Clara Obligado. Escritora

"La literatura debería salir de los marcos nacionales"

  • La autora publica en la editorial Páginas de Espuma 'La muerte juega a los dados', una singular apuesta por las "formas mestizas"

-La muerte juega a los dados (Páginas de Espuma) ofrece dos posibilidades de lectura, como relatos con entidad propia y como historia de corrido. ¿Cómo y por qué surgió esta forma de presentar la historia?

-Fui buscando ante todo darle al cuento algunas de las características que se han tenido por privativas de la novela, como la atención al libro completo, el manejo psicológico de los personajes o la oportunidad de desarrollar historias más amplias. Me interesaba e interesa mucho empujar los límites, trabajar en las formas mestizas.

-¿Cree que esto abre el libro a cualquier tipo de lector o exige una mayor complicidad?

-No creo que sea un libro con demasiada dificultad de lectura, al contrario que la dificultad de escritura, que sí la ha tenido. Pienso que el lector de cuentos podrá acercarse a él sin dificultad, pero también aquellos que disfruten con una novela romántica, con una de aventuras o policíaca.

-Da la sensación de que ha sido un libro muy podado, de que ha dejado detrás mucho más de lo que presenta...

-Sí, lo cierto es que sí. Me cuido mucho de no decir cosas de más, de procurar siempre decir todo lo que quiero con lo mínimo.

-La historia de La muerte juega a los dados arranca con el asesinato del patriarca familiar. Entre los principales sospechosos, se encuentran las mujeres que lo rodean que si tienen algo en común, es su condición de víctimas. A veces, de sí mismas.

-También hay hombres sospechosos, claro... Pero las mujeres llaman mucho la atención cuando ocupan el lugar de los malos, o simplemente zonas difusas. Las mujeres que aparecen aquí tienen inspiración en mujeres de mi propia familia aunque, por suerte, en mi casa no hubo ningún asesinato.

-Una de las cosas que subraya en el libro es que lo esencial en una historia de misterio no viene a ser quién mató a quién, sino qué ocurre con toda la pobre gente que queda detrás.

-He intentado ir subvirtiendo los mimbres de la novela policíaca. De hecho, el asesinato va uniendo distintas partes de la historia pero, conforme avanzas en la lectura, te das cuenta de que su resolución no es lo más importante... Algo imposible de pensar en el género negro tradicional. De hecho, aunque al final se esclarece el misterio, sigue sin ser lo importante.

-Además de la dificultad en la estructura, que va contando una trama de intriga a retales, la forma de narrar tampoco es la habitual en el negro...

-En algunos aspectos, el libro supone un homenaje a las novelas tradicionales del género de Agatha Christie. Pero, por ejemplo, en el apartado del detective vemos que la historia se enfoca de manera realista y se dirige al lector de la forma que es más convencional en el género. El resto no responde a la formalización del negro clásico, pero quería probar con otras formas de utilizar y de narrar el misterio hoy día, más allá de la novela tradicional, con un estilo muy intertextual.

-Otras de las frases claves del libro es que en el diván de un psiquiatra se terminan sentando tres generaciones, que son las que vemos pasar por aquí.

-La primera vez que escuché esa frase fue al acudir a una psicóloga, no psiquiátrica, en el proceso de fallecimiento de mi padre.

-Otra de las cuestiones que toca La muerte juega a los dados es la emigración. ¿Una vez fuera, siempre fuera?

-Yo, desde luego, después de tantos años aquí, me sigo considerando extranjera. Aunque también me ha terminado pasando en Argentina así que, la mayor parte de las veces, no me siento de ninguna parte. En este sentido, creo que en un mundo como el actual, la literatura debería estar fuera de los marcos nacionales.

-¿Se nos nota mucho la denominación de origen?

-Bueno, en todas partes se nota la denominación. Pero ocurre que hay lugares, como Estados Unidos o Francia, que son muy abiertos con la literatura que se desarrolla en sus fronteras aunque no sea de su país. Aquí podemos ser muchos los que hablamos la misma lengua, y a muchos se les publica, pero los de fuera no entran en el canon, no se les premia, no se les promociona.

-Dirige el taller de escritura creativa más veterano de este país. Visto lo que llega muchas veces a las mesas de novedades, premios y primeros puestos de ventas, ¿habría que hacer más bien una labor de desaprendizaje?

-Las mesas de novedades responden al mercado y el mercado no es un medidor literario, igual que los programas de televisión más vistos no han de ser los de mayor calidad. No tengo nada en contra de la literatura que se considera popular, pero a veces las grandes casas se equivocan vendiendo libros tan flojos. Un bestseller no tiene que implicar mala calidad. A la vez, creo que se vende bastante en pequeñas editoriales. La crisis editorial tiene que ver también con la mala elección de libros.

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