rafael de las peÑas. pregonero de la semana santa en 2015

"Detrás de la Semana Santa hay muchísimo trabajo y mucho corazón"

  • El cofrade proclama su convicción en la religión y dice que la Semana Santa le ayuda a "vivir la fe"

Con apenas 3 años entró a formar parte en su primera cofradía. A partir de entonces su vinculación con la Semana Santa ha ido en aumento hasta el punto de haber sido elegido pregonero el próximo año, una distinción que asegura que es el mayor honor y la máxima aspiración para un cofrade de pro.

-Supongo que para un cofrade que lleva toda la vida en el mundo de la Semana Santa, ser su pregonero es todo un honor ¿no?

-Pues sí sin duda. Para alguien que lleva toda la vida vinculado a la Semana Santa ser la voz de los cofrades en un año concreto supone una inmensa alegría.

-¿Cómo le llegó la noticia?

-La decisión corresponde al presidente de la Agrupación de Cofradías y después lo traslada a la Junta de Gobierno. Y hace dos días que me comunicó que había pensado en mi.

-¿Qué es lo que le hace más ilusión en esta tarea que le han encomendado?

-La ilusión es intentar recoger en mis palabras y en el texto que escriba los sentimientos de tantos cofrades como hay y han habido y que han hecho posible la enorme Semana Santa que tiene nuestra ciudad. Conozco este mundo desde muy pequeño porque mi padre también era cofrade y puso las bases para que yo desarrollara también esa actitud. Por eso sé que detrás de todo lo que vemos durante los días de la Semana Santa hay muchísimo trabajo y muchísimo corazón. Creo que intentar expresar todo eso es difícil porque a veces no se encuentran las palabras, pero será mi cometido principal en el pregón.

-¿Ese será entonces el hilo conductor?

-Supongo que sí porque no cuento con más bagaje que mi experiencia como cofrade. No me dedico profesionalmente al periodismo, a la escritura, a la enseñanza ni a este tipo de cosas que suele ser el perfil de las personas que suben al atril del Cervantes para dar el pregón. Por eso hablaré de la vida de la Semana Santa desde el interior de una cofradía.

-Precisamente por su enorme experiencia como cofrade, ¿hay algo que cambiaría de la Semana Santa de Málaga?

-Creo que en Málaga tenemos una gran Semana Santa. Pero también creo que no hay obra humana que sea perfecta. Pienso que cualquier cosa es susceptible de mejorar. Si me está preguntando por un lunar negro de la Semana Santa, destacaría la falta de implicación de un determinado sector del público. No creo que haya otra gran cosa que cambiar. Ya llevamos cinco siglos mejorando.

-¿Qué significa para usted ser cofrade?

-Ser cofrade tiene dos vertientes que van muy unidas de la mano. Una es personal y la otra interna. Ser cofrade me ayuda a vivir mi fe. Me considero creyente y soy católico porque así lo siento y así lo proclamo al coincidir plenamente con los principios de mi religión. Mi vinculación al mundo de las hermandades me hace evidenciar todo lo que una religión conlleva y me hace vivir la fe.

-Usted tiene mucha vinculación con varias cofradías de la Semana Santa malagueña, pero ¿a cuál siente más apego?

-Soy hermano de varias hermandades en estos momentos y he sido de alguna más. Pero llevo vinculado a la Archicofradía de los Dolores desde 1977 cuando un grupo de jóvenes nos reunimos para revitalizarla y si tengo que elegir una cofradía de mi predilección está claro que es esta hermandad que es mi casa

-Pese a todo lo que ha hecho por la Semana Santa en estos años, ¿hay algo que aún le gustaría hacer?

-A nivel personal, ser nombrado pregonero de la Semana Santa para mi cierra un ciclo en el que creo que no puedo aspirar a más. Aún así, tengo muchos proyectos de futuro que comparto con mis hermanos de los Dolores, y lo que le pido al Santísimo Cristo de la Redención y a la Virgen de los Dolores es que me den tiempo para verlos hechos. Hace dos años estrenábamos el trono del Cristo que ya lo he visto en la calle. Ahora estamos con otro que es el futuro manto de la virgen y que me gustaría, no sólo verlo, sino ser yo el que se lo ponga al menos una vez. Pero en realidad nunca he tenido grandes aspiraciones porque no me siento cómodo en la primera línea y soy más de la retaguardia. He ocupado cargos en las cofradías pero siempre los he enfocado como una actitud de servicio más que como un peldaño al que subir.

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