Valvanera Ularqui. directora de la oficina española de cambio climático

"Tendremos olas de calor, fuertes tormentas y riesgos de seguridad nacional"

  • La responsable del organismo advierte que España está en la zona de mayor vulnerabilidad climática

-¿A qué nos enfrentamos con el escenario de cambio climático que anuncian los modelos?

-En la comunidad internacional nos hemos puesto un máximo de riesgo climático que es la subida de la temperatura de dos grados centígrados. Pero todo lo que se acuerda en esas cumbres internacionales en las que discutimos diferentes modelos de emisiones nunca se va a poder conseguir si el ciudadano de a pie no interioriza que todas sus actuaciones cotidianas tienen efectos. Para eso hemos lanzado una campaña de sensibilización con el objetivo de que la gente sepa que si en lugar de coger el ascensor sube por las escaleras se reduce la emisión de CO2, tapar la olla cuando se está cocinando o apagar la luz cuando sale de una habitación. Más complicado es cambiar el modo de transporte de la oficina a casa porque es cierto que tenemos unas vidas muy complicadas en las ciudades, pero el usar el transporte público y dejar el coche aparcado en casa ayuda enormemente a cumplir con esos objetivos.

-¿Qué efectos se están viendo ya de este fenómeno?

-El futurible que a todos nos asusta de esas proyecciones tan catastróficas y apocalípticas de las películas que vemos tiene una relación, sobre todo, en países como España que es uno de los países europeos que está en la zona de mayor vulnerabilidad climática y de hecho llevamos ya muchos años sufriendo esos efectos. La ola de calor de este verano es un buen ejemplo. Son alteraciones en los patrones meteorológicos y que se nota también en como se están acortando las estaciones de la primavera y el otoño. Todo eso son efectos del cambio climático que estamos sufriendo y que nos vamos adaptando a ellos, pero evidentemente los que van a ser irreversibles serán los que nos encontremos a la vuelta de la esquina si realmente no ponemos un tope en nuestras emisiones.

-¿Irán a más?

-Sí, los impactos irán empeorando y en aumento. Lo que nos dice la ciencia es que por encima de esos dos grados, el coste de las inversiones nunca va a ser retornable y no va a haber vuelta atrás. Tendremos muchísimas olas de calor, fuertes tormentas y riesgos de seguridad nacional muy importantes como crisis alimentarias, inmigración climática y nuevas enfermedades. Los efectos están científicamente comprobados y también se ha valorado hasta donde podemos llegar y trabajar mucho en planes de adaptación. España es el primer país de la Unión Europea que tiene una estrategia al respecto en la que hemos valorado el impacto, porque lo importante es conocer en los futuros escenarios climáticos con que se va a encontrar nuestra costa, nuestros bosques, nuestras cosechas y nuestros ciudadanos. Estamos poniendo medidas y ayudas sectoriales para intentar frenarlos en la medida de lo posible.

-¿Cuáles son esas medidas?

-Es una valoración coste-eficiente de cuáles son las actuaciones que tanto administración como ciudadanos tenemos que empezar a poner encima de la mesa para frenar el cambio climático, entre ellas una de las más importantes puede ser integrar esta variable climática. Si conocemos los impactos, en tu política de gestión o de planificación la integras, la valoras económicamente y mitigas ese riesgo.

-¿Cuáles son los objetivos de la Oficina de Cambio Climático?

-Tenemos que reducir las emisiones en todos los sectores difusos que son ahora mismo los más difíciles de controlar porque el comercio de emisiones que gestiona el resto de sectores está unificado, con lo cual tenemos unas pautas más establecidas. Los sectores difusos afectan a todos los departamentos sectoriales de la administración y se ha hecho un esfuerzo de fiscalización en esta legislatura, por ejemplo,con los gases fluorados porque en España nos apartábamos un poco del objetivo de cumplimiento.

-¿Las empresas energéticas están realmente implicadas en este esfuerzo?

-La mayoría de las empresas energéticas están bajo el régimen de comercio de emisiones ya tienen su precio de carbono y realmente han sido las pioneras en empezar esta andadura. Están haciendo grandes esfuerzos de la mano del Gobierno porque nos tenemos que concienciar de que todos tenemos que aportar y esforzar.

-¿No es contradictorio que se haya reducido el apoyo a las energías limpias?

-Siguen jugando un papel fundamental en el nuevo modelo que queremos desarrollar. España en su mix energético tiene un 15% en energías renovables y estamos en la senda de conseguir esos objetivos en 2020 que será de un 20%. El apoyo institucional está ahí aunque ha habido que idear nuevos modos de colaboración, pero evidentemente siguen siendo una pieza clave.

-¿Existe un compromiso global de ponerle freno?

-Aunque la UE ha sido líder y abanderada de esta batalla, podemos es estar muy satisfechos de cómo ha cambiado la voluntad política en las negociaciones de cambio climático. El modelo de suma cero de países desarrollados y subdesarrollados que se estableció en el Protocolo de Kioto que cubrió un porcentaje de emisiones muy pequeño ha desaparecido y ahora se entiende que no solamente nos tenemos que comprometer respecto a las emisiones históricas, sino que las economías que van a crecer mucho más que nosotros en los próximos años han valorado que tienen que aumentar sus esfuerzos. Cómo se ha dibujado la colaboración ante la crisis climática es muy positiva porque 146 países han puesto sus compromisos encima de la semana, es decir, están los países desarrollados y el 75% de los países en desarrollo. Las aproximaciones en toneladas de CO2 son complicadas porque todavía no se ha hecho una valoración ni se han estudiado cada uno de los compromisos, pero sí que se cubren un 85% de las emisiones con lo cual estamos ante un mundo global de corrección deseosos de cerrar un acuerdo ambicioso que nos ayude a todos a un desarrollo sostenible.

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