Real madrid - málaga · la crónica

Dignidad envuelta en hiel (3-1)

  • Un Málaga muy competitivo se lo pone muy difícil al Real Madrid, que hasta el tiempo de descuento estuvo intranquilo. Arbitraje erosivo de Bikandi, con gol ilegal de Sergio Ramos incluido.

Lo peor que puede ocurrir en los escenarios más inexpugnables no es digerir la derrota, sino haber saboreado la sensación de puntuar. Y al Málaga, que la tuvo presente en todo momento, se le quedó la lengua bastante amarga. Se fue del Bernabéu victorioso, henchido de orgullo y dignidad por hacérselo pasar mal a un Real Madrid que perdió en el campo y ganó en el marcador; también doblemente derrotado, por el 3-1 y porque el mal día arbitral no le dejó levantar cabeza y atraer las "circunstancias", ese eufemismo con el que se engloban todos los errores, miradas a otro lado y dudas favorables para el equipo local que suelen ocurrirle a los colegiados en estos estadios. 

A estas alturas de competición, hace falta más que buenas sensaciones para que se note en la clasificación. Así que el Málaga ve cómo la distancia con el octavo ha menguado, aunque mandó un recado a sus aficionados de que luchará hasta las últimas consecuencias por su sueño europeo. Porque en el Bernabéu tuteó, jugó, mereció. Menos marcar al menos tantos como el Madrid, hizo méritos para una orgullosa. colección. Hay partidos cuya moraleja no aparece por la superficie hasta bien pasado el tiempo. Y exámenes cuya nota tarda en llegar. Metido en la coctelera este partido junto al de la ida y los ya completados con Barcelona y Atlético de Madrid, sale un equipo joven que ha cursado en máster en madurez. Si este bloque tuviera continuidad, partidos como el de ayer le valdrán para futuras citas y ser más competitivos aún. Todos con una sensacional aplicación sobre el terreno de juego y el técnico buscando su cum laude en la élite. Otro planteamiento brillante de Javi Gracia permitió a los suyos creerse que podían lograr algo grande, como en el Camp Nou. 

Tenía buena pinta el partido, con más ocasiones y saques de esquina a favor, cuando llegó el gran error de Bikandi: Sergio Ramos remató en fuera de juego y el Madrid entró en una zona de seguridad. O eso creía, porque no se descompuso el equipo blanquiazul, que mantuvo el tono y apretó más. Darder mandó al limbo un gol que había entrado en la mente de todos los aficionados. Al descanso el Bernabéu quería irse pensando en eliminar al Atlético, pero el verdadero peligro estaba enfrente. 

Con un Amrabat crecido, la salida del intermedio ratificó la valentía del Málaga, que mordía pensando en el 1-1 y en el 1-2. Fue diferente al Camp Nou, el Madrid atacaba diferente al Barcelona y los blanquiazules dominaban. Mantuvieron la paridad en la estadística de remates y la fe antes y después del penalti que tiró a la madera Cristiano. James creyó cerrar el encuentro, Juanmi lo reabrió dos minutos después. Y Amrabat casi lo pone patas arriba segundos antes de la sentencia.

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