aquellas exportaciones de bienes y servicios más elásticas al precio, como es el caso de las de Andalucía.

E) En general, también, estos nuevos instrumentos favorecerán relativamente más a las economías que, como la andaluza, tienen una posición neta claramente deudora frente al exterior.

F) Medidas como las adoptadas por el BCE, que suponen en definitiva un aumento de flujos de fondos a escala comunitaria, harán de Andalucía, en circunstancias normales, una receptora neta de los mismos.

G) Cabe esperar, asimismo, un fomento indirecto del consumo como consecuencia de la influencia combinada de estos instrumentos.

H) En fin, las facilidades financieras y el coste del servicio de la deuda de las corporaciones públicas andaluzas deberían mejorar por su parte.

Las consecuencias reales de los mecanismos que venimos comentando, y de los que se pueden añadir según se ha anunciado, sólo nos lo dirá el futuro, y dependerán de diversos factores. Así, por ejemplo, es razonable suponer que la transmisión de los mismos, a través del sistema financiero, se intensificará a medida que las entidades bancarias despejen las incógnitas de las pruebas de evaluación de activos y de solvencia que el BCE y la Autoridad Bancaria Europea realizarán este año. Pero, en cualquier caso, y por los motivos expuestos, los nuevos pasos dados por el BCE merecen una valoración claramente positiva desde la perspectiva de Andalucía.

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