Málaga

Plantas prehistóricas que decoran jardines

  • Numerosas de las especies usadas hoy en día con carácter ornamental eran comunes hace miles de años para los habitantes del planeta

Suelen adornar jardines públicos o privados y forman parte del paisaje con tanta naturalidad, en algunos casos, que poca gente se podría imaginar que algunas de esas especies vegetales ya poblaban el planeta hace millones de años y que los antepasados prehistóricos de la especie humana supieron encontrarles utilidad más allá de su función ornamental. En Málaga tienen presencia muchas de ellas gracias a un clima al que la mayoría se adaptan sin demasiados problemas. Pero su extenso legado impresiona, por ejemplo, en el caso de especies como la Yucca aloifolia, también conocida como bayoneta por sus afiladas hojas. Estudios arqueológicos han revelado que los humanos del Neolítico ya usaban las fibras vegetales de esta especie para hacer cestos, algo que se ha podido comprobar por los restos carbonizados encontrados en algunas cuevas prehistóricas.

Hoy en día incluso, la bióloga y una de las integrantes de la cooperativa Arquoeduca (entidad dedicada a la educación y concienciación de la arqueología y el medio ambiente con sede en los jardines de La Cónsula de Málaga), Carmen Segura, hay tribus sudamericanas en las que la yuca se sigue utilizando con ese fin y "también como alimento porque la flor se puede comer". Un uso similar pudo tener hace miles de años la llamada Cyca revoluta, parecida a una palmera y presente en espacios verdes de la ciudad como el Parque o el jardín botánico de La Concepción. Se sabe que ya existía hace 300 millones de años, mucho antes de la aparición de la especie humana.

Otras especies como el popularmente conocido como drago de Canarias, que está presente el Parque de Málaga y los jardines de Picasso, entre otros muchos lugares de la ciudad, era y sigue siendo muy valorado por las propiedades de su sabia de color rojo que hace miles de años ya se descubrió que fortalecía las encías. Algo aprovechado en la actualidad para la fabricación de algunas pastas de dientes.

El bambú, originario de China, es otra de las especies aprovechada por los antepasados más lejanos al usarse, entre otras muchas cosas, para fabricar arcos "por la flexibilidad de su madera", dijo esta experta. Pero también con fines musicales para hacer flautas o uso constructivo como material para construir cabañas por su alta resistencia frente a terremotos.

También para hacer arcos fue muy utilizada la madera del tejo por su resistencia y flexibilidad. En este caso, la presencia del científicamente llamado Taxus baccata es casi un reducto. Pero sí fue especialmente valorado y utilizado en la antigüedad tanto por sus propiedades curativas como venenosas. De hecho, Segura explicó que los griegos lo bautizaron como el árbol de la muerte e incluso el conocido emperador romano Julio César menciona a este árbol en el sexto libro de De Bello Gallico, del año 51 antes de Cristo, por la muerte del jefe Catuvolcus que se suicidó bebiendo una infusión hecha de corteza de tejo.

El carácter ornamental de la araucaria sí ha hecho que tenga un hueco en numerosos jardines particulares. Debe su nombre a la zona araucana del sur de Chile y, según la bióloga de Arqueoeduca, hace ya 200 millones de años había bosques de araucarias "aunque fue a raíz del descubrimiento de América cuando se destinó su madera a la fabricación de los mástiles de barcos". Aún hoy, sus semillas constituyen la base alimentaria de las tribus aborígenes de Australia, como de los pehuenches-mapuche en el caso de la Araucaria araucana.

En el caso del ciprés de los pantanos se ha podido constatar que ya existía en los bosques de Europa central hace 8 millones de años gracias a que se descubrió la madera conservada en forma de mina de lignita. Esta última es una de las formas en las que se pueden encontrar restos de vegetación y determinar su antigüedad en la Tierra, explicó esta experta, que explicó también se recurre a la palinología a través del análisis del hallado en los yacimientos arqueológicos y que "es la que más datos arroja sobre la composición de los bosques y sus usos durante la prehistoria".

Así, aseguró que se puede conformar la composición del bosque o espacio abierto que rodeaba al yacimiento, así como qué especies usaban o talaban durante el Neolítico para crear pastos para la ganadería y espacios para la agricultura recién descubierta en aquel momento.

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