Cultura

Mano Lenta se da un homenaje

  • El Cine Goya de Marbella proyectará a partir del 17 de septiembre 'Eric Clapton: Live at the Royal Albert Hall'

El corpus legendario en torno a The Beatles contiene el rumor, harto probable, de que Eric Clapton (Ripley, Surrey, 1945) estuvo a punto de ser el sustituto de su amigo George Harrison en la formación. Ocurrió en 1968, durante la tormentosa grabación del White Album: Harrison dijo al resto que no aguantaba más y que se largaba, y la respuesta lacónica de John Lennon fue, parece, más o menos así: "Bien. Contrataremos a Eric". Eric, según la leyenda, llegó a recibir la propuesta, y su respuesta fue similar a ésta: "No seré yo quien diga no a The Beatles, pero ¿lo habéis pensado bien?" Al final, Clapton tocó en el White Album junto a Harrison, en While my guitar gently weeps, aunque su nombre no figuró en los créditos (a cambio, la esposa de Harrison terminó marchándose algunos años después con Clapton, quien compuso Layla como declaración inequívoca de intenciones al respecto, aunque ambos guitarristas conservaron su amistad hasta la muerte del primero en 2001; pero ésa es otra historia). Éste es sólo uno de los muchos episodios en torno a Clapton, fundador de grupos imprescindibles como Cream, Blind Faith y Derek & The Dominos, continuador de la estela de su maestro John Mayall en la plena integración del blues dentro del lenguaje propio del rock británico, reclamado como músico de sesión por compañeros de generación como Roger Waters (quien lo fichó como aliado tras su salida de Pink Floyd) y Phil Collins y, sobre todo, uno de los mejores guitarristas de la historia. A su fundamental trayectoria se unen capítulos vitales trágicos como la terrible muerte de su hijo, a cuya memoria compuso Tears in Heaven; y otros cuanto menos turbios, como su confeso romance con Lady Di, de la que no habló precisamente bien tras el accidente de tráfico que acabó con su vida. Para tanto y mucho más da su ingente biografía: Clapton ha cumplido 70 años en este 2015 y para celebrarlo ofreció el pasado mayo siete conciertos en uno de sus templos predilectos, el Royal Albert Hall londinense, en los que dio buena cuenta de su legado. Semejante homenaje otorgado por Mano Lenta a sus propios méritos merecía una posteridad que llegó en forma de película documental, donde se recoge lo mejor de aquellas sesiones. Mientras se ultima su lanzamiento doméstico, el filme, titulado a la llana Eric Clapton: Live at the Royal Albert Hall, tendrá su estreno también en salas de cine el mes que viene, una fórmula a la en los últimos años se han apuntado otras estrellas veteranas como Bruce Springsteen y Peter Gabriel. El festín podrá disfrutarse así en pantalla grande en unas cuantas salas seccionadas en España entre las que figura el Cine Goya de Marbella como único recinto en toda la provincia de Málaga, con el estreno señalado el día 17. Una buena noticia para los seguidores del figura que profesan su fe en esta remota esquina del Mediterráneo.

Para su órdago en forma de fiesta de cumpleaños, Clapton se rodeó de una banda abrumadora en la que militaban viejos conocidos que le llevan secundando no pocas décadas, como el batería Steve Gadd y el bajista Nathan East (un tándem que justifica por sí solo el disfrute del concierto), Paul Carrack (el cantante de Mike & The Mechanics) a la voz y los teclados, Chris Stainton a los teclados, Sharon White y Michelle John a los coros y un especial compañero de batallas de Clapton, el guitarrista Andy Fairweather Low, que se une a los bises con una versión del High time we went de Joe Cocker. El documental incluye entrevistas con Carrack, Squire, Fairweather Low y los periodistas Hugh Fielder y Paul Sexton, que glosan el espíritu, la obra y la influencia de un creador único.

El repertorio revisa con detenimiento las múltiples facetas de Eric Clapton: Somebody's knocking de J. J. Cale abre un fuego que clausura otro himno del mismo guitarrista fallecido hace un par de años (y para quien Clapton promovió un álbum en clave de tributo poco después de su muerte), la imprescindible Cocaine, habitual en el set list de Clapton desde el lanzamiento de Slowhand en 1977. Entre un extremo y otro, el protagonista brinda al respetable, armado con su Fender, no pocas joyas de su discografía en solitario y al frente de Derek & The Dominos, como Pretending, Wonderlul tonight, Let it rain, Tears in Heaven y Layla, interpretadas las dos últimas en el registro acústico que le confirió uno de sus mayores éxitos en 1992 con el MTV Unplugged. Pero Clapton dedicó aquellos conciertos a otro de sus grandes amigos que recientemente partieron otra vida, el sin par B. B. King, con lo que el repertorio rezuma blues por todas partes con covers bien conocidas por los seguidores del músico británico: ahí se cuelan Hoochie Coochie Man de Willie Dixon, Nobody knows you when you're down and out de Jimmy Cox, Before you accuse me de Bo Didley y dos piezas maestras de Robert Jonhson: Little queen of spades y Cross Road blues. Hay más versiones, como las de You are so beatiful de Billy Preston y I shot the sheriff de The Wailers. Tampoco falta un conmovedor recuerdo a Blind Faith con un Can't find my way home cantado por Nathan East. Se echan en falta, eso sí, clásicos de Cream que no están y que Clapton guarda habitualmente en la baraja, como White room y Sunshine of your love. No obstante, resulta difícil ponerle un pero a una herencia de tal calibre, una fuente de la que han bebido el rock y el blues contemporáneos a partes iguales y que recuerda que hace no demasiado tiempo la música popular admitía el genio y el asombro en sus costuras.

Ante una obra tan vasta, la historia de la música de Eric Clapton es también la de la memoria personal de quienes frecuentan sus discos. Y, a falta de un Royal Albert Hall, bueno es un cine para alimentar el recuerdo.

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