Coac Málaga 2016

Verdades de humor y sentimiento

  • La cuarta semifinal del COAC resolvió un tercio de las plazas de la final, con actuaciones que superaron las expectativas de las preliminares. Mañana a las 21:00 comenzará la gran gala.

Tras el telón azul del Teatro Cervantes se pueden esconder en una noche los polos opuestos. Las letras más sentidas y las que arrancan mayores carcajadas. La reivindicación y el puro cachondeo. La pérdida de un familiar y el terremoto. Esa fusión genuina que el Carnaval propicia marcó la última noche de preliminares antes de la decisión final del jurado. No fue fácil saber quiénes estarían en la gran gala, puesto que cuatro de las ocho últimas actuaciones pasaron de ronda.

La historia comenzó en la playa de la Misericordia, entre las brasas de los espetos de Los auténticos. Su tipo era fácilmente reconocible, y sus historias variaron desde los males que derivan del Alzheimer de su padre, la ternura de escuchar a su hijo cantar coplillas y el humor de su visita a FITUR, calamares espetados incluidos. Estilo malagueño sin perder la nota, despertaron las risas del público para iniciar la noche con su estribillo a coro mientras sazonaban en exceso un espeto. El popurrí guardó momentos para la historia, como el las sardinas al sabor especial de Sevilla o la historia de Baldomero cuando viaja a la playa con toda la familia. Se hicieron finalmente con una plaza en la final, aunque cuentan con una sana competencia enfrente que les exigirá lo mejor en las letras.

De la ciudad de los espeteros podían ser alcaldes los de La comparsa del pueblo. Regidores de fantasía, de sabor a salitre, juraron defender a su pueblo de los malos temporales, a dos voces con canon de voces cuidado y detallado en su letra. Desde la presentación sus letras fueron el gran plato fuerte. El aspecto social del cáncer de mama en sus pasodobles y la entrega de sobres -que llegaron a los periodistas, al jurado será mañana según expresaron- reservaron la atención del público en su presencia marinera. El popurrí mostraba a un alcalde ideal, que piensa en trabajar por su pueblo por encima de los colores de su partido y que en cada pleno luchará por que se consiga llevar a efectos lo aprobado, no dejarlo en vaguedades diluidas por el tiempo. Era el momento de dar el bienestar que otros necesitan. Chorro de voces finalistas que se pusieron al servicio de Málaga y prometieron dar ejemplo.

Desde el corazón de Córdoba y a ritmo de heavy metal llegó el grupo Metálica. Rumanos que trabajan el metal y aseguraron estar por todas partes. Dejaron buenas sensaciones en la presentación y rindieron sus pasodobles a su abuela y la incongruencia dialectal del obispo de Córdoba acerca de la inseminación artificial. Los tipos fueron acertados y resucitaron entre las tablas al camión del tapicero, único profesional de este país que aún no ha tenido que irse fuera por trabajo. Sus peripecias por el Rocío de Almonte con su hermandad rumana dieron juego, con un buen grupo de voces, aunque el público no respondió lo suficiente. Ellos hicieron el esfuerzo y disfrutaron de su actuación, sin duda alguna.

La noche volvió a tornar en una comparsa con una sonrisa permanente. La mejor bienvenida a la ciudad, para autóctonos y foráneos, es la de El Museo. Las voces eran potentes y la letra encandiló desde el primer minuto. Hicieron, como dijo Tony Vertedor, la cuarta letra sobre la salud de la noche, desde el sentimiento más profundo y cercano que puede vivir cualquier persona con su familiar que sufre. También hubo recado para lo que la Noria no ve desde sus alturas. La ciudad que oculta a la propia ciudad. El estribillo de los cuplés para piropear a una Málaga que desgranaron más adelante, con sus filias históricas y sus fobias al perder el Perchel, la Coracha o la Trinidad. Con suavidad finalizaron sus versos entre las penumbras que sólo iluminan sus gafas naranjas y una plaza para la gran gala entre sus guías de arte.

Finalizado el descanso, el cansancio hacía ya mella en el Cervantes para recibir a Los muertos de risa, venidos desde Salar para recordar los cadáveres que dejan las decisiones políticas. Sus voces no fueron las más destacadas de la noche, pero regalaron una oda a la ciudad estudiada y resumida en “eres barquilla encallá a los pies de Gibralfaro”. El segundo pasodoble estuvo dedicado a las mujeres maltratadas y a los niños, olvidados en las guerras paternales y que sufren más en silencio. Consiguieron poner en pie al Cervantes en el engaño carnavalesco de la risoterapia que sólo los asistentes al Alameda supieron entender. El popurrí estuvo trabajado y dejaron como mensaje lo que ellos, como fallecidos, ya no podían hacer: A disfrutar y vivir.

Y del camposanto al cuartel, o a la explanada de Santo Domingo. El grupo de legionarios de Los ex novios de la muerte hizo méritos para llegar a la ansiada final. La parodia dio juego con el cambio de posición del jurado con respecto al Alameda -todo se entiende mejor cuando se acude al teatro de calle Córdoba-. Supieron hacerse con el público improvisando incluso con Miguel el ciego. La temática cofrade inundó la parodia y el popurrí, con menciones destacadas para Pollinica y Nueva Esperanza. Tras repasar todas las tradiciones malagueñas, los cuplés tuvieron como epicentro a Carmen Abenza, espectadora desde un palco que se tomó a bien la broma. Desde el malagueño criticón a la historia vivida en una minúscula tienda de campaña hicieron reír a todos. Se fueron con la gloria, las mejores sensaciones y una guerra de paz.

La medianoche pasaba lejana cuando el escenario se convirtió en un álbum de recuerdos de Carnaval. Los que vienen de prestao, con Benji a la cabeza, montó su murga con la ayuda de otros compañeros a los que homenajeó con sus disfraces, frases y ritmos. Para ellos la murga se muere si los autores se retiran y descansan, ante grandes ausencias que este año, según quienes más saben, han encontrado digno relevo en algunas agrupaciones. Aquello era “un homenaje a los que se apellidan febrero”, por lo que no todos podían estar representados, aunque no dudaron en traer a escena a la murga de San Andrés. Dos cuartetas míticas y mucho respeto a golpe de torre y bufón, desde el respeto y el cariño a sus “rivales”, que convencieron al jurado y les han ubicado en las filas de mañana.

Cerró la noche, aunque con voces tocadas, la comparsa cordobesa El comedor. Sus temas sociales inundaron cada minuto de su interpretación. Lo abren ante las injusticias de la realidad y en él nunca faltarán los alimentos. Dedican de nuevo su primer pasodoble a Málaga pero como regañina por seguir aceptando a la vergüenza que suponen las declaraciones de nuestros políticos en medios como éste durante la Feria. El segundo con doble mensaje: el rechazo que viven los españoles que emigran y el que en este país se crea con los foráneos. El popurrí fue su mayor delicia, a sones de violín y con la presencia de un pequeño can, amigo que nunca pierde la alegría por muy mal que vengan los tiempos. Pidieron sonrisas, besos y caricias antes de ver bajar el telón.

Finalizada la función, el Teatro fue desalojado mientras el jurado deliberaba. Cerca de las 2:30 de la madrugada, salieron al escenario junto al presidente de la Fundación del Carnaval, Rafael Acejo, para dar los resultados de las tres categorías. Cinco comparsas, cinco murgas y dos cuartetos competirán por alzarse con el premio mañana en la gran gala final:

MURGAS

Los auténticos

Quién me ha visto y quién me ve

En la tuya o en la tuya

Los n’arcos de la frontera

Los que vienen de prestao

COMPARSAS

La amada invencible

El museo

La bruja

La comparsa del pueblo

Los vigilantes

CUARTETOS

Los ex novios de la muerte

Este cuarteto es un misterio 

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