el prisma

Una ministra con una huella difusa

  • Pastor ha terminado las obras que encontró en su fase final, como la segunda pista o el acceso norte, pero no puede presumir de grandes novedades en asignaturas pendientes como el tren de la costa.

ANA Pastor asumió las responsabilidades al frente del Ministerio de Fomento con la idea cierta de que se trataba de una gestora seria, recta en el trato y que huía de las alharacas propagandísticas de otros semejantes, que buscan camuflar tras el efecto de los anuncios artificiales su nula gestión. En su caso, de acuerdo con el perfil que se transmitió a bombo y plantillo, se presumía que cuanto salía de su boca era palabra de ley, que cualquiera de los compromisos a los que pusiera su tono gallego era para materizarlo. Pero la realidad, al menos en lo que a la provincia de Málaga se refiere, ha sido otra. Su huella, por decirlo de algún modo, ha tenido poco grosor, quedando difusa por la fuerza de los hechos. Los mismos invalidan buena parte de las previsiones que, con ella al frente, ha venido realizando el Ministerio de Fomento.

Su reciente nombramiento como presidenta del Congreso de los Diputados pone fin a su periplo por el ministerio de las grandes obras. Menos que antaño, claro, porque por más recuperación económica que se venda, los números siguen constatando la parálisis que sufre la obra pública. Llegado el momento y mutada su función a nivel estatal, es hora de hacer balance del vínculo de Pastor con Málaga.

En su haber, mantener firme el timón para culminar infraestructuras que encontró en la fase final cuando recibió la cartera. La segunda pista del aeropuerto de la capital de la Costa del Sol, la apertura del soterramiento de San Pedro Alcántara, la inauguración del acceso sur al aeródromo... Y por su puesto la terminación de la conexión por autovía de Málaga con la provincia de Granada y Almería. Incluso, la cesión condicionada de los terrenos del antiguo Campamento Benítez al Ayuntamiento de la ciudad para la ejecución de un parque y solo un parque. Un buen número de muescas de las que puede presumir. Aunque con un condicionante evidente: la mayor parte de estas infraestructuras las recibió en su fase final, quedando pendientes de ser culminadas.

En su debe, haber desaprovechado los cerca de cuatro años y medio que ha estado al frente de Fomento (los últimos meses en funciones) para sembrar las semillas de esas grandes obras que siguen resultando necesarias en el territorio malagueño. Por más que desde que asumió las riendas del ministerio subrayase su compromiso para iniciar el camino en actuaciones como la prolongación ferroviaria a Marbella (única ciudad de más de 100.000 habitantes que carece de ella); la conexión del Cercanías con el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), que llegó a prometer en su primera visita a la provincia, en marzo de 2012; el estudio de la llegada del tren hasta la Plaza de la Marina, en Málaga capital; el acceso norte al aeropuerto... Proyectos todos ellos que, en el mejor de los casos, se encuentran en la casilla de salida.

Los trámites que tienen por delante estas intervenciones son tales que resulta impensable pensar en que el tren conecte el litoral oeste de la provincia antes de diez años. Es, posiblemente, el caso más paradigmático de cuantos ha gestionado Pastor. Al poco de llegar al cargo, denunció la invalidez del protocolo firmado por la Junta de Andalucía con el Gobierno central, a priori en la idea de impulsar de manera coordinada la actuación. Y en su primera visita a la capital, allá por marzo de 2012, ante una amplia representación empresarial llegó a decir: "Yo creí que ya estaba hecho". Una ironía que acompañó vaticinando que en el momento en que el PP andaluz llegase a presidir la Junta sería cuando se impulsaría la iniciativa. "Ese mismo día nos sentaremos para ponernos manos a la obra y que lo que ha sido rollo patatero de diez años se convierta en realidad", manifestó.

Tras obviar los proyectos constructivos de los que ya disponía la Administración regional, decidió trazar un nuevo camino para el proyecto, en la idea de abaratar sensiblemente los cerca de 4.500 millones en los que se estimaban las obras para alcanzar la zona más occidental de la provincia. Hoy, cuando apenas hay un avance de un estudio informativo y se acaba de asumir el compromiso para redactar el estudio de impacto ambiental, las valoraciones de las alternativas de trazado puestas sobre el papel apuestan por un recorrido en un 90% soterrado. Un condicionante que no hace más que prever unos costes de construcción semejantes a los que en su día planteó la Administración regional.

Ha sido igualmente en su periodo de gestión cuando se ha certificado la defunción del anillo ferroviario de Antequera. Aunque ello no implica que sea su departamento el responsable de que se hayan perdido los cerca de 270 millones de euros que estaba dispuesta a aportar la Unión Europea. La ausencia de interés empresarial de ir adelante con la actuación y la discrepancia sobre el uso que se daba a los fondos comunitarios, ante la duda de que fuese para ejercer competencia con otras instalaciones privadas, acabaron por fulminar la propuesta nacida en el último Gobierno del PSOE.

En su haber queda igualmente la alternativa puesta sobre la mesa al fracasado eje ferroviario transversal proyectado por la Junta para unir por alta velocidad Málaga y Sevilla. La fórmula manejada, que sigue en trámites medioambientales, consiste en la construcción de un baipás a la altura de Almodóvar del Río, cuya ejecución permitiría rebajar en unos 20 minutos la conexión entre estas dos mismas ciudades. La inversión rondaría los 32 millones.

Este es el mapa de infraestructuras sobre el que la nueva presidenta del Congreso ha ido dejando su huella en los últimos cuatro años y medio. La marca es destacada y reconocible en varios de los territorios ya explorados por administradores anteriores, pero poco perceptible a la vista en esos otros escenarios pendientes de ser conquistados. Quedan años por delante para que la provincia vea satisfechas sus expectativas. Ya se verá qué pie es el que deja su señal.

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