Málaga

Al rescate de hermanos y niños con necesidades especiales

  • Irene y Carlos tienen a su cargo a cuatro menores desde el pasado octubre Ángeles está al cuidado un niño prácticamente desde que nació

Irene y Carlos se encargan del cuidado de cuatro hermanos desde el pasado mes de octubre. Antes de casarse ya tenían claro que se harían padres de acogida para procurarle a niños de familias desestructuradas un hogar en el que permanecer hasta que su situación vaya mejorando y llegue a normalizarse. A pesar de no tener hijos propios, -por el momento- no les daba miedo aventurarse en el llamado acogimiento profesionalizado, destinado a grupos de hermanos o niños con necesidades especiales. "Desde que nos animamos a formarnos para acoger a menores en casa, teníamos claro que estábamos dispuestos a que fueran grupos de hermanos, porque los dos venimos de familias grandes", asegura Irene. Tres meses después de tenerlos a todos juntos en casa, el balance que hacen es sobre todo positivo, a pesar de las dificultades administrativas con las que se han topado por el camino: "es una experiencia que no se puede describir, es el hecho de sentirse útil y ayudar; darías cualquier cosa por ellos, como si fueran tus hijos, porque ellos te van a dar mucho más".

Los dos hermanos más pequeños, de 3 y 5 años, llegaron hace más de un año y medio al hogar que le proporcionaron Irene y Carlos. Los otros dos estaban con otra familia. El objetivo de este tipo de acogimiento es precisamente no separar a hermanos, por lo que en cuanto existe la posibilidad, lo recomendable es que permanezcan juntos. Así que cuando desde la asociación Hogar Abierto -una de las gestiona las familias de acogida en la provincia- les propusieron que ellos se hicieran cargo de los otros dos más mayores -8 y 10 años-, sin pensárselo dos veces, aceptaron. "Desde el principio nos preparamos para esto", explican. Fue en el mes de octubre del año pasado cuando los cuatro hermanos empezaron a convivir juntos gracias a lo que podría calificarse como atrevimiento por parte de estos dos malagueños. Porque sin duda la primera duda que viene a la mente es si una pareja de prácticamente recién casados dispone de espacio en su hogar para pasar de la noche a la mañana a ser familia numerosa. Irene y Carlos contestan rápido, el piso tiene cuatro dormitorios, por lo está claro que siempre han pensado en una familia grande. "Esto es como cuando tienes un hijo, no importa que no sea el momento idóneo, tiras para adelante", comenta Irene sobre el momento en que llegaron a casa los dos hermanos más mayores. Además de que toda la familia está volcada con los menores y los "sienten como suyos".

Asumir el cuidado de niños de cierta edad suele resultar algo más complicado. Ellos son más conscientes de los problemas del hogar biológico del que proceden, por lo que a ellos han optado por explicarle las cosas tal como son. Que son la familia que está al cargo de su cuidado y que lo que están haciendo es luchar por su bienestar. Y "poco a poco, van mejorando", es solo cuestión de tiempo.

Que los dos hermanos mayores llegaran en octubre les acarreó un problema extra con el que no contaban, había que escolarizarlos. El inconveniente es que no pudo ser en el mismo colegio al que asisten los más pequeños por falta de plazas, lo que obliga a que cada día Irene y Carlos se tengan que dividir para ir a los dos centros escolares a llevar y a recoger a los niños. Su fórmula es simple: "Hay que ser activos, tener paciencia y organizarse muy bien". Cada 15 días, los cuatro hermanos tienen programadas visitas con su padre biológico, que está intentando encarrilar su situación personal y laboral para volver a hacerse cargo de ellos. "No hay que pensar en cuando se vayan, el miedo está ahí y hay que estar preparado", matiza Carlos.

En el caso de Ángeles es ella sola, con la ayuda de su madre y de su hermana, la que se está haciendo cargo del pequeño Alejandro desde que contara con solo dos meses de vida; a día de hoy ya tiene 2 y medio cumplidos. Desde entonces el niño es su vida. Ya había tenido anteriormente en acogida a otras dos hermanas, pero con Alejandro es la primera vez que se ocupa de un menor con necesidades especiales -su madre renunció a él cuando nació-. Y la verdad es que vive con una tremenda ilusión cada avance y logro del pequeño. La abuela de acogida "lee un libro tras otro para aprender pautas sobre los cuidados que necesita", explica Ángeles, que a pesar de ser enfermera también se está formando día a día para ofrecerle al niño todos los cuidados precisos para que avance dentro de sus limitaciones.

Al principio Alejandro necesitaba una atención de 24 horas, algo que su trabajo no le permitía, por lo que desde la propia asociación que gestiona el acogimiento tienen creado un grupo de apoyo para estas situaciones. Ahora su vida ya se ha normalizado y cada mañana acude a la guardería.

Ángeles tiene claro que son muchos los niños que necesitan una atención especial y habla de la satisfacción cuando van "evolucionado bien, cuando los ves luchar día a día", a pesar de ser una "tarea dura y laboriosa, pero también muy agradecida".

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