Educación

Todas las letras caben en un ovoide

  • Antonio Manzanares lleva años estudiando cómo facilitar el aprendizaje del abecedario a los más pequeños y ha inventado el alfabeto ovoidal y un sistema para invidentes basado en el dominó.

No ha perdido ni un minuto de su tiempo de jubilación. Antonio Manzanares Jiménez, que estuvo trabajando 38 años como maestro delineante proyectista para el Ministerio de Fomento, se centró tras su etapa laboral en buscar una fórmula para que los niños aprendan más fácilmente el sistema lecto-escritor. Así nació el abecedario ovoidal. A partir de la 'o' como matriz y la forma geométrica del ovoide se van construyendo todas las letras del abecedario castellano. Hasta la Real Academia de la Lengua Española y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha llevado este malagueño su invento con el propósito de que prolifere en las aulas. Pero su investigación no ha quedado ahí. También ha pensado en las personas invidentes y ha creado partiendo de las fichas de dominó un sistema que, según sostiene, simplifica el braille.

Antonio Manzanares es un apasionado del alfabeto y de la innovación pedagógica y considera que los escolares de hoy en día no tendrían por qué aprender unas letras heredadas de los romanos con más de veinte siglos de antigüedad. Por eso, el abecedario ovoidal reúne las claves de la absorción rápida de las fuentes que componen las palabras, y por tanto, el idioma. Sin diferencias notables entre minúsculas y mayúsculas, con trazos redondeados, sin salirse de la forma y con menos trazos, este invento "simplifica la enseñanza y, por tanto, hace más rápido el proceso de comunicación, ya que tienen que aprender menos letras", explica Manzanares.

"Al estar todo concentrado en la misma figura, ésta se va transformando y van apareciendo las letras como por arte de magia, se obtienen todas a partir del ovoide, algo que fomenta la concentración de los niños", apunta este creador. También señala que "las formas redondeadas les dan mayor seguridad, les gustan más". Letras como ch, ll ó w se construyen con un sólo símbolo. También cuando dos consonantes como nn y mn van juntas. En el ovoide también han entrado los números enteros naturales del 0 al 9, por lo que con la misma forma aprenderían igualmente los dígitos.

"El método podría ampliarse como facilitador del aprendizaje para docentes que consideren que así facilita la lecto-escritura", le respondió en una carta el Ministerio de Educación. Sin embargo, sin la contestación de la RAE -su artículo 44 dice que solo contesta a instancias del Gobierno- Manzanares no puede hacer mucho. Aunque ya lo ha presentado a la Delegación de Educación y su invento lo han trasladado a los centros de formación del profesorado, asegura este investigador que creó este alfabeto en 2010.

"El abecedario ovoidal es numeral, anagrámico y criptográfico, todo se escribe en mayúscula aunque un trazo inclinado en la base de la letra será la que marque la diferencia con las mayúsculas de nombres propios o principio de frase. Ahorras tener que aprenderte 27 letras en minúscula y diez letras en castellano se hacen con tres trazos mientras que se construyen con dos en el ovoidal", agrega el inventor. Lo que sí recalca Manzanares es que "no modifico la gramática para nada, solamente el tipo de letra para facilitar el aprendizaje".

Después basó la continuación de su trabajo en el braille y en buscar una alternativa a este sistema para alumnos invidentes. En un paralelogramo vertical, es decir, el rectángulo que forman las fichas de dominó, Antonio Manzanares ha obtenido una equivalencia con todas las letras del abecedario. Es el alfabeto Manz, en el que asigna cada una de las fichas a una letra. "Estamos encriptando en siete dígitos, del 0 al 6, todo el abecedario", apunta. La ficha blanca por completo equivale a la A, la blanca y 1 a la E y la blanca 2 a la I. Así primero se completan las vocales y luego, en orden descendente las consonantes. Las mayúsculas tiene un punto en el centro de las bolitas y si no lo lleva se trata de una letra minúscula. Otra forma de leer con las manos que podría ayudar a la población con deficiencia visual.

Símbolos de un lenguaje universal

Antonio Manzanares también ha transformado los puntos de las fichas del dominó en números para crear un alfabeto numeral con el que personas ciegas pudieran comunicarse por correo electrónico o redes sociales utilizando los números del teclado del ordenador, el móvil o la tablet. Pero su investigación no acaba aquí. También considera que este alfabeto Manz, el de las fichas del dominó, tiene una aplicación directa como símbolos de un lenguaje universal, para proporcionar información al turista extranjero que no sabe castellano, para traducir cartelería o similar. Afirma que una simple hoja en la que se explicara qué letra corresponde a cada ficha entregada a su entrada a la ciudad, un visitante podría ir traduciendo letra a letra los carteles que pueblan la ciudad si están acompañados por estas fichas. Está dispuesto a exponer su idea en el Ayuntamiento de la ciudad con el propósito de hacerla más accesible a todos.

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