Málaga

La Palmilla se vuelca con Catalina

  • Una familia cede un apartamento abandonado a una mujer sin hogar y dos hijos a su cargo sólo a cambio de que lo limpie Los vecinos utilizaban el inmueble como "escombrera"

Los vecinos de la Palmilla han demostrado que pueden llegar a ser muy solidarios. La labor de Jesús Rodríguez, conocido en el barrio como El Chule, es un ejemplo de ello. Apenas conocía a Catalina González cuando le ofreció durante varios meses alojamiento a ella y a sus dos hijos, de 3 y 4 años, en la Casa de la Buena Vida, un refugio que el mismo gestiona para desamparados, enfermos y drogadictos. Ahora, una familia de la barriada ha cedido a esta mujer un apartamento abandonado desde hace años que era utilizado por los residentes como "escombrera", según explicó el abogado José Cosín, que está mediando para que los herederos firmen por escrito la cesión definitiva del inmueble.

Hasta él se ha trasladado la nueva inquilina con sus escasas pertenencias, a cambio únicamente de que lo rehabilite. "Los vecinos presionaban a los antiguos propietarios para que lo limpiaran porque era un nido de ratas. Estaba lleno de basura y buscaban a alguien que lo aprovechara y que lo [aseara]", explicó Catalina, agradecida por el apoyo que está recibiendo por parte del colectivo Juventudes Libertarias, que incluso aporta los materiales para los trabajos de pintura. También la asociación Frente Cívico, que "ha pagado de su dinero" las tuberías para la instalación del agua, colabora en la rehabilitación del piso. La lucha de este colectivo ha llegado hasta las redes sociales, donde ha creado un evento para informar de varios puntos de recogida de alimentos que serán destinados a Catalina y sus hijos. "Me han traído sábanas y mantas y regalado muebles. Salir de la miseria con dos niños es muy complicado. Soy consciente de la ayuda que me están prestando", reconoce la mujer.

Desde temprano, Catalina hace malabares para cubrir cada día "las necesidades básicas". "Nos levantamos entre las 7:30 y las 8:00 para empezar a sacar la comida de debajo de las piedras. Vamos a Er Banco Gueno a pedir unas barras de pan y un cartón de zumo. Después, acudimos a los Ángeles Malagueños de la Noche con un tupper para llevarnos algo de comida y yogures", indica Catalina.

La mujer llegó a Málaga el pasado mes de agosto después de que la vida le jugara una mala pasada. Trabajaba como teleoperadora en una oficina de asistencia técnica sobre antenas, pero se quedó parada. Según su testimonio, fue abandonada por su pareja cuando estaba embarazada y con un bebé de meses. Asegura que el hombre se llevó todos sus ahorros. La única solución pasaba, dice, por ocupar de manera ilegal un piso en Barcelona, su tierra natal. Casi un año después, decidió escapar de allí por "problemas con los servicios sociales". Tras vivir un tiempo en Italia, comenzó su andadura en La Palmilla. "Los vecinos y yo somos muy diferentes, pero no tengo queja. He tenido que aprender a pedir ayuda", expresa la mujer, que aboga por "instaurar la recogida de alimentos como algo natural" y no sólo "en situaciones de emergencia".

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