Los ensayos generales son una moneda al aire. Si la cosa marcha bien, las endorfinas se multiplican para el día del estreno. Si se producen errores, son las dudas las que crecen y arrojan una incómoda sensación previa. 1-1, un buen resultado a domicilio en Liga, sería un marcador histórico si se da el jueves. El Málaga accedería a semifinales de la Copa por segunda vez en su historia y abriría una puerta gigante al sueño de la final. Así interpretaron Gracia y los suyos la cosecha de ayer en San Mamés, en una partitura perfecta para repetir dentro de tres días.

Porque el técnico dejó claro que le importaba más la Copa que la Liga. Si Ernesto Valverde rebuscó el mejor de sus modelitos en el armario para huir de los fuegos del descenso, el navarro dio descanso a futbolistas importantes que quiere descansados en 72 horas. Será el primer gran encuentro para el entrenador, que sabe que su equipo está en un momento físico delicado y que un resbalón ayer se podría recuperar en las jornadas restantes de Liga. Pero es que el asunto le valió también para pescar en San Mamés. Cierto es que no se trata del mejor Athletic de la historia, pero cómo se logró dejó buen posó. Siete minutos después de que San José helara los corazones en un córner, Javi Guerra empezó a demostrar por qué Husillos lo veía como el 9 que podía hacer olvidar la marcha de Santa Cruz.

Get Adobe Flash player

Esa fue la historia del partido, que casi siempre marchó en segundo plano desde el prisma blanquiazul. Lo interesante estaba en el experimento. Sobre todo con el regreso de Camacho. Miles de ojos se clavaron en él. En las carreras que le costó dar en la primera mitad, en su expresión de cansancio supremo al término del encuentro. En la tranquilidad de sus palabras al término del partido diciendo que no tenía dolores en el pubis. Desde su seguridad pasan muchas de las posibilidades en Copa. Y desde la de Weligton. El regreso de ambos es un escudo gigante, el que había permitido ver la imagen más sólida de la temporada. Incluso Angeleri, enorme ayer, se contagia de ellos y se siente imperial.

Otro de los resultados interesantes pensando en el jueves fue la reacción del equipo tras el tanto de San José. Que los bilbaínos se pongan por delante, con las ruidosas gargantas del Nuevo San Mamés a tope, sería una losa muy pesada, un refuerzo anímico providencial para ellos. Ayer los blanquiazules no dejaron que el tanto de San José les minara la moral, sólo siete minutos después Javi Guerra puso las tablas. En un remate de delantero oportunista, que sabe dónde tiene que llegar. En una subida providencial de Miguel Torres y un pase de la muerte donde duele, entre la zaga y el portero. En una acción desequilibrante con caño y buena apertura de Horta. En suma, en una notable acción colectiva. La eliminatoria está igualada, pero hay más miedo en los vascos.