Alaves - Málaga

Golazos como parches (1-1)

  • Un disparo lejano de Rosales a falta de cinco minutos permite rescatar un punto en Vitoria tras otro partido a remolque. Posible lesión grave de Diego Llorente y expulsión de Juanpi.

El Málaga compra puntos con genialidades. Ora la irrupción de En-Nesyri, ora un minuto mágico de Duda, ayer un taponazo de Rosales. Nueve puntos tras ocho jornadas son pocos para las expectativas que había en verano, pero justos, acaso alguno de más, para el juego que despliega el equipo de Juande Ramos en este primer cuarto de Liga. En Mendizorroza arrancó una igualada gracias a un espectacular latigazo del venezolano, su primer gol oficial en España. Ocho de sus nueve puntos los ha conquistado en remontada, los empates en Vitoria y Cornellá y las victorias ante el Athletic y Eibar. Habla bien de la capacidad de sufrimiento del equipo, de compromiso. No se abandona y esa es una virtud. Nadie le ha pisoteado. Su problema es la expectativa creada en verano. Se pensaba en Europa y el juego es de mitad baja.

Distorsiona ese yugo colgado con los objetivos soñados. No es lo que se esperaba, aún, este equipo. Tampoco es una birria, sucede que no se le ve mejoría. El click puede producirse en cualquier momento, o no, pero no aumentan los momentos de fluidez, de buen juego. 

 

Una constante es comenzar con el pie cambiado. Si cuando hay un doble remate de cabeza en el área propia se considera un error, si el autor es el mismo las dos veces se multiplica el fallo. Después de que el Málaga tuviera cinco minutos maniatado al Alavés, Deyverson se anticipó a Llorente, otra vez falto de contundencia, y el balón salió bombeado. Kameni salió a buscarlo. Y cuando se abandona la portería y hay gol la pifia es clamorosa. Deyverson ganó el salto con la cabeza a las manos de Kameni. Y el balón entró manso. Pocos minutos después se lesionó Llorente. Se fue en camilla y la lesión tiene mala pinta. Por los gestos propios y ajenos, aquello debió sonar. 

 

Otra vez a remar, una costumbre. Juanpi salió por el zaguero merengue y se reordenó el equipo. En su debut, Mikel Villanueva dejó gratas impresiones. Se fajó bien y sacó la bola con cierto critero y aplomo. Kameni se redimió en parte con un mano a mano con Deyverson y una buena anticipación a Edgar. Dominó el Málaga, pero el Alavés llegó con más claridad.

 

Tras el descanso, cuando En-Nesyri relevó a Ricca, Théo Hernández, un cañón en la banda izquierda aunque en el descuento se le peló un cable para hacer una durísima entrada a Camacho que le costó la roja, puso el uy en dos incursiones, un disparo lejano y un centro ajustado. Le sucedieron 15 minutos de buen juego malaguista, los mejores con Juanpi al mando. Su chiquillada del final, desplazando el balón en el descuento para una roja, es para llamarle la atención. No está el equipo para prescindir de él. Sandro la tuvo, pero Pacheco repelió con un paradón abajo. Rosales empaló y salió rozando el poste. Las fuerzas empezaron a escasear en el Málaga y el Alavés contragolpeaba. Pero en el rechace de una falta, el lateral venezolano, seguramente el jugador más peligroso del ataque, controló y soltó un derechazo que se coló por la escuadra de Pacheco. Un golazo que precedió a un final bronco que dejó un reparto de puntos. Uno más para un Málaga que suma pero que no llena.

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