Cultura

El buen toque, en la sombra

  • Percusionistas malagueños aseguran que su oficio ha estado relegado a un segundo plano dentro del género · Los puristas no los aceptan en los espectáculos

El flamenco tradicional ha dejado a la percusión relegada a un segundo plano. Sin embargo, las manos de los cajoneros también dan el compás a este arte que desde noviembre de 2010 es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Ellos, también reclaman su sitio.

David Galiano, un cajonero malagueño acompaña a los bailaores desde los 16 años, ahora tiene 26. Reconoce que "desde hace unos diez años al cajón se le da más importancia". Sin embargo, no siempre la tuvo. Incluso, hoy día, los más puristas en esto del flamenco no aceptan este instrumento como parte del cuadro. Él ha tenido varias experiencias. Entre ellas cuenta que en varias ocasiones la Peña Juan Breva "no ha aceptado la percusión dentro del espectáculo". Incluso, puntualiza que "mientras un guitarrista cobra por su trabajo 400 euros, el cajonero puede ganar unos 60".

Galiano da el compás a bailarines de la talla de Rafael Amargo y Juan de Juan. No obstante, reconoce que acompañar al baile es "más difícil". "Una vez que sabes dar el compás al bailaor puedes acompañar a cualquier guitarrista o cantaor flamenco". Así, afirma que un percusionista de baile "dilata" su oído y a partir de ahí se adapta a otro tipo de percusión. Galiano aprendió a tocar el cajón flamenco viendo vídeos de Antonio Canales.

Juanma, El Canastero, percusionista profesional desde hace 12 años confirma la situación de los cajoneros. Él viene de una familia de flamencos y comenzó tocando la guitarra. Sin embargo, al tiempo que aprendía se percató de que "las posibilidades del guitarrista se acababan con el flamenco". Su ambición le llevó a estudiar percusión. De esta manera, sus límites se alejan. No sólo toca el cajón, también la batería o la conga, entre otros.

Para explicar la situación del cajonero pone un ejemplo "bastante claro". En las reuniones de los gitanos, cuando se empieza con el cante ellos animan a los niños a tocar el cajón. "Se lo ofrecen a cualquiera". Sin embargo, la guitarra queda en manos de "alguien que sabe tocarla".Llegados a este punto, Juanma se apresura en diferenciar entre el cajonero y el percusionista. El primero "no tiene porqué tener estudios". Él, que aprendió a tocar el cajón con el bailaor Pepito Vargas, amplió sus miras y se convirtió en alumno de Teo González, percusionista de Tabletom. Así, adquirió la "independencia" que caracteriza a estos músicos y que les permite tocar más de un instrumento a la vez.

Este percusionista ratifica las palabras de Galiano y añade que "el baile y la percusión van por el mismo camino". Hasta ahora se pensaba que la guitarra "era parte imprescindible en el flamenco", pero él afirma que es la percusión quien "verdaderamente realza y da efecto al trabajo del bailaor".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios