Málaga de ayer a hoy

Mercado callejero para recibir la Navidad

  • Plaza de Félix Sáenz: el entorno de Puerta del Mar se convertía en una feria en los días previos a la Navidad donde se vendían todo tipo de productos navideños, incluso pavos vivos.

La Navidad de 1940 fue a buen seguro una de las más tristes para muchos malagueños que habían sufrido las consecuencias de una cruenta Guerra Civil, que había terminado apenas un año y medio antes. Todavía flotaba en el ambiente la sensación de victoria o derrota, el recuerdo de los muertos, el dolor por los encarcelados o exiliados, y la mayor parte de la población tenía serios problemas para acceder a los alimentos más básicos.

Pero pese a los duros momentos de los primeros años de la posguerra, hubo tradiciones que no se perdieron y la venta callejera de pavos en los días previos a las fiestas continuó en Málaga. "Los paveros, con sus boinas caladas y las cañas en sus manos, acudían del mundo rural a la ciudad a vender sus productos en esas fechas", explica el historiador malagueño Víctor Heredia.

La céntrica Plaza de Félix Sáenz, conocida tradicionalmente como Plaza de la Alhóndiga, era el punto de venta, ya que el entorno de la Alameda y de Puerta del Mar se convertía en un bullicioso mercado de los alimentos típicos de Navidad. Niños y jóvenes acudían a contemplar el espectáculo de las piaras de pavos deambulando por estas calles próximas al mercado de Atarazanas pastoreados por los paveros y que anunciaban su presencia con sus ruidosos graznidos.

Los puestos del mercadillo de Puerta del Mar ofrecían generalmente precios más baratos que los de la Alameda. En la antigua Alhóndiga, donde ahora está el edificio de Félix Sáenz, se amontonaban los manjares más demandados en estas fechas como frutas de temporada, turrones, chorizos, longanizas y todo tipo de postres frescos y secos, aunque también se instalaban puestos que vendían figuras para la decoración de los nacimientos.

Por entonces la tradición de celebrar la Nochebuena con una opípara cena en la que el pavo constituía el plato principal contaba con un consolidado arraigo, sobre todo, entre los más pudientes. Su elevado precio, que aumentaba en las fechas cercanas a la Nochebuena (un pavo costaba unas 15 pesetas), hacía que este manjar no estuviera al alcance de todos los bolsillos.

Para la mayoría de los malagueños de la época, el pavo era sólo una aspiración y elaboraba el menú con platos más modestos, como sopas de pescado, potajes de garbanzos y ensaladas, acompañadas del vino dulce de la tierra. En los menús caseros no solían faltar en esa noche tan especial las frutas de temporada, especialmente las ácidas, como naranjas, limas, manzanas, camuesos, peras y uvas.

Una feria de Navidad muy comentada

Son numerosos los testimonios que hablan de la animación que se producía en la feria de Navidad de la Plaza de la Félix Sáenz. El reverendo inglés Frederick Meyrick escribía en 1849: "En la ciudad, el ruido de los que compraban y vendían era digno de ver. Las calles estaban atestadas de víveres. Cientos, qué digo, miles de pavos vivos, en rebaños, merodeaban alrededor de nuestra casa, molestando al máximo".

El edificio que le dio nombre

En las promociones hechas en los solares de la antigua Alhóndiga, destaca el edificio que da nombre a la plaza. Fue el comerciante Félix Sáenz cuando en 1915 comunicó todos los edificios de la manzana y levantó una fachada modernista a la plaza. El inmueble que ha identificado durante décadas a los "almacenes de tejidos y novedades" fue obra del arquitecto Manuel Rivera Vera.

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