Puede parecer casi antinatural, pero es lo que está ocurriendo en Málaga. El vino dulce es conocido en medio mundo y, poco a poco, los tintos, blancos y rosados producidos en esta provincia están ganando en calidad y se pueden encontrar a precios asequibles. Sin embargo, el vino elaborado en Málaga tiene una cuota de mercado inferior al 10% tanto en los restaurantes como entre los propios clientes particulares de la provincia, que siguen apostando por otras denominaciones de origen como Rioja o Ribera del Duero para los almuerzos y cenas.

El sector reconoce que tiene parte de culpa. "Hemos mirado mucho hacia fuera en los vinos Málaga y los Sierras de Málaga aún tienen que posicionarse", explica José Manuel Moreno, secretario general del Consejo Regulador de Denominación de Origen Málaga y Sierras de Málaga. En cualquier caso, parece que está habiendo un acercamiento entre productores y clientes finales. "Se están viendo movimientos y empieza a haber sensibilidad en la restauración aunque el camino está por hacer", continúa Moreno, quien destaca que "con que tuviéramos una cuota de mercado pequeña en Málaga y Costa del Sol podríamos cumplir las expectativas".

Ese es, por tanto, uno de los retos de este sector. Otro es conseguir mayores ingresos a través de la organización de rutas vinícolas. El 80% de las bodegas malagueñas permiten a los turistas visitarlas, hacer degustaciones y algunas tienen hasta un pequeño museo pero suelen actuar de forma individual. En Ronda sí se ha creado ya una ruta por distintas bodegas que, según el Consejo, está certificada por la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin) y que cuenta con el respaldo de Turespaña. Se quiere ahora potenciar este tipo de rutas entre el resto de zonas de producción de la provincia.