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Los 90 están de moda

  • El Málaga apuesta por la juventud en los fichajes de esta temporada Jony, el más veterano, nació en julio de 1991. La ilusión predomina entre la afición blanquiazul.

La caída del muro de Berlín dejó paso a una década en la que la tecnología comenzó a enseñarnos cómo iba a ser el futuro. Internet comenzó a adentrarse en nuestras vidas con la misma fuerza con la que las videoconsolas animaban los días de los más jóvenes. Un momento histórico en el que también estallaron guerras o se desintegró la implacable URSS. Meses que los últimos fichajes del Málaga sólo han podido conocer a través de los libros de historia. Su insultante juventud -todos nacieron en esa década- es el leitmotiv del malaguismo, que espera con impaciencia la evolución de la nueva hornada de incorporaciones.

Hablar de Jony es hacerlo del más veterano de los fichajes, aunque resulte extraño decirlo de un jugador nacido en julio de 1991. 25 años cumplirá el de Cangas de Narcea ya siendo, oficialmente, futbolista del Málaga. Con él se ficha verticalidad, goles -los suyos han sido decisivos para la salvación del Sporting- y una exquisita pierna izquierda. Un extremo de los que hay que hurgar en el fútbol moderno para encontrarlo.

Son muchas las voces (la última, la del agente de Keko) que alaba el nuevo proyecto, definido sin tapujos, que Arnau ha implantado en el club de Martiricos. Una plantilla plagada de jóvenes valores que sienten que es el momento óptimo en su carrera para dar un salto definitivo. En el club toman la ciudad y el club como el escenario perfecto para que esto sea posible. Así, el director deportivo catalán dio los primeros pasos aún con Javi Gracia al mando, algo que terminó de perfilar con la llegada de un Juande que divisa la gran materia prima que poseerá.

Si bien Jony tuvo el visto bueno del ahora técnico del Rubin Kazan, circunstancia similar se vivió con Michael Santos. Un delantero de marzo del 1993 (su nacimiento coincidió con el inicio de la era Clinton) por el que el Málaga se rascó el bolsillo y abonó una cantidad cercana a los cuatro millones de euros. La confianza en él es total, aunque se asume que habrá que ir con pies de plomo con él. Mientras, desde Uruguay confirman que la liga del país sudamericano se le ha quedado pequeña, que su presente y futuro debe estar en Europa. Su compatriota Darío Silva, mito para el malaguismo, apuntó en Onda Azul que "su estilo es muy parecido el mío", algo que deja en una buena posición de salida a Santos.

Keko ha sido el último en sumarse al Málaga más joven que se recuerda. El menudo y vivaz futbolista nació el día de los inocentes de 1991, pocas horas después de que la URSS dejara oficialmente de existir. Producto de la cantera del Atlético de Madrid, Keko hizo su aparición en Primera con únicamente 17 años, concretamente en un empate en el Calderón a uno ante el Racing. Desde ahí alternó varias cesiones que le llevaron al Valladolid, Cartagena o Girona; para terminar rescindiendo por los colchoneros y dar el salto al Calcio, aunque pisó la Serie B siendo cedido al humilde Grossetto. Albacete y Eibar fueron los últimos conjuntos de este joven trotamundos que ahora aterriza en la Costa del Sol convencido del "gran proyecto" de los malaguistas, como admitió su representante, Gelu Rodríguez, en Cope Málaga. Éste apuntó también que "los que estamos en el mercado vemos que el Málaga se está moviendo bien", algo que ha ayudado a que el jugador vista la blanquiazul a pesar de contar con "mejores ofertas".

El que no cambiará de camiseta, pero sí de división, será Mikel Villanueva. El venezolano, que no ha podido sumar minutos en la Copa América Centenario, convenció a Arnau y su presencia en el primer equipo está asegurada. Su polivalencia -puede actuar de lateral izquierdo y como central- es una buena carta de presentación para el vinotinto, nacido en abril de 1993, que ya sabe lo que es marcar en una fase de clasificación para el Mundial. Jugar en Tercera División no ha sido problema para que Villanueva haya podido mostrarse al panorama futbolístico. No cabe duda que la competencia va a ser feroz para el joven defensa, más si cabe cuando en su perfil se encontrará con el mariscal Weligton, pero esta circunstancia tiene una doble lectura: la enorme oportunidad de aprendizaje que tiene por delante.

El más bisoño de los fichajes proviene de la ciudad condal, aunque su corazón late a ritmos canarios. Sandro Ramírez será uno de los encargados de traer gol a La Rosaleda tras quedarse sin ninguna opción en Barcelona, siempre a la sombra de Messi, Neymar y Suárez. Su nacimiento se produjo en julio de 1995, apenas un mes antes del lanzamiento del sistema operativo Windows 95, que desató la contemporánea competencia entre Steve Jobs y Bill Gates. Por tanto serán 21 los años que cumpla Sandro próximamente, aunque en su corta carrera ya ha tenido tiempo de sumar minutos en todas las competiciones que esta temporada ha disputado el Barcelona. A tenor de lo visto a principio de la pasada campaña parecía que tanto el canario como Munir iban a contar con minutos suficientes como para demostrar que tenían un hueco en el primer equipo. Nada más lejos de la realidad. Esto llevó al canario a rescindir con el cuadro culé y decantarse con la oferta del Málaga, que tenía duros competidores tanto en España como lejos de nuestras fronteras. Internacional en categorías inferiores desde la sub 16, Sandro es la más clara muestra del concepto que tienen Arnau y Juande sobre el nuevo proyecto blanquiazul.

Un Málaga imberbe e ilusionante a partes iguales que, sin encontrar excusa, ha calado en el seno del malaguismo, que espera con impaciencia el pistoletazo de salida a la pretemporada. Un equipo que aspira a cotas altas a través del hambre que aportan sus fichajes, que han puesto de moda los 90 en La Rosaleda.

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