España

Diez años sin la mili por delante

  • Defensa conmemora el X aniversario de la supresión del Servicio Militar Obligatorio 200 años después de su instauración · Un 40% de miembros de las FAS procedían del reclutamiento obligatorio en 2001

El Ministerio de Defensa y la cúpula militar celebrarán este miércoles el X aniversario de la supresión del Servicio Militar Obligatorio, un sistema de reclutamiento que sostuvo al Ejército desde 1770 y que fulminó el Gobierno de José María Aznar.

El Cuartel de Artillería Antiaérea Capitán Guiloche de Fuencarral (Madrid) será el escenario de un acto, presidido por la ministra de Defensa, Carme Chacón, que servirá para reconocer a los millones de jóvenes que durante más de 200 años han cumplido con sus obligaciones y han servido a España realizando su Servicio Militar.

Las autoridades pretenden asimismo resaltar que diez años después de la supresión de la mili las Fuerzas Armadas son plenamente profesionales.

La desaparición de la mili se plasmó en un Real Decreto de 9 de marzo de 2001 aprobado por el Consejo de Ministros, que adelantó al 31 de diciembre de ese año, uno antes de lo fijado por la Ley de Régimen de Personal, la suspensión de la prestación del servicio militar.

Según el Decreto, el desarrollo del proceso de profesionalización requería el paso automático a la reserva de los militares de reemplazo, así como los jóvenes que tenían pendientes la prestación por disfrutar de prórroga o no haber sido clasificados

Ese mismo día, el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, ofrecía 1,2 millones de pesetas a los soldados que comenzaron su Servicio Militar Obligatorio ese año, pero con la condición de que de forma voluntaria ampliaran de nueve a doce los meses su permanencia en las Fuerzas Armadas.

El Ejército contaba a finales de 2001 con 74.948 soldados y marineros, con un 40% procedente del reclutamiento obligatorio.

Actualmente la plantilla es plenamente profesional y está compuesta por 17.759 oficiales, 28.680 suboficiales y 82.875 soldados y marineros, según el informe presentado el pasado viernes por la ministra de Defensa al Consejo de Ministros.

La incorporación de la mujer, que supone algo más del 12% de la plantilla, ha sido clave a lo largo de esta década, en la que también se ha registrado una mejora en los niveles educativos de los nuevos soldados, lo que posibilita su promoción a la escala de suboficiales y a la de oficiales.

Otro de los asuntos controvertidos en torno al Servicio Militar Obligatorio se centra en el reconocimiento a quienes fallecieron durante su cumplimiento.

En el patio del Ministerio de Defensa figura una placa junto al monumento a los Ejércitos, que lleva escrita la inscripción "en memoria de quienes fallecieron durante la prestación del Servicio Militar Obligatorio".

En esa placa se puede leer el artículo segundo de la Ley Orgánica del Servicio Militar, que dice: "El Servicio Militar en las Fuerzas Armadas constituye una prestación personal fundamental de los españoles a la defensa nacional".

Los únicos datos disponibles indican que desde 1986 hasta 2001 fallecieron 1.960 personas mientras realizaban la mili, la mayoría de ellos en accidentes de tráfico cuando se desplazaban de los cuarteles a sus domicilios.

El Congreso aprobó, a propuesta del PP, CiU y ERC, una proposición no de ley por la que se instaba al Gobierno a que se reconozca a los españoles que hicieron la mili, medidas de resarcimiento para las víctimas durante el mismo y que ese tiempo en el Ejército cuente como periodo de cotización de la vida laboral.

La investigadora del CSIC Valentina Fernández, último premio Soldado Idoia Rodríguez del Ministerio de Defensa, opina, en una entrevista en la Revista Española de Defensa, que en un principio era partidaria de haber mantenido la mili, que era un servicio que podía tener sentido.

Sin embargo, ahora "es evidente que estaba equivocada. Puede ser que su desaparición haya favorecido la relación entre civiles y militares" . "Saber -añade- qué hubiera pasado si no hubiera desaparecido el Servicio Militar... Pues sabe Dios!", concluye esta doctora en Filosofía y Letras y socióloga.

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