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Túnez apela a la unidad para luchar contra el 'yihadismo' que le rodea

  • Miles de personas salen a las calles en el aniversario de la independencia del país y piden ayuda ante el terrorismo. La investigación señala que los atacantes se formaron en las filas libias del EI.

Túnez conmemoró ayer el 59 aniversario de su independencia con un largo lamento y una promesa repetida en las calles: la de apelar a la unidad para evitar que el yihadismo que le rodea anegue el sueño revolucionario.

Miles de personas, con banderas rojas y en un ambiente festivo, llenaron la gran avenida dedicada al padre de la nación, Habib Bourguiba, que hace casi seis décadas declaró la independencia tras 25 años de lucha contra el colonialismo francés.

Una especie de fiesta redentora para tratar de espantar el fantasma del yihadismo, que el miércoles segó la vida de 21 personas -20 de ellas turistas extranjeros- en el peor atentado perpetrado en Túnez desde 2002.

El país "afronta una verdadera guerra contra el terrorismo que hace imperativa la unidad nacional por la seriedad de este peligro", afirmó el presidente, Beyi Caid Essebsi, en un largo discurso a la nación. Una guerra "que exige vigilancia de todas las partes: Seguridad Nacional, Fuerzas Armadas, partidos políticos y sociedad civil", dijo el octogenario mandatario, que conoció a Bourguiba y trabajó con su sucesor, el derrocado dictador Zine el Abidine ben Ali.

En la misma línea se expresaron los manifestantes, que junto a banderas y retratos del presidente portaban ayer grandes pancartas en las que pedían apoyo para la pequeña nación norteafricana. "Tiene que volver el turismo. La gente no se puede amedrentar, Túnez necesita el apoyo de todos para sobrevivir. Dígaselo a todo el mundo", pedía una joven a Efe.

Mientras el país intentaba recuperar la normalidad y la ilusión, la Policía proseguía con la investigación, que apunta al yihadismo que crece por momentos en el Sahel.

El secretario de Estado tunecino para Asuntos de Seguridad, Rafik Chelly, aseguró que los autores de la masacre se formaron en las filas de la rama libia del Estado Islámico (EI) y entraron en Túnez de forma clandestina en diciembre desde el país vecino. "Sabemos que se entrenaron en alguno de los campos para tunecinos takfiries (rama ultra-radical del Islam) de Libia, en Sabratam Bengazi o Derna", esta última ciudad bastión del EI en el este de Libia, afirmó.

Chelly admitió que estaban en el objetivo de la Policía y eran investigados, pero que se desconocía que pudieran estar planeando un ataque de esta envergadura.

El atentado se produjo el miércoles cuando un joven de unos 20 años abrió fuego contra un grupo de turistas hispanohablantes que se hallaban en un autobús en el aparcamiento del Museo del Bardo, el más importante de Túnez.

Tras esos disparos, en los que murieron siete personas -entre ellas una pareja de jubilados españoles- los atacantes retuvieron a numerosos rehenes y se atrincheraron en una zona ajardinada que existe entre el museo y el edificio vecino del Parlamento, al que trataron de acceder.

En la operación policial posterior murieron otras 14 personas, según el último balance ofrecido por las autoridades, que fija en 21 los fallecidos. Dos terroristas fueron abatidos.

Por otro lado, los distintos países afectados comenzaron a repatriar los cadáveres de sus ciudadanos muertos y a los heridos que pueden caminar. Ayer partieron desde el aeropuerto de Túnez-Cartago ciudadanos de España, Francia, Polonia y Japón.

Un avión fletado especialmente por el Gobierno de España llegó ayer a Barcelona con los ataúdes de los dos jubilados españoles que perdieron la vida en el ataque y con la pareja de jóvenes que lograron sobrevivir tras mantenerse ocultos 24 horas en una estancia del museo.

Quienes finalmente no pudieron ser repatriados, por cuestiones burocráticas, fueron las dos víctimas colombianas, que iban a partir en el avión español.

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