El martes, un grupo de jóvenes buscó a un vigilante de seguridad de un centro comercial de la capital donde estaban colgadas fotografías de la joven desaparecida para decirle que sabían de su paradero.

"Unas personas vinieron a media mañana, dijeron haber reconocido a Irene y que sabían donde estaba", relataba ayer el vigilante. "Ellos me dieron una descripción, unas pistas y llamé a la familia para confrontarlas", añadió este. Uno de los datos que despistó a los padres fue que los jóvenes aseguraban que la chica que habían visto hablaba marroquí, pero la familia lo desmintió y pensaron que se trataba de una pista falsa.

Sin embargo, por la tarde volvieron al centro comercial acompañados de "otro amigo que asegura al cien por cien que la muchacha que decían era Irene", comentó el vigilante y agregó que "insistieron en que viniera la familia, querían verla y lo vi todo un poco raro, alguna cosa ilógica y me pareció más oportuno llamar a la Policía y que ellos se hiciesen cargo del caso".

El vigilante entretuvo al grupo y afirmó que se mostraban un poco "nerviosos", preguntando en cada momento cuándo llegaba la familia. "Cuando llegó la patrulla se marcharon con ellos para indicarles el lugar donde la habían visto", concluyó. Así se inició el rescate de la joven que llevaba en paradero desconocido desde el 10 de enero.

Ayer, uno de los chavales que dieron la pista para el rescate de Irene -un marroquí que vivía de okupa en el edificio- comentó que vio su foto en los carteles y la reconoció "por los pendientes blancos y el aparato de los dientes". Lo comentó con otro amigo rumano que encontró en el albergue a la hora de comer.

Ambos coincidían en que la de los carteles era la misma chica que estaba en el edificio y por ello acudieron al vigilante de seguridad. Ayer relataban que la joven había intentado tirarse por la ventana.