Málaga de ayer a hoy

Una joya patrimonial en el corazón de Andalucía

  • Antequera: fue durante principios del siglo pasado el segundo municipio más poblado de la provincia y siempre ha destacado por el rico patrimonio que ha logrado atesorar.

Antequera a principios del siglo XX era la segunda ciudad más grande de la provincia, después de la capital, con más de 32.000 habitantes censados en 1910. En esos momentos la mayor parte de la población se dedicaba al campo como jornaleros, aunque todavía había unos 1.500 trabajadores empleados en las industrias textiles laneras. Pero por lo que siempre ha destacado este municipio emblemático es por su carácter monumental y que se fundamenta en el amplio patrimonio arquitectónico que atesora de iglesias, conventos y palacios barrocos, en la Colegiata renacentista, la Alcazaba medieval y el conjunto de los Dólmenes.

Uno de sus puntos más conocidos, a pesar de haber ido cambiando su fisonomía en todos estos años, es la actual Plaza de las Descalzas, espacio urbano en el que la Carrera (ahora calle Madre Carmen del Niño Jesús y entrada desde el viejo camino de Granada), se abría formando dos vías: la calle Encarnación hacia la Plaza de San Sebastián y la Cuesta de Barbacanas que sube hasta la Alcazaba. A principios del pasado siglo, estaba presidida por una de las múltiples hornacinas populares que existían repartidas por todo el casco urbano de Antequera y tres edificios singulares la distinguían, según el historiador malagueño Víctor Heredia. El convento de las Descalzas y de su iglesia dedicada a San José, el Pósito y al fondo la Torre del Homenaje de la Alcazaba, rematada por el templete conocido como el Papabellotas debido a que "su construcción fue costeada con las rentas de un alcornocal que era propiedad municipal", contó.

Esta torre, la más importante y de mayor volumen de la fortaleza antequerana y una de las más anchas de Andalucía, está coronada por este templete construido en 1582 para colocar la campana y el reloj que marcaban la vida ciudadana en aquella época.

El aspecto actual de la Plaza de las Descalzas data de principios de la década de 1970. Años antes se derribó la manzana de casas, de forma triangular, que separaba la fachada de las monjas del cruce entre las calles Carrera, Calzada y Encarnación. El solar que quedó libre fue urbanizado en esa época, quedando como un espacio peatonal, elevado sobre el nivel del tráfico y adornada con bancos, magnolios y una fuente ornamental.

En la actualidad, es una pequeña plaza que sirve de encrucijada de caminos y punto de partida para las rutas turísticas que recorren la ciudad, en dirección a la Alcazaba y Colegiata por un lado, la Plaza de San Sebastián por otro, y el Coso de San Francisco en dirección a la Vega.

El convento que le dio nombre

El convento de las monjas carmelitas descalzas, que da nombre a la plaza actual, fue fundado en 1632 por una dama antequerana, María de Rojas y Padilla. Su iglesia de San José fue levantada entre 1707 y 1734, y de ella destaca su excepcional fachada barroca de ladrillo aplantillado con un curioso programa decorativo con imágenes paganas, como sirenas, tritones o caballos alados.

Plataforma logística de primer nivel

Antequera se ha configurado como una plataforma logística de primer nivel para la distribución comercial en toda Andalucía. Además, ha logrado mantener una cierta tradición industrial (que hunde sus raíces en las fábricas laneras del siglo XIX) y ser centro de una extensa comarca agrícola, apoyada en su posición central en la comunidad y la red de infraestructuras de transportes que comunican la ciudad.

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