Málaga

Una historia que termina

  • La cafetería-restaurante Arcos cierra tras más de 60 años y una estrecha relación con el mundo marítimo

Tras más de 60 años de actividad, hoy cierra sus puertas la cafetería restaurante Arcos, un clásico entre los clásicos ubicado en la Alameda Principal. Vinculado muy estrechamente al mundo marítimo malagueño, amén de haber sido parada de futbolistas, toreros, artistas, políticos e incluso universitarios, este histórico establecimiento echa el cierre a la espera de una importante renovación con unos nuevos propietarios.

Abrió sus puertas en 1952 de la mano de los hermanos Arcos Álamos (con anterioridad este local había sido un concesionario de automóviles donde se vendían biscúters) y muy pronto el bar restaurante adquirió una especial notoriedad al añadírsele una brasa donde se comenzó a cocinar carne de caza. Aquella circunstancia convirtió a este establecimiento en uno de los primeros de Málaga en ofrecer este tipo de gastronomía.

Pero con independencia de este hecho, su especial localización convirtió a este local en un centro neurálgico de los negocios marítimos malacitanos durante varias décadas. Justo encima del restaurante, en el número 33 de la Alameda Principal, se encontraban las oficinas de la agencia consignataria Condeminas Málaga, amén de los negociados de la Naviera Condal, la Compañía Frutero Valenciana de Navegación, la Compañía Española Transcontinental, además de una de las primeras agencias de viajes que existió en la ciudad.

Ante este significativo despliegue de empresas dedicadas al tráfico de buques, el restaurante Arcos vivió muchos almuerzos y cenas de negocios donde se cerraron infinidad de tratos marítimos. Convertido este establecimiento en una prolongación de las oficinas navieras adyacentes, Gerónimo Pérez Casero, fundador de Condeminas Málaga, fue un asiduo cliente. Una circunstancia que en gran medida propició la llegada de muchos tripulantes de buques que, por recomendación de los consignatarios de sus oficinas, acudían al restaurante a efectuar sus comidas. Con la particularidad de que la oficialidad del Trasatlántico Cristóforo Colombo (este buque hacía escala fija en Málaga dentro de una ruta que lo llevaba desde Italia a Nueva York a mediados de los sesenta y principios de los setenta), era habitual de este establecimiento, por los Arcos pasaron desde marinos de guerra británicos a tripulantes de mercantes rusos.

Sin dejar su especial vinculación con mundo marítimo, en esta cafetería restaurante se cerraron muchos fichajes de futbolistas del Club Deportivo Málaga, amén de, en temporada taurina, tener como comensales a la mayor parte de las cuadrillas de toreros que actuaban en "La Malagueta".

Manteniendo una muy intensa actividad que no decayó con el paso de los años, en 1982, Joaquín Ruiz Fernández se hacía cargo del restaurante. Este malagueño nacido en el barrio de Capuchinos, tras haber trabajado primero como camarero y luego como encargado del local, cogía las riendas de los Arcos. Conocedor del negocio, Joaquín, que años después también se haría cargo del bar del Puerto, durante algo más de tres décadas ha estado al frente de este establecimiento que ahora cierra.

Con la convicción de que todos los negocios tienen una fecha de caducidad, Joaquín Ruiz Fernández, a sus setenta años de edad, ha intentado mantener abierto el restaurante ofreciéndoselo a sus empleados; una circunstancia que no ha sido posible y que ha desencadenado el final de este local.

Con una emoción contenida por dejar en la Alameda Principal 35 una muy buena parte de su vida, ayer sábado, Joaquín recogía los salvamanteles de su restaurante; unos salvamanteles decorados con estampas malagueñas, muchas de ellas marítimas, que junto con otros pequeños objetos le recordarán a él, a su esposa y a sus tres hijas, sus muchas vivencias a cargo de un establecimiento que ya es parte de la historia de Málaga.

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