La Universidad de Málaga (UMA) perderá casi un tercio de sus catedráticos en seis años y el 6% del conjunto del personal docente a consecuencia de la denominada tasa de reposición, que sólo permite sustituir con personal fijo al 10% de los profesores e investigadores que se jubilan o causan baja definitiva. En este momento hay 75 catedráticos que alcanzarán la edad forzosa de jubilación antes de 2020. A ellos se suman otros 77 profesores que también cumplirán los 70 años en este periodo.

El profesorado de la UMA está compuesto en la actualidad por 2.330 personas, de los que 259 son catedráticos de universidad. A estas bajas por jubilación se sumarán las que se puedan producir de forma voluntaria. El personal universitario tiene la opción de retirarse al cumplir los 60 años si ha trabajado durante 35 o a los 65 si acredita 30 años de ejercicio profesional. No obstante, la mayor parte de las bajas que se producen en la UMA responden a jubilaciones forzosas. Al tratarse de una universidad fundada hace 40 años el grueso del profesorado que se incorporó en la etapa fundacional llega en estos años a la edad del retiro. Esta circunstancia explica que el área de Economía Aplicada sea la más afectada, junto a la de Física y Didáctica de la Lengua, puesto que coinciden con las primeras facultades.

Las jubilaciones previstas entre el curso actual y el de 2019/2020 se suman a las 85 que han tenido lugar en los últimos dos años. El vicerrector de Coordinación Universitaria, José Ángel Narváez, advierte que "las universidades se están descapitalizando". "Perdemos el valor de la experiencia, del reconocimiento y del trabajo", explica. "La calidad de la enseñanza en áreas de gran experimentalidad como ciencias de la salud va a quedar comprometida porque se trata de estudios con mucha tradición y que, por tanto, han quedado muy expuestos".

El informe sobre el sistema universitario español indica que cerca del 80% de los catedráticos tiene al menos 18 años de actividad científica acreditada, mientras que en el escalón inmediatamente anterior (profesores titulares de universidad) el 26% no investigan y otro 26% sólo tienen certificados seis años de actividad científica.

El problema es que la tasa de reposición sólo permite convocar el 10% de las plazas vacantes. Si las cosas no cambian hasta 2020 cursarán baja en la UMA 152 personas pero sólo se podrán convocar en este periodo 15 plazas ."La tasa de reposición significa que jubilamos a catedráticos y su lugar lo ocupan sustitutos interinos, evidentemente personal con mucho menos recorrido profesional", apunta el vicerrector de Coordinación Universitaria.

Las universidades están intentando que el Ministerio de Educación permita, al menos, no contabilizar entre ese 10% las plazas que se cubren por promoción interna y que no suponen una incorporación real de personal a la plantilla fija. La fórmula de boca ancha en la salida de la carrera académica y el tapón en la entrada provoca, además, serias fracturas en la promoción del profesorado, quedando en las cunetas universitarias decenas de doctores acreditados por la Agencia de Evaluación de la Calidad sin posibilidad de acceder a una plaza en ninguna institución del país.

La prohibición de convocar nuevas plazas y reponer sólo al 10% de las que quedaran vacantes (Real Decreto Ley 20/11 de 30 de diciembre) la introdujo el Gobierno tras las elecciones de noviembre de 2011 con el objetivo de contener el gasto público y cumplir los objetivos de déficit. Entre 2002 y 2008 se convocaban todas las plazas que quedaban libres en las administraciones. En 2009, coincidiendo con los primeros ajustes introducidos por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, se marcó en el 30% la cobertura de los puestos vacantes. En 2010 la cobertura bajó al 15% y desde 2011 se mantiene en el 10%.